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“Quedarme así significaba abrir el micrófono para quedarme en silencio”: Simona Sánchez

Con las denuncias de acoso sexual en RTVC no solo ha sorprendido el proceder de algunos de sus integrantes, sino el silencio y las represalias sobre voces que han apoyado a las denunciantes, como las de Simona Sánchez

Por  LAURA VÁSQUEZ ROA

diciembre 7, 2022

Cortesía Simona Sánchez

Simona Sánchez no solo es una voz insignia de la radio pública en Colombia, sino que su imagen parece inseparable de la marca Radiónica, la emisora alternativa del Sistema de Medios Públicos, RTCV. En octubre, cuando la investigación de la revista Volcánicas sobre la denuncia de acoso sexual al interior de la emisora vivida por la periodista Laura Ubaté salió al aire, Simona se solidarizó, pidiendo mejores respuestas y protocolos para prevenir estos casos. Ahora, con un nuevo grupo de denuncias recogidas por el mismo medio, sobre contratistas de RTVC y el director de Radiónica que habrían acosado y tenido comportamientos inapropiados con oyentes mujeres y colaboradoras, Simona volvió a pronunciarse públicamente. La respuesta que recibió fue desconcertante, pues incluyó el silencio de las directivas ante sus exigencias y la no renovación de su contrato con la emisora en la que trabaja hace más de diez años. En ROLLING STONE hablamos con ella.  

¿Cómo te has sentido con lo que ha pasado?

Desde octubre, cuando salió la primera denuncia, tuve momentos de sentirme indignada, de esperar unas formas de proceder que estaban fuera de mis manos, pero uno anhela porque cree en un proyecto con ciertas características. En ese momento sentía mucho dolor y mucha indignación de saber que estaba pasando eso y lo expresé muchas veces desde ese lugar de sentirme molesta y saber que de alguna manera no tenía injerencia y que, aunque manifestara lo que pensaba al grupo de trabajo, eso tampoco tenía una repercusión real. Ahora, con lo nuevo que ha pasado, honestamente todo ha sido muy fuerte emocionalmente. Esto es como si estuviera viviendo un duelo o una separación que ha acabado de la peor manera. He tenido días muy feos, otros un poco más serenos con cosas que de entrada me sorprendían y que ya no me sorprenden. También he tenido rabia y miedo porque entiendo la repercusión pública y lo que ocurre en redes sociales donde cada persona dice todo lo que piensa y saca lo peor de sí, queriendo acabar con uno, con la emisora, con cada una de las personas allí que no tenemos nada que ver.

¿Todo esto terminó por afectarte a ti que no tienes nada que ver con lo denunciado?

El foco debe estar en las personas que han dado sus testimonios y en las personas a las que han señalado de haber sido agresores y de la institución. Dentro de la emisora yo no representó a mis compañeras, porque cada una tiene una visión y una experiencia diferente de las cosas. Soy la que llevo más años y soy la mayor en edad, por eso vivo realidades diferentes. Pero todo ha sido muy doloroso desde el principio porque raíz del silencio de los directos implicados todo empezó a dirigirse hacia quienes somos más visibles y por lo tanto yo recibí ese primer totazo público de gente que le decía uno todo lo que se le pasaba por la cabeza.

Cuando yo decido hablar no solo al interior sino el exterior de la emisora, toda la respuesta ha sido silenciosa, pero también simbólica a través de acciones que ha tenido la institución contra mi postura y todo lo que se ha implicado. Obviamente también está la angustia de irme del lugar en el que llevo tanto tiempo.

¿Te sientes maltratada o castigada por haber hablado?

Sí. Absolutamente sí. Obviamente esto entra en el reino de la percepción. Yo no sé cuáles son las razones de ellos para actuar conmigo, para no responder sobre lo que les escribí. Siento que eso es una represalia por la manera en la que me estoy expresando. Hay personas que dicen que es normal que cuando uno no tenga un contrato plenamente activo le deshabiliten el correo electrónico o lo saquen del chat, pero ahí tengo que hacer una aclaración. Yo llevaba dos semanas y media sin contrato, sin acta de finalización porque se iba a firmar un nuevo contrato y no me habían sacado el chat en ese tiempo. Si fuera ese el orden de las cosas, yo no debería haber tenido correo electrónico ni chat desde hacía dos semanas y media, y no inmediatamente después de haberme pronunciado. Llevo 10 años en RTVC de manera continua con contratos de prestación de servicios, esa es la realidad del 95% de quienes estamos ahí y no somos servidores públicos como nuestros jefes. Tenemos contratos que duran algunos meses y que todo el tiempo se están acabando. Siempre, entre contrato y contrato, seguía activa.

