Asan, las canciones, la Inteligencia Artificial y las bellas artes: “Soy nerd por naturaleza”

Con apenas 23 años, el productor de los grandes éxitos de Duki, Khea y otros referentes del género urbano propone su propio viaje sonoro por un museo muy particular

Por  MARTÍN SANZANO

diciembre 8, 2023

Asan: “Es natural en mí ponerme con algo que sea innovador y nuevo”.

Gentileza Prensa/@matiguido

Tomas Santos Juan, mejor conocido como Asan, tiene apenas 23 años, pero produce y hace música desde hace una década. Arrancó con la electrónica, a la que define como su primera gran pasión. Y, a los 17 años, comenzó a ganar algo de plata de la mano de Mueva Records, el sello discográfico de Omar Varela, responsable del big bang de la escena urbana local que conocemos hoy.

El rol de Asan fue producir a los raperos y freestylers que estaban emergiendo y que decidían dar sus primeros pasos en la música. Unos tales Duki, Khea, Cazzu, todos nombres que había puesto en el mapa El Quinto Escalón, la competencia de improvisación que comandaban Alejo (mejor conocido como Ysy A), Muphasa y otros referentes de aquellos años fundacionales.

En paralelo a su actividad profesional (produjo éxitos como “Hello Cotto” y “Goteo”, de Duki, o “Como le digo”, de Khea), Asan también hacía su propia música, cantaba e incluso rapeaba, pero no fue hasta 2020 que tomó la decisión de lanzar su propia carrera con “Los Fajos”, una colaboración con dos raperos amigos, Midel y Tobi, y producción de Zecca. Un trap de bajos bien potentes que también sirve de canción de amor a la guita.

A partir de ese momento, Asan no paró nunca más. Lanzó su primer EP, Emocional (2020), hizo su propia BZRP Music Sessions (“Mi música la quiero en la radio/mi cara en la tapa de los diarios”, canta con su flow de tecno-chicle), editó su primer álbum de estudio, Almamáter (2021) y, este año, sacó el segundo, Bellas Artes Malas Vidas, un trabajo ambicioso en el que se valió de la Inteligencia Artificial para crear un recorrido por un museo muy particular. Y en el que la propia máquina oficia de guía del viaje sonoro. Todo muy literalmente.

¿Con qué programa empezaste a producir?

Con el FL Studio [Fruity Loops Studio]. Mi primer amor creo que habrá sido el rap y el hip hop, pero a los 13 años, cuando arranqué a producir, me volví loco con la electrónica y mi ídolo se volvió Skrillex. Ahí me puse a averiguar cómo hacer música. En Google, lo primero que salió fue el FL Studio. Me bajé eso y nunca lo dejé de usar. Lo uso hasta el día de hoy. Me puse a toquetear hasta que aprendí. Después, empecé con el trap, pero en esta industria te vas a encontrar con mucha gente que viene de la electrónica y del heavy metal.

¿Cómo nació el concepto de tu último disco, Bellas Artes Malas Vidas?

Lo primero que se nos ocurrió con mi equipo es que el disco sea un museo. A partir de esa idea, explotaron todas las demás. Cada tema del disco iba a ser una obra. Yo estaba muy metido con la Inteligencia Artificial (IA) cuando empecé a armarlo. Con esa tecnología podés crear imágenes a partir de texto. Ahí fue cuando dijimos: hagamos que cada obra de arte, que representa cada tema, esté hecha con IA. Pero, ¿qué pasaba si íbamos a fondo? Pisamos el acelerador bien pisado e incluimos a la IA en todos los aspectos posibles del disco. Entonces, ya que teníamos el museo y las obras divididas en secciones, que a su vez eran emociones, ¿por qué no tener a la IA como partícipe del museo y hacer que te guíe a través de ese recorrido? Cada uno de los interludios que presentan las diferentes secciones fue creado con IA. Yo no escribí ninguno de esos textos, solo le di instrucciones a la herramienta para que los haga. Y luego los curé, claro, para que tengan sentido.

“En esta industria [del trap] te vas a encontrar con mucha gente que viene de la electrónica y del heavy metal”, dice Asan. (Foto: Gentileza Prensa/@matiguido)

Para ser tan complicado, lo resumiste bastante fácil…

Todavía falta una cosa más por explicar. El punto final en el que incluimos a la IA, y el más fuerte de todos, en mi opinión, es que este disco no solo tiene este concepto, sino que además cuenta una historia con nudo y desenlace. En el afán de intentar hacer algo un poco más profundo que simplemente una escucha y poner en la mesa algo diferente, sentí que se podía magnificar la experiencia. Sin hacer spoilers, por si todavía no lo escucharon los que están leyendo esto, en el cuarto interludio la IA se enoja, escribe un tema y canta. Ahí entra la disyuntiva de la tecnología. Si es una IA superinteligente y puede expresarse de manera increíble, pero simplemente es dirigida, ¿por qué no puede dirigirse a sí misma, si no tiene nada que le impida ser humana?

¿Siempre fuiste de imaginar futuros distópicos y flashear con la ciencia ficción?

Soy nerd por naturaleza. Desde los 13 años, cuando decidí sentarme en una computadora y aprender cosas, y fue lo que me dio la materia prima para ser lo que soy hoy en día, como persona y como artista. Es natural en mí ponerme con algo que sea innovador y nuevo. Y, sobre todo, que tenga que ver con el arte. Esas cosas siempre me van a llamar la atención. Me parece que algo tan disruptivo y tan bisagra en la historia de la humanidad, como lo es la IA, requería que yo le pusiese atención y me meta a fondo.