El último show de Sumo: cómo se gestó el documental que se estrena en el Bafici

El film de José Luis García rescata las imágenes de uno de los últimos conciertos de Sumo antes de la muerte de Luca en 1987

Por  OSCAR JALIL

abril 20, 2024

Gentileza Barakacine

Antes del arranque furioso del último recital de Sumo en Obras, Luca Prodan anuncia: “Esta noche, el show es un show al revés. A mí se me dio vuelta la vida… También es un show dedicado al amor y a que la gente se respete el uno al otro. ¿Ok? Y entonces (…) el primer tema es lo que le dijo Borges al punk en el tren, en Londres: ‘Fuck you!’”.

Horas antes, José Luis García había pasado a buscar a Luca por el caserón de la calle Alsina y juntos tomaron el colectivo 29 en Plaza de Mayo hacia Núñez. El joven cineasta casi no había tenido trato con el cantante de acento raro, lo conocía, sabía quién era gracias a las mil historias relatadas por un amigo en común, pero de ahí a acompañarlo horas con una cámara sin al menos una charla previa sonaba arriesgado. “Vos seguilo a Luca”, le dijo el dueño de la cámara y José Luis cumplió al pie de la letra.

Luca Prodan junto a Roberto Pettinato. (Foto: Gentileza Barakacine)

El registro de esa noche, una especie de interminable toma secuencia, es un valiosísimo documento sobre una experiencia que parecía intransferible. Siempre costó explicar a las nuevas generaciones cómo era Sumo en vivo. No había modo de describir la contundencia escénica y el naturalismo bravo que expresaban el sexteto arriba y abajo del escenario, una liga de adorables desquiciados marcados por el magnetismo de su cantante. En casi hora y media de un recorrido vertiginoso sobre la vida secreta de un concierto de Sumo, Fuck You! El último show es la conclusión final de aquella excursión al corazón salvaje del rock de los 80, y que se estrena el viernes 26 de abril en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), en el Cine Gaumont.

A principios de octubre de 1987, Luca le pidió a su amigo Rodrigo Espina que comenzara a registrar en video los conciertos de Sumo porque no creía que fuera a llegar a fin de año. “Recibimos el mensaje, pero creo que no éramos conscientes. Luca no podía morir. Yo nunca había ido a ver a la banda y de repente estaba ahí metido en los camarines y en el escenario del que sería su último gran show y luego, en los meses siguientes, en algunos más hasta que Luca murió”, dice José Luis García, que conoció a Rodrigo Espina trabajando en la filmación de La historia oficial de Luis Puenzo. Poco más tarde terminaron uniendo fuerzas en diferentes proyectos. “Trabajamos juntos en nuestros cortos y en uno de Rodrigo (El día que reventaron las lámparas de gas), en el que Luca hizo un personaje; ahí lo conocí. La foto del afiche de Luca es una que le tomé en ese rodaje”, cuenta el cineasta, que fue parte del titánico documental sobre la vida de Luca dirigido por Espina.

“Cuando Rodrigo me dijo que no podía ir esa noche a Obras porque se casaba uno de sus hermanos, me dio la cámara y me dijo ‘vos seguilo a Luca’. Y eso hice. Luca fue el guía. Y si bien los músicos se sorprendían con que alguien tuviera ese acceso, con una camarita VHS que no era considerada profesional, le pusieron la mejor onda y participaron todo el tiempo”. Con tan sólo 22 años, José Luis García se abrió paso entre los recovecos de un backstage repleto de gente cercana a los Sumo, una troupe que incluía novias y amantes de Luca, familiares, invitados como Andrés Calamaro y el entrañable Geniol, provisto de su yo-yo Russell.

“Recuerdo que cuando subí con la banda al escenario arranqué acurrucado atrás de la batería, y cuando empezaron a tocar el ‘show al revés’, arrancando con ‘Fuck You!’, sentí como si un ventilador gigante se hubiera encendido y me volara literalmente la peluca”.