Tú habías enviado un correo previamente a tus jefes mostrando tu inconformidad, pero no fue respondido…

Nunca recibí una respuesta. Hubiese sido muy diferente si yo me hubiera manifestado en redes sociales primero sin hacérselo saber a mis jefes directos, pero antes de publicar esto, les envié desde mi correo electrónico a sus correos una comunicación y hasta la fecha no he recibido ninguna respuesta. Es más, inmediatamente después de haberme inhabilitado el correo electrónico personal y sacarme del chat de la emisora, me llegó un correo a mi correo personal solicitando que pasara mi última cuenta de cobro. Todo esto se activó inmediatamente después de mi publicación en redes.

¿Cómo habían procedido antes en la emisora cuando te manifestaste sobre las denuncias de Laura Ubaté?

Las instituciones están conformadas por personas y no entiendo las formas de proceder de personas que a algunas conozco y otras no. No sé quién ni cómo se están tomando las decisiones en este instante. Desde octubre yo me enterado de pocas cosas que han sucedido porque no suelo hacer parte de las reuniones de equipo de la emisora. Luego de las denuncias de Laura Ubaté se me citó a dos reuniones colectivas de las que normalmente yo no hacía parte y en una de esas reuniones donde estaba quién era el director de la emisora y más compañeros, manifesté todo lo que pensaba respecto a las denuncias de Laura y la manera de proceder de RTVC. Incluso antes le había mandado una primera manifestación a cada uno de mis jefes y siempre la respuesta era que me respetaban mi derecho a opinar, pero salían con una serie de justificaciones de su manera de proceder.


“Esto nos debe llevar a una conversación más amplia en la industria de la música, a pensar en cuántas emisoras, no solo públicas, sino privadas, tienen estas dinámicas, cuántas van a colegios, cuántos de esos disc-jockeys han hecho eso mismo”


¿Crees que eres quien está recibiendo la responsabilidad de lo que está pasando?

Yo no soy el foco de las denuncias, pero claramente hay un efecto e incluso una violencia colateral contra quiénes expresamos nuestra postura con relación a las denuncias. Yo dije puntualmente que, si no se tomaban unas medidas drásticas, no firmaría el siguiente contrato que estaba por firmar. En eso fui clara. Puse ese condicionamiento y lo asumo porque para mí es inviable dentro de mi forma de ver el mundo, de mi ética como mujer, estar en medio de estas condiciones incongruentes con el mensaje que llevo dando durante un montón de tiempo.

Manifesté mi inconformidad con el silencio de los directos implicados en cada una de las denuncias, el silencio rotundo que lo que hizo fue que el reclamo colectivo cayera sobre quiénes no tenemos responsabilidad en esos actos y por eso manifesté que pienso que ante cualquier tipo de violencia es importante abrir la conversación, asumir y ofrecer una reparación. Era posible decir que estamos en un proceso, que sentimos mucho lo que está pasando, dar lugar y la voz a esas denuncias.

¿Tu reclamo iba dirigido a la respuesta que habías visto?

Me manifesté en contra de ese silencio y de ese comunicado que era totalmente impersonal frente a lo de Laura. Para mí eso era como un gaslighting institucional, porque era una negación, un “esto nunca sucedió”. Esto es una conversación “reciente” que tenemos como sociedad y por eso es válido decir que no se sabía cómo manejarlo, que la institución no tenía esas herramientas. Yo sentía que esos comunicados no decían absolutamente nada. En Radiónica decíamos que es chévere pensar en voz alta, decir las cosas con las que no estamos de acuerdo, pero de repente la emisora se volvió súper fría y no respondía de ninguna manera. Exprese que las mujeres del equipo, las artistas y las oyentes, terminábamos instrumentalizadas porque uno no puede estar hablando de contenidos de género en un medio donde ocurren situaciones de violencias de género.

¿Crees que has sido incómoda para la emisora?

Seguramente soy y he sido profundamente incómoda desde mi forma de ver las cosas. Tal vez por eso antes no me citaban a reuniones, no lo sé. También dije que no entendía porque ese protocolo que habían socializado una sola vez a mitad de año no podía hacerse público y me dijeron que era un documento interno. Yo no entendía. Sí somos una institución pública, ¿por qué no mostrarlo? Yo sentía que era un protocolo que no parecía efectivo, que no fue bien comunicado, que no tenía en cuenta las múltiples violencias. En este instante si fuera víctima de violencia dentro de la institución no tendría ni idea de qué hacer ni a dónde acudir. Si tuviéramos un buen protocolo se podrían resolver situaciones como que haya un periodista denunciado por violencia de género que sigue al aire, por ejemplo. Aunque muchos no somos funcionarios públicos por nuestro tipo de contrato, sí hacemos parte de una institución pública y tenemos una responsabilidad social.

