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Top Gun: Maverick

La nostalgia desmedida por la década de los ochenta ahora hace que se recicle aquella popular cinta sobre un grupo de pilotos patrioteros

Joseph Kosinski  

/ Tom Cruise, Jennifer Connelly, Miles Teller, Val Kilmer, Jon Hamm

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

En la comedia romántica Sleep With Me de 1994, Quentin Tarantino hace una breve aparición interpretando a un personaje llamado Sid. En una escena desarrollada en una fiesta, Sid le dice a un amigo que uno de los mejores guiones escritos en la historia de Hollywood es el de Top Gun (la cinta de 1986 dirigida por el fallecido Tony Scott).

Ante la duda de su amigo, Sid argumenta que, en apariencia Top Gun es la historia de un montón de pilotos machitos, cuando en realidad es la historia de un hombre luchando contra su propia homosexualidad. 

Sid defiende su afirmación haciendo énfasis en los personajes de Maverick (interpretado por Tom Cruise) y Iceman (encanado por Val Kilmer). Ellos son dos pilotos de avión que representan al hombre gay que tiene dudas sobre su orientación y que no sabe cuál camino seguir. 

El amigo descreído de Sid pregunta: ¿y qué hay de Charlie? (el supuesto interés amoroso de Maverick, interpretado por Kelly McGillis). Ante lo cual Sid responde que ella, la instructora del piloto, representa la heterosexualidad que lleva a Maverick a reprimirse. Pero son sus amigos pilotos, especialmente Iceman, quienes lo llevan hacia el otro lado para que encuentre su libertad y pueda volar (obviamente, los aviones son símbolos fálicos).

Cuenta la leyenda que a Tony Scott le fascinó la lectura de Top Gun expuesta por Sid y eso condujo a una amistad que llevó a Tarantino a reescribir los diálogos de la cinta Crimson Tide y a Scott a dirigir True Romance, basada en un guion escrito por el director de Paul Fiction (como Iceman le dijo a Maverick al final de Top Gun:  Scott cuidó la retaguardia de Tarantino y Tarantino cuidó la retaguardia de Scott).

Sin embargo, el público masivo solo vio la superficie de Top Gun y la acogió como una cinta patriotera sobre unos hombres sexys y rudos que quieren ser los mejores pilotos de combate y que luchan contra unos enemigos anónimos procedentes de la Unión Soviética en el contexto de la guerra fría. ¿El resultado? Una de las películas más taquilleras de la década de los ochenta. 

Ahora, con el afán de reciclar todos y cada uno de los productos exitosos del pasado, para aprovecharse de una nostalgia desmedida por los cazafantasmas y demás cosas extrañas, regresan a la pantalla gigante Maverick, esta vez con un nuevo grupo de pilotos (¿Roger Ramjet y sus aguiluchos?) en una nueva entrega de Top Gun. 

Más que una secuela, esta cinta es una “recuela” (término extraído de la nueva versión de Scream para denominar a los remakes que se disfrazan de secuelas). En ella, Maverick sigue siendo capitán después de haber pasado más de treinta años y, como era de esperarse si uno sigue la lectura de Tarantino, Charlie quedó en el olvido (más no sus amigos, Iceman y Goose).

Como si se tratara de Hal Jordan (el hombre sin miedo que se esconde detrás del uniforme del superhéroe Linterna Verde), Maverick trabaja como piloto de pruebas y desobedece a Hammer (Ed Harris), su superior, llevando al aire un avión y poniéndose al límite. 

En vez de ser castigado por su rebeldía e imprudencia, Maverick es llamado por Cyclone (Jon Hamm), para que se convierta en el instructor de un nuevo grupo de jóvenes pilotos y puedan cumplir con una peligrosa misión. Dentro del grupo (ahora más inclusivo) se encuentra Rooster (Miles Teller), el hijo de Goose, quien odia a Maverick por haber dejado morir a su padre y por impedirle avanzar con su carrera, a petición de Carole, la fallecida madre de este (es curioso que los personajes femeninos de la cinta original, como Charlie y Carole, interpretada por Meg Ryan, se encuentren ausentes en esta nueva versión). 

Detrás de este encargo está nada menos que Iceman, quien ahora es un alto mando militar, pero que combate con un cáncer terminal (como se puede ver en el documental Val, el actor de Top Secret y The Doors, padece en la vida real de un cáncer de garganta, de ahí que su aparición en esta película sea breve pero contundente).

Como no puede faltar una contraparte femenina y Kelly McGillis no aparece en esta cinta, Jennifer Connelly es la encargada de llenar el vacío. Connelly interpreta a Penny, un supuesto antiguo amor en la vida de Maverick y quien ahora se dedica a administrar el bar que frecuentan los pilotos. Ahora que Charlie (y Iceman) ya no están en su vida, Maverick intentará sentar cabeza con la madre de una pequeña hija que le advierte al instructor que no le vaya a romper el corazón. 

El director Joseph Kosinski (el encargado de reciclar Tron, el clásico de culto ochentero), se toma en serio la historia de Top Gun y nos entrega unas sorprendentes secuencias de acción que dejan de lado los efectos especiales por computador (Cruise realiza muchas de las acrobacias aéreas sin recurrir a un doble). 

Sin embargo, pese a que esta cinta es mucho más elaborada y contundente que su predecesora, el espíritu patriotero que ya era odioso en 1986, ahora lo es mucho más. Y aquellos que extrañaban el juego de voleibol homoerótico ambientado con la canción Playing With The Boys de Kenny Loggins, ahora disfrutarán de un juego de fútbol americano en la playa, con los jóvenes pilotos descamisados buscando “conectar”. 

A propósito del nuevo grupo, este incluye a Hangman, un joven rubio y engreído que reemplaza a Iceman, y a Bob (Lewis Pullman), un joven reservado y tímido, que reemplaza a Goose. Eso quiere decir que el impulsivo Rooster viene a ser el equivalente de Maverick, en este equipo de jóvenes titanes (o avengers) encargados de continuar con el legado dejado por Maverick, Iceman y Goose. 

Lady Gaga nos entrega una nueva canción para la recuela de Top Gun, pero lo que vamos a escuchar durante más de dos horas, es a Kenny Loggins interpretando Danger Zone y el Top Gun Anthem de Giorgio Moroder junto al guitarrista Steve Stevens, que convirtieron a la banda sonora de la película original en un éxito descomunal. 

Top Gun: Maverick es una cinta entretenida y nostálgica, pero sin lugar a dudas no es una obra maestra del cine de acción como algunos afirman (ese título va para la subvalorada Mission: Impossible Fallout). Los fanáticos del cine basura de los ochenta estamos esperando que esta actualización del cine bélico patriotero abra las puertas para una nueva versión de Iron Eagle, ojalá con subtexto sexual y manteniendo la música de Queen. 

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