Fuck You!, El último show está dedicado a Rodrigo Espina por ser el impulsor y el corazón del proyecto. “Él era realmente amigo de Luca. Rodrigo era un tipo unos años más grande que yo, le encantaban el cine y la música, era muy culto. Igual que Luca. Por eso lo eligió para este registro. Y le estaré siempre agradecido de que me haya elegido para acompañarlo”, dice García. “Rodrigo quedó muy tildado con la muerte de Luca. Tardó años en poder concretar Luca, gracias al apoyo de Aníbal [Esmoris] y Marcelo [Schapsez]. Y yo me alegro de poder terminar este nuevo proyecto con el que también soñaba”.

La vida de Luca tiene la lógica de un guion imposible, a casi 37 años de su muerte siguen apareciendo pistas que abonan la leyenda del indomable. Una foto inédita publicada en Facebook, una crónica de un show perdido en Monte Hermoso o las anécdotas que los mozos divulgaron como apóstoles de un mesías callejero, agigantan su figura y, al mismo tiempo, lo vuelven más cercano, terrenal.

Luca en trompeta. (Foto: Gentileza Barakacine)

La biopic que se escribe sola tiene ahora un nuevo capítulo, esta vez en formato visual, donde aparece el líder de un modo más íntimo y acto seguido es el mismo tipo que controla el escenario como sus admirados Lou Reed o Jim Morrison. La cámara de José Luis García se mueve detrás de sus gestos y frases, casi como los hombres y mujeres que al conocerlo empezaron a seguirlo con fervor devoto. No parece deteriorado a pesar de que su hígado no daba más.

En la trastienda del show, Luca toma ginebra y comparte charlas con algunas de sus novias. Surgen alrededor de la mesa del buffet de Obras Silvia Ceriani y Jorgelina Pochintesta, a las dos las besa en diferentes momentos de la filmación. Con Timmy MacKern, mánager de Sumo y el gran amigo argentino que lo hospedó y cuidó cuando llegó al país escapando de la heroína, habla en inglés casi en un código secreto de fraternidad inquebrantable. Personajes ocultos del universo sumesco deambulan cerca: Daniel Siman, mitológico iluminador de Sumo; Marcelo Albisur, pianista y arrendatario de la casa de la calle Alsina, última morada de Luca. Juntos interpretan una versión libre de “El pastor solitario” –incluido en el soundtrack de La novicia rebelde–. Todo sucede en la previa y es tan revelador como el show que está por comenzar.

La velada en Obras empezó con los temas que habitualmente cerraban los recitales de Sumo (“Fuck You” y “Noche de paz”). Luca amagó una explicación con frases que meses más tarde cobrarían sentido. Lo que siguió fue una lista patas para arriba y la excusa de presentar las canciones de After Chabón.

“Pocas veces el público puede sentirse tan parte de un show como con Sumo. No podría definir el punto exacto, pero Luca Prodan, en su media lengua castellana, en sus eternos boludeos y acotaciones en joda, hace que cinco mil tipos convivan junto a él, como en una reunión de amigos, todos medio borrachos y dispuestos a pasarla bien”, describía Eduardo de la Puente desde las páginas de la revista Rock & Pop. Ahora todas esas imágenes difusas guardadas entre tanta gente de memorias frágiles renacen gracias al rescate de un material que permaneció inédito durante casi cuatro décadas.

“Algo de este material aparece en Luca, pero muy fragmentado. Y siempre había quedado pendiente la posibilidad de montar algo que cuente el show en sí, y sobre todo el backstage. Era un deseo de Rodrigo, pero lamentablemente no llegó a concretarlo”, dice el director del film. “Les propuse a Aníbal Esmoris y Marcelo Schapces, los productores de Luca, retomar la posta, la posibilidad de que editara un material que conocía bien porque esa noche había ido yo con la cámara a buscar a Luca a su casa y de ahí en el colectivo a Obras. Esas imágenes también habían quedado rebotando en mi cabeza y en mi corazón”. El material incluye distintos fragmentos, incluso algunos que eran copias de los tapes originales y que mantienen una calidad aceptable: “Calzaba perfecto en la estética general, que sería muy cruda”.