¿Cómo te sientes frente al efecto que tuvo esto en tu trabajo?

Es muy duro desde muchos lados. Hay algo que tiene que ver con la dignidad y la solidaridad aquí que lo he pensado mucho estos días y es que no me puedo quedar callada ante una injusticia. Y aunque esto tenga un efecto colateral que mucha gente prefiere no asumir, a mí me criaron de una forma en la que no puedo quedarme quieta ante una situación así. Cuando yo dije lo que pensaba no tenía una fórmula clara de qué iba a pasar porque desconozco las formas de actuar de las personas que están allí y he visto aspectos que no conocía de algunas de estas personas.

La emisora es de muchas y muchos que le hemos dedicado nuestra vida y nuestro trabajo, incluso nuestra imagen que ni siquiera hacía parte de un contrato. Durante mucho tiempo yo he sido parte de la imagen, aunque nunca me contrataron para que lo fuera. Ahora no sé si es que usufructuaron mi imagen y me instrumentalizaron, pero yo nunca lideré un equipo, nunca tuve un poder real de decisión. Junto con otros éramos los de la portada, pero hasta ahora me estoy dando cuenta de que no teníamos mucho por decidir y ahora la gente me cae pidiéndonos cuentas. Pero aparte de eso, también era consciente de que podía pasar lo que pasó y es que me dijeran que chao, pero lo que nunca me imaginé es que no me dijeron nada. Eso es lo más doloroso…

¿Pensaste que podías irte en estas condiciones?

Mucha gente en redes ha comentado que cómo es posible que una periodista lleve 10 años con una orden de prestación de servicios. No soy la única y ahora pienso en que estoy saliendo con un brazo adelante y otro atrás. Seguramente ellos dirán que yo renuncié, pero yo vuelvo a mi texto y yo no digo que me voy. Digo lo que está sucediendo y que espero que se garanticen ciertas condiciones, que esa es mi postura, pero vino un silencio cruel y una forma de proceder que me quitó del camino. Si yo volvía así, hubiera tenido que abrir el micrófono para quedarme en silencio.

Ahora que el director pidió una licencia por un tiempo, me preguntan que si yo volvería, pero hay muchas cosas que no se han entendido ni solucionado. Esto no fue solo hacia una persona, sino hacia varias. No solo están las denuncias, sino la ausencia de protocolos. Las exigencias son varias. Esto es algo que se suma el asunto de la contratación, porque yo no puedo creer que ahora esté pensando en qué voy a trabajar. Tengo un hijo y esto no me fue informado con anticipación. Yo no estoy salvando a nadie. Me estoy solidarizando con una causa. Tengo una postura ética con esa causa y rechazo lo que está sucediendo. Me duele que eso pase en un lugar en el que creí tanto y en el que mi voz y mi imagen se pusieron enfrente para replicar tantos mensajes que ahora se están derrumbando.

CORTESÍA SIMONA SÁNCHEZ

¿Qué esperas que pase? ¿Qué efectos crees que debería tener esto más allá de las denuncias en sí?

Deseo que cambien muchas cosas allá. Me duele mucho que la marca Radiónica esté tan afectada porque la emisora no es de una persona, es de ustedes y de nosotros. Muchas personas hemos puesto parte de nuestra vida, muchos artistas. Me duele verla así y que el silencio continúe como si los implicados y la institución estuvieran esperando a que a la gente se le olvide. Ojalá cambié todo para los que están y para los que vengan. La radio pública es un derecho. Siento que hice las cosas como tenía que hacerlas. Puede que a mucha gente le disguste, pero ante todo estoy firme con lo que he expresado.

Creo que esto nos debe llevar a una conversación más amplia en la industria de la música. A partir de estas denuncias esto nos debería hacer pensar en cuántas emisoras, no solo públicas, sino privadas, tienen estas dinámicas. Cuántas de las emisoras que van a colegios, cuántos de esos disc-jockeys de pronto han hecho eso mismo con chicas menores de edad, cuántos jefes han abusado de su poder con relación a su equipo de trabajo en los medios de comunicación, cuántas mujeres lideran medios de comunicación. Siento que son muchas las preguntas que se abren. Ojalá muchas personas se estén cuestionando. Es difícil tomar postura porque puede haber represalias y eso es muy triste porque no debería ser así, pero si sirve para que esto se transforme medianamente, pues aquí estamos.

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