“Si escribís sobre Charly y Spinetta tenés que escribir sobre la combinación de estos dos, que es Fito”

Después de agotar varias ediciones de libros sobre la lírica de Charly y Spinetta, Mara Favoretto analiza en su nuevo libro el circo beat en las letras de Páez

Por  DAMIÁN TULLIO

mayo 12, 2024

Foto: @agustindusserre

Cuando habla de sus libros sobre la lírica del rock nacional, Mara Favoretto (Venado Tuerto, 1968) lo hace con la candidez de la fanática que supo ser en su adolescencia. Desde hace veinte años la autora está afincada en Melbourne, Australia, donde se especializó y da clases sobre rock, pop y resistencia. A partir de esa experiencia, se dio cuenta de que había un espacio fértil para reflexionar sobre las grandes plumas del rock argentino.

Primero fue el turno de Charly en el país de las alegorías, el libro con el que debutó en el sello Gourmet Musical. Después, la obra de Spinetta en Mito y mitología. Aunque asegura que su catálogo se fue armando de forma espontánea: “Esto nunca fue pensado como una serie, para mí el de Charly era el libro de mi carrera, lo hice individualmente. Pero cuando lo publiqué y tuve un montón de entrevistas, todo el mundo me preguntaba sobre Spinetta. Entonces dije: bueno, a ver, y me senté con Spinetta y wow. Me fasciné”.

Después de la buena recepción de los libros y varias reimpresiones (el de Charly va por la novena edición y el de Spinetta ya tiene cuatro), lo que había nacido como un subproducto de su trabajo se convirtió en un proyecto de largo aliento. “Me interesa mucho mirar las formas de arte antiguas y cómo se revitalizan y cumplen funciones nuevas en formas de arte más contemporáneas y contraculturales, como el rock. Lo de Fito vino después porque dije: si escribís sobre Charly y Spinetta tenés que escribir sobre la combinación de estos dos, que es Fito”, dice en Buenos Aires, en medio de una visita para presentar su último libro, El circo de Fito Páez, este martes 14 de mayo a las 17:30 hs en el Museo Casa de Ricardo Rojas (Charcas 2837, CABA).

Para Favoretto, se pueden entender muchas cosas de la obra del rosarino al analizar sus letras a través del hilo conductor del circo. “Cuando el circo llega a la Argentina toma la forma del circo criollo, algo muy particular y de la cultura gauchesca. El circo se convierte en algo muy argentino, de hecho en el 1800 y pico a los Podestá, los primeros actores de circo, les piden que interpreten una parte de Juan Moreira; después se hizo Martín Fierro y recitaban este texto que hablaba de esa pena tan grande. ‘El hondo pesar que siento/ y ya el alma me desgarra/ solloza en esta guitarra/ y está llorando en mi acento’. Ese topos de la tristeza que aparece en toda la música argentina, en el folklore, en el tango, aparece también en Fito. En el rock, la llegada de Fito representa algo parecido a lo que pasó con el circo en aquella época”.

Su libro presenta a un Páez maestro de ceremonias de su propia obra y a la vez contorsionista, mago y acróbata. Alguien que expresa el dolor, que se transforma, que camina la cuerda floja. Para Favoretto eso revela lo muy argentina que es su obra: “Tiene una canción donde dice: ‘dolor, el magnífico’. Y siempre juega con esto del dolor, con los cimbronazos de su vida, cómo salir adelante; y eso es reargentino, ¿o no? Esa tristeza de la cultura argentina, sin embargo, no nos hace tristes. ‘Arriba todos es un día de sol’ dice también”.

La historia del país y la vida del músico se entrecruzan en su obra de forma orgánica, como una herramienta para canalizar la bronca, la frustración y la pena, tanto personales como sociales. “Si bien hoy es una estrella, nunca se olvida de lo básico, y eso también es bastante argentino. El argentino es muy de su gente. Me estoy acordando de ‘D.L.G.’, mi canción favorita de Fito: ‘Negro animal de trabajo/ Clama la luna por vos/ Hijo cansado te observamos pero no te amamos’”.

El circo, en apariencia desordenado y caótico, tiene una lógica precisa. Los tiempos, el orden de los actos y cómo se presentan ante el público, están milimétricamente graduados. Paradójicamente, la mejor forma de mostrar el caos se da gracias a una planificación cuidadosa. Aquello que parece impulsivo y venal en las letras del rosarino se trata en realidad, para Favoretto, de un mecanismo producto de mucha reflexión. Gracias a su carisma, a una conciencia de sí muy meditada y, a lo mejor, gracias a los terribles golpes que le dio la vida, Páez construyó una forma de hacer canciones en las que puede transmitir indignación, frustración e impotencia de forma medida y en absoluto control de los elementos.

Hasta hace poco, pensar las letras de rock como parte central de una obra artística no era habitual. “Para mí siempre la poética de una canción es una forma de literatura. Cosa por la que tuve que luchar mientras trabajaba en Australia al hacer mi doctorado. Cuando le dieron el Nobel a Bob Dylan se terminó el problema, a partir de ahí es todo mucho más fácil”, cuenta Favoretto.

Ese abordaje tiene mucho sentido si se piensa en Páez, un autor que siempre tuvo a los objetos de la cultura en alta estima y que deja todo el tiempo referencias a autores, libros y películas en sus canciones. De Roberto Arlt a Osvaldo Lamborghini. Esas referencias se expresan también en mezclas inesperadas, algo que Favoretto llama un “cambalache”, en el mejor sentido: un muestreo que mezcla lugares, lenguas y vivencias dispares que, juntas, parecen tener coherencia y fluyen. Una idea que menciona explícitamente en “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, donde dice “Voy a unir las puntas de un mismo lazo”. “Es una de las frases más interesantes en toda su letrística”, dice Favoretto.