El rescate de la última presentación de Sumo en Obras no tuvo un proceso de restauración. Director y productores buscaron mantener la fidelidad del material original. “Hubo un sabio acompañar de parte de la gente de HD Argentina. Apenas un emparejado de color, sin alterar lo que el mismo material proponía”, dice el director. El sonido, posproducido en los estudios Tritón, tiene un trabajo similar: conservar la esencia del material, no alterarlo. “Lo interesante es que el sonido es el que registra el micrófono de la cámara al ir pasando delante de los distintos retornos de los instrumentos, que genera una nueva manera de escuchar temas que escuchamos siempre ‘limpios’. Acá hay que completarlos uno mismo”.

Según José Luis García, Luca llegó a Obras con la musculosa con la que había almorzado; hizo la prueba de sonido, pasó las horas del backstage y salió al show con la misma camiseta, finalmente se la sacó a mitad del concierto para ponerse las que los fans le tiraban. “Eso habla de él y de la banda. Sumo era cero careta. Era tripa pura expresada por todos músicos extraordinarios. Era un grupo de amigos que jodían en camarines. Y salían con todo al escenario. Y el público lo celebraba, apenas a cuatro años de recuperada la democracia”.

Luca en concierto. (Foto: Gentileza Barakacine)

De manera repentina y con sólo 64 años, Rodrigo Espina falleció en febrero de 2022. Durante una entrevista para Rolling Stone, el director de Luca explicaba la conexión entre aquellos primeros conciertos filmados y el resultado final que se ve en el documental de 2007.

“En todo momento está consciente de la cámara, con una inteligencia total sobre la situación. Por eso, para mí, la película está programada por él”. La historia vuelve a repetirse o, simplemente, agrega otro capítulo a la saga fílmica del músico italiano en donde aparece con mayor nitidez esa facilidad para seducir a la máquina de mirar.

El material maduró como los buenos vinos. Cuando lo reencontré sentí que se podía exhibir casi crudo, dejando correr la cámara, incluso con momentos malos de las tomas, que en otro modelo de edición se hubieran cortado y enmascarado con otra imagen. Sentí que había que dejarlos vivir. Y que así Luca y la banda cobraban vida de nuevo”, dice García y revela que hay una reformulación de guion, de cómo contar backstage y concierto haciendo coincidir los climax de ambos. Pero por lo demás es una síntesis cronológica. Casi parece un material en bruto. El noble y menospreciado VHS pasó de ser un registro ‘amateur’ en su momento al único registro posible para un momento histórico”.

La prueba de sonido bajo el in crescendo de “Estallando desde el océano” muestra a Ricardo Mollo en voz. La versión es apabullante y Luca se limita a mirar y a celebrar su invención, nadie sonaba como Sumo en 1987 y la faceta cambiante de la banda explica la importancia de cada integrante del sexteto. La base espacial que forman Diego Arnedo y Superman Troglio sigue siendo una marca imbatible, condición que se replica en la convivencia de las guitarras de Mollo y Germán Daffunchio, mientras que la figura espigada de Pettinato tocando el saxo o un acordeón a piano cierra un ensamble todoterreno.

Hay fragmentos brillantes como el toque mántrico para “Mañana en el Abasto”. En “No tan distintos”, Tito Fargo y el Piojo Abalos se suman ya como ex Redonditos de Ricota para entender los secretos del reggae en versión criolla. Sobre el escenario baila una nena que según la crónica de la revista Pelo es Tamara, la hija de Pettinato. En un momento del show, cuando suben Silvia Ceriani y otras integrantes del coro que solía acompañar el momento flotante de “Heroin”, desde abajo llega una silbatina mezclada con insultos. Luca interrumpe y se manda como un adelantado en materia de perspectiva de género: “Nada de machismo, son buenas mujeres, muy inteligentes, y tienen sus sensibilidades”. La desaprobación se replica cuando aparece Andrés Calamaro, Luca vuelve a ubicar a los más exaltados, que no paran de repetir “puto, puto, puto”.

