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Crítica: Hit Man: Asesino por casualidad

Glen Powell se gana nuestro respeto como actor, interpretando a un profesor universitario actuando como asesino a sueldo encubierto en la cinta del director de Boyhood.

Richard Linklater 

/ Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio, Retta

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Diamond

En 2002, George Clooney debutó como director en Confessions Of A Dangerous Mind, una maravillosa cinta que contaba con el guion del gran Charlie Kaufman y que estaba basada en la “biografía no autorizada” de Chuck Barris, en la que este afirmó haber sido un asesino de la CIA mientras llevaba a cabo su carrera en el mundo del espectáculo como presentador del popular concurso de televisión The Gong Show.  Dichas alegaciones fueron negadas por la CIA, mientras que Barris a lo largo de su vida (falleció en 2017) se negó a decir si la afirmación era verdadera o no.

Richard Linklater, el afamado director de Dazed And Confused, Before Sunrise, Waking Life, School Of Rock y Boyhood, hace algo similar a lo logrado por Clooney y Kaufman, inspirándose en un caso similar protagonizado por Gary Johnson, un oficial de la policía que actuaba como un asesino a sueldo encubierto para incriminar a todos aquellos que contrataban sus servicios. Aquí, Linklater vuelve a explorar los territorios del docudrama cómico (como lo hizo con el caso real del apacible subdirector de una funeraria acusado de asesinar a su esposa en Bernie) y se interna en los parámetros del cine neo-noir con sus antihéroes, policías corruptos y mujeres fatales. 

Linklater, con un tono que nos recuerda al Woody Allen de Crimes And Misdemeanors y Match Point, así como a los hermanos Coen de A Serious Man y Burn Before Reading,  traslada la acción de su nativa Texas que conoce tan bien y donde se desarrollaron los hechos reales, para incursionar en la sórdida Nueva Orleans y convierte a Johnson, con ayuda de su guionista Glen Powell, en un apacible y algo retraído profesor universitario, cuyas clases hablan sobre el concepto psicoanalítico del Yo y que mantiene un trabajo paralelo como asesor tecnológico para la policía, ayudando con el equipo de vigilancia de audio. 

Gary es interpretado por el mismo Powell, el apuesto galán de Top Gun: Maverick, Anyone But You y Twisters, quien ya había probado ser un digno sucesor de las superestrellas Tom Cruise y Matthew McConaughey, pero que con esta cinta nos comprueba su gran calidad actoral (piensen en Hit Man como el equivalente de Magnolia para Cruise o Dallas Buyers Club para McConaughey).  

Cuando Jasper (Austin Amelio, mejor conocido como Dwight en The Walking Dead), el asesino a sueldo encubierto de la policía es suspendido por golpear a unos adolescentes inocentes, se necesita urgentemente de alguien más y por eso se le pide a Gary si no le importaría actuar como reemplazo. Para sorpresa de los policías con quienes Gary trabaja, este resulta ser un excelente asesino a sueldo falso, y lo que sería un oficio temporal se convierte en un trabajo permanente, que le permite al profesor sobrellevar su timidez, utilizar diferentes tipos de disfraces y adoptar diferentes caracterizaciones de acuerdo al caso asumido. La premisa es absurda, pero gracias a  Powell y a Linklater, llega a funcionar. 

En una de sus misiones, Gary conoce a la hermosa Madison (Adria Arjona, la hija del famoso cantante guatemalteco), una femme fatale que quiere que su esposo maltratador y abusivo sea asesinado. Siguiendo las reglas del noir, Gary se enamora de ella y su existencia falsa se sale de control, en una situación tan sexy como peligrosa, que nos recuerda a la cinta Out Of Sight de Steven Soderbergh, basada en el libro de Elmore Leonard y protagonizada por Jennifer Lopez y George Clooney.

La cinta de Linklater parte del supuesto de que los sicarios, los asesinos de la mafia y los francotiradores en el ejército existen, pero el asesino a sueldo profesional es un mito urbano, por lo menos en su versión elegante encarnada por un individuo solitario, autónomo y ultra-profesional disponible para cualquiera que tenga el dinero para cumplir con su misión (algo así como Michael Fassbender en la reciente cinta de David Fincher). Lo gracioso está en que las personas que contratan a Gary están convencidos de la existencia de alguien así, porque lo que plantea el cine, la televisión y la internet, muchas veces supera a la realidad.  Quizás es por eso que Linklater y Powell tomaron un caso real y lo mezclaron de una manera socarrona e indiscriminada con la ficción (los hermanos Coen también nos engañaron al advertir falsamente que su cinta Fargo estaba basada en hechos reales).

Definitivamente, Hit Man es uno de los trabajos menores y relajados de Linklater, pero eso no la hace menos inteligente o divertida. Los diálogos son astutos, las actuaciones son estupendas y la química entre los protagonistas es innegable, pero por encima de todo, nos hace respetar el talento de Powell. Esta es una cinta que se merece un ingreso de taquilla mayor que el generado por la irregular comedia romántica inspirada en Shakespeare o la tonta recuela de la cinta noventera sobre huracanes. 

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