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True Detective: Night Country. Cuando el monstruo despierta en la mitad de la noche

El tercer episodio de la serie dirigida por la mexicana Issa López eleva los niveles de suspenso, drama y pistas sobrenaturales

Por  ALAN SEPINWALL

enero 29, 2024

Kali Reis y Jodie Foster en ‘True Detective: Night Country’.

Foto: MICHELE K. SHORT/HBO

[Advertencia: esta nota sobre True Detective: Night Country contiene spoilers]

El tercer capítulo de Night Country comienza y termina con gritos de mujeres. La fallecida Annie K está presente en ambas escenas: la primera es un flashback; la segunda, un movido video selfie en un teléfono celular. En el flashback, Annie, junto con un grupo de colaboradoras, ayuda a una mujer durante el parto en un centro de maternidad, y los gritos son parte del círculo natural, a menudo feliz, de la vida. En el video, los gritos de Annie parecen llegar en el final, muy antinatural y aterrador, de su propia vida.

En el medio, esta tercera entrega (disponible, con estrenos semanales, en la plataforma HBO) continúa revelando gradualmente más detalles sobre las investigaciones y sobre la confusa historia entre Danvers (Jodie Foster) y Navarro (la boxeadora y ex campeona Kali Reis). Y, una vez más, hay mucha ambigüedad –y muchas discusiones– sobre cuántos de esos eventos se le pueden atribuir a acciones humanas y cuántos son el resultado de algo inexplicable. La serie sigue logrando generar una atmósfera sumamente inquietante.

El episodio cubre el quinto y sexto día de oscuridad en el Alaska. Sin la correspondiente aclaración en pantalla, sería imposible distinguir un día de otro. Y sin pequeños detalles como que por trabajar tarde a la noche Pete termina despertando involuntariamente a su hijo, sería igual de difícil saber a qué hora del día está suceden las cosas. Pero ese es el punto. Cuando estás en Night Country, las semanas, los días y las horas se confunden y quedás atrapado en lo que parece un momento sin fin. Lo que sería suficiente para volver loco a cualquiera; y es por eso que no podemos descartar que una enfermedad mental sea la razón detrás de todo lo que le sucedió a Annie o a los científicos de la base Tsalal.

Pero la historia encuentra formas interesantes de abandonar este presente perpetuo y explorar el pasado de los personajes. Hay flashbacks y videos, cuentos fantásticos e incluso sueños que amplían lo que sabemos sobre quiénes son todas estas personas y cómo llegaron acá, aunque muchos de esos detalles solo se compartan plenamente con nosotros, y no con el resto de la población de Ennis. Danvers, por ejemplo, le cuenta a Pete a regañadientes sobre el caso que causó la ruptura entre ella y Navarro, en el que el abusador William Wheeler mató a su novia, y luego se suicidó antes de que la policía pudiera detenerlo. Pero a medida que cuenta esta historia, vemos parte de lo que realmente sucedió y podemos llenar los espacios en blanco restantes: Wheeler todavía estaba vivo cuando Danvers y Navarro llegaron a su casa, y silbaba con aire de suficiencia cuando se dieron cuenta de lo que había hecho. Falta descubrir más sobre este punto, pero parece claro que algo más ocurrió y que una de estas mujeres se quedó con una especie de cuenta pendiente.

Danvers (Jodie Foster) y Navarro (Kali Reis), en la larga noche del Ártico

En este episodio también nos enteramos más de la relación entre Annie K y Raymond Clark, y cómo se volvió lo suficientemente intensa como para preocupar a Susan, una amiga de Annie. Y esto conduce a aún más evidencia sobre los aparentes intentos de Hank de cerrar esa vieja investigación. No solo robó el expediente del caso como evidencia y lo escondió en su casa, sino que también atendió la llamada de Susan advirtiendo sobre la violencia de Raymond y nunca le pasó la información a Danvers ni a nadie más. Mientras organiza un grupo de búsqueda para encontrar al científico desaparecido, Hank actúa como si fuera Tommy Lee Jones en su propio gran momento a la The Fugitive, pero es inepto, corrupto o ambas cosas. Y cuando Danvers le llama la atención, la mejor respuesta que se le ocurre es acusar a su jefe de intentar seducir a su hijo (una vez más, Night Country no es un derroche de risas, pero cada episodio contiene suficientes dosis de liviandad, como la confusión de Pete aquí sobre quién es la Mrs. Robinson. Lo mismo ocurre con la respuesta de Danvers a Pete, suponiendo que odia a Navarro: “Sí, la odio. Odio a todo el mundo”).

Es una acusación infundada, pero se puede ver cómo se le ocurrió la idea a Hank. A medida que Danvers y Navarro intercambian insultos sobre sus respectivas vidas amorosas, se vuelve cada vez más claro que Danvers tiene una larga historia de acostarse con hombres casados (tampoco es tan buena ocultando esto como cree, ya que Navarro dice que todo el mundo sabe sobre Danvers y Ted). Mientras tanto, Navarro, a regañadientes, le cuenta a Qavvik sobre su infancia en Boston, su padre abusivo y la razón por la que su madre la trajo a ella y a Jules de vuelta a Alaska. Las dos policías también están vinculadas en este sentido, ya que Liz sigue desdeñando por completo los intentos de Leah de conectarse con su herencia, mientras que la madre de Navarro nunca le dijo a Evangeline cuál es su nombre Inupiaq. Los padres tratan mal a sus hijos y esos niños crecen para tratar mal a los demás, y así el círculo continúa.

La mayor parte del tiempo, de cualquier manera, Navarro también sueña -o quizás le ocurre algo más- con el difunto hijo de Danvers, que está tratando de enviarle un mensaje a su mamá. Es uno de los muchos momentos potencialmente sobrenaturales a lo largo del episodio. El científico que de alguna manera sobrevivió a la congelación finalmente se despierta, le faltan varias extremidades y la vista; luce y se mueve como la monstruosidad dolorosa en la que se ha convertido. Y mientras todos están fuera de la habitación, excepto Navarro, de repente comienza a hablar con una voz diferente y le dice: “Hola, Evangeline. Tu madre te saluda. Te está esperando”. Anteriormente, Danvers había vuelto a insistir: “No hay magia. Hay una explicación racional para esto”. Y tal vez la haya. Navarro habla del deseo ocasional de simplemente salir al hielo y no volver nunca más, y carga con muchos traumas relacionados con las enfermedades de su madre y sus hermanas; tal vez la voz esté solo en su cabeza, avivando las llamas de ese deseo de terminar con todo. Pero en tanto la directora Issa López siga metiendo estos indicios de algo sobrenatural, más difícil será resolver el misterio de una manera realmente terrenal.

Sea lo que sea lo que les espera a Navarro, Danvers y el resto, hasta ahora el viaje ha sido fascinante.

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