Aníbal Esmoris y Marcelo Schapces son piezas clave en el rescate del proyecto de Espina. “Cuando hicimos la película, Rodrigo aportó el material que había grabado de conciertos. Mucho quedó fuera. A partir de ahí decidimos hacer esta película. En realidad, con Rodrigo intentamos hacer una película con los últimos shows de Sumo. Había un par más (Taiwán y Airport). Queríamos hacer algo con eso y no lo logramos, Rodrigo fallece, tenemos el material en archivo y nos parecía una locura que no llegara al público”, dice Esmoris que con Marcelo Schapces empezaron a trabajar el material original en VHS.

“Parte de ese material lo teníamos subido a Betacam, toqueteado. Otra parte no, entonces volvimos a trabajar sobre los VHS, sobre lo que teníamos en Betacam, sobre MiniDV y trabajamos bastante la posproducción de imagen y sonido”.

El título del film es simbólico. El de Obras no fue el último show de Sumo, faltaban dos recitales en Cemento, otros en Taiwán y Airport hasta llegar al 20 de diciembre en la cancha de Los Andes. “Rodrigo quería hacer una película que se llamara The Last Shows. Y un poco en homenaje a él terminó siendo Fuck You! El último show”.

Para la película Luca tuvieron muchos problemas con el uso de los derechos de las canciones. ¿Cómo se resolvieron esas cuestiones para el lanzamiento de Fuck You!?

Es cierto. Cuando quisimos hacer este proyecto tuvimos esos mismos problemas y cuando intentamos por todos los medios hacerlo y no pudimos, Mollo nos sugirió: “Estaría bueno que viralicen el material”. Eso es lo que estamos haciendo. Por eso es que la película se hizo bajo el concepto de Patrimonio Cultural. Creemos que estos archivos no podían morir en un cajón. Tenían que ser vistos, tenían que ser de la gente. Nos parece que Luca ya a esta altura del partido es un patrimonio de todos los argentinos en cuanto a la cultura y por eso hicimos todo lo que pudimos para que este material salga. Al ser Patrimonio Cultural se va a exhibir sólo de manera gratuita, de manera no comercial, en principio en festivales de cine y después veremos el circuito universitario y ver qué otro circuito podemos tener. Es la idea para que el material llegue a los fans, porque se lo merecen. Que llegue a la mayor cantidad de gente posible, a los jóvenes, a aquellos que no lo vieron, que no sabían qué era Sumo. Esa fue la manera de resolver las cuestiones para el lanzamiento de Fuck You!. Es la primera vez en 50 años de profesión que hago una película para exhibirla luego gratuitamente, con todo el trabajo que da y lo que cuesta, pero dadas las circunstancias del país y demás nos parece fantástico estar haciendo esto. Es lo que había que hacer, nuestro lugar de resistencia dentro de la industria cinematográfica para los tiempos que corren.

En este momento tan complicado para la industria cinematográfica argentina, ¿qué significa el lanzamiento de una película que rescata el legado de Sumo y la figura de Luca?

Es un hecho de resistencia, claramente. Me parece que es lo que hay que hacer en este momento, en el que quieren cerrar el INCAA, que prácticamente está cerrado. En los próximos 90 días se ha parado la producción por completo y si bien yo hice una sola película con apoyo del INCAA en toda mi historia, creo que este era el momento para hacer películas, para no callarse, para no quedarse mudos, para no quedarnos sin imágenes, para no quedarnos sin nuestras propias historias, y hay que buscarle la vuelta, hay que resistir. Por ahí va la cosa. A mí me encanta el formato documental, me encanta lo que hizo José Luis García. Este material te podría decir que más que un documental es un documento antropológico de la música y de lo que fue Sumo. Yo, además de cineasta, tengo un máster en Historia, lo que me sirvió siempre para mi trabajo en cine. Me ha dado muchas herramientas para trabajar justamente los documentales y demás. En este documental esas dos disciplinas que practico, que me apasionan, quedan ligadas.