“Ahora, en vivo, para todos ustedes, le vamos a poner la mayonesa, la misma que hicimos ayer”. La frase, dicha en un castellano inconfundiblemente argentino, llama la atención en los primeros minutos de True Detective: Tierra Nocturna, la cuarta entrega de esta serie, protagonizada por la actriz Jodie Foster y cuya parte inicial acaba de estrenarse en HBO Max.
El que dice la frase de la mayonesa es el personaje del biofísico Molina, interpretado por el argentino Pablo Frana, mientras se filma, al mejor estilo youtuber, preparando un sándwich. “¿Quieren ver el producto final? ¿Sí? ¿Lo quieren? Bueno, perfecto. ¿Listo? ¡Tadá!”, dice el científico mostrando su obra de arte a la cámara frontal de su teléfono, justo antes de que comience la tensión.
Pablo Frana es un profesor de teatro de 38 años que nació en Azul, se crio en Junín, estudió en Buenos Aires y desde hace dos años y medio vive en Reikiavik, la capital de Islandia. Animado por su hermana, María Emilia, terminó de tomar la decisión de irse de Argentina en plena pandemia. “Como profesor de teatro, había empezado a estudiar la especialización en géneros y sexualidades de la Universidad de Buenos Aires. Ya casi la terminé, me falta la tesis —aclara—. También daba clases en varias instituciones, por ejemplo, en la unidad 33 de Los Hornos, la cárcel de mujeres con hijos. Pero nunca hacía pie, sobre todo en lo económico. Cuando llegó la pandemia, claro, se terminó todo”.
Primero se volvió a Junín. Pero ahí fue cuando María Emilia, de espíritu más viajero, le dijo que “se deje de romper los huevos” y que la siga a ella, que tenía un plan. Empezaron en Italia, donde tramitaron la ciudadanía europea, y pasaron allí cuatro meses.
Islandia fue uno de los primeros países en abrir sus fronteras al turismo y, si bien Pablo nunca había trabajado en el rubro, podía ser una buena oportunidad para empezar. “Tuve que decir que tenía experiencia. Nos hicieron una entrevista en inglés. Mi hermana quedó y dijo que si no podía ir yo, no lo hacía. Así empecé a trabajar en el hotel donde estoy actualmente”, recuerda. También se acuerda de que en ese momento puso en pausa su costado actoral. Necesitaba estabilizarse y tener otra perspectiva.
El dato que Pablo sabe mejor que nadie es que el invierno de 2021 fue el peor de los últimos 20 años en Islandia. “Llovió, nevó, hubo muchísimo viento. Durante tres meses no hubo luz de sol. Igual, acá no sale el sol. En diciembre y enero, a eso de las 11 de la mañana, hay luz de día. Pero a las tres y media de la tarde ya es de noche“.
Los primeros meses fueron los más duros. Entraba al trabajo a las 5:30 de la mañana y tenía que ir caminando dos kilómetros desde su casa. “Me replanteaba la vida todos los días”, dice entre risas. Hace tres meses se mudó a un departamento que tiene un ventanal que da a un pequeño bosquecito, pero los primeros dos años estuvo viviendo en una pieza cuya única vista era una pared. “Fue duro adaptarse porque yo no vine de viajero, para explorar, yo necesitaba trabajar”.
Hoy, afortunadamente, Pablo entra un poco más tarde al trabajo. Hace turnos de 12 horas. Se levanta a las 7 de la mañana, desayuna, va al hotel y sale después de las 20. “Lo primero que hago cuando termino de trabajar es irme a caminar al gimnasio, porque son doce horas que estoy sentado atendiendo huéspedes”. De vez en cuándo, juega al fútbol con gente de Islandia y de todo el mundo: Inglaterra, Italia, España, Israel y, sobre todo, Venezuela, una comunidad que está creciendo en la capital islandesa, según cuenta. Dice que el fútbol es una suerte de idioma en común. “Soy consciente de que somos la mano de obra barata de Islandia porque, en todo lo que es hotelería, no ves islandeses trabajando”, reflexiona.
Un argentino en True Detective
Su aparición en True Detective se la debemos, una vez más, a María Emilia. Fue su hermana la que lo incentivó a animarse a probar suerte con lo suyo. “Yo tengo mi reel [N.del E.: no se refiere al reel de Instagram, sino aun video resumen de su trabajo] de lo que hice en Argentina. Averigüé dónde mandarlo y al toque me llamaron. ‘Mostramos tu reel y tu foto, el director te quiere para la publicidad de un helado. Te esperamos el viernes’. Ni un casting tuve que hacer”, cuenta Pablo, todavúa asombrado. Hizo su papel y quedó en contacto con la productora. “A los cuatro meses me llamaron de nuevo. ’Hay una serie. Tenés poco diálogo. ¿Conocés a Jodie Foster?’”.
Sin darle demasiada información, le dijeron que tenía que improvisar y que era apenas una escena. Al principio, no le gustó mucho la idea. Él no quería hacer de extra. Pero terminó aceptando porque era una buena chance.
Le mandaron las indicaciones y grabó tres o cuatro videos para la directora, la mexicana Issa López. “La circunstancia es que estás preparando un sandwich, ves a alguien que está sufriendo un espasmo y no sabés qué le pasa. Eso. No sabía de qué se trataba, pero bueno, soy profesor de teatro, algo tenía que hacer”, dice Pablo.
En total, fueron nueve jornadas de trabajo en las grandes ligas del entretenimiento. La serie está ambientada en Alaska, pero se grabó integramente en Islandia. Lo que más le sorprendió fue la organización y el trato que recibió. “Yo no soy Jodie Foster, pero la directora trataba de la misma manera a Jodie y a mí. No solo ella, los que trabajan con el sonido, la luz, todos. Hay un trato muy cordial, una energía muy buena. Comen todos juntos. El extra, que por ahí va un día, come a dos metros de la directora. Además, el profesionalismo que tienen, el tema de los horarios. Tenía un chofer para mí, para lo que quiera. Comíamos en un lugar y a 20 metros estaba el lugar donde había que hacer las tomas. El chofer me decía: ‘Pará, te llevo’. Amigo, lo tengo acá nomás, relajá, voy caminando, le decía yo. No lo podía creer. El catering siempre con muchas opciones. Tenías hasta tu propio trailer con tu nombre, tu cocina, tu baño, tu espejo, tu cama. Es ese nivel”.
Pablo dice que al principio, cuando las cosas estaban difíciles, fue clave el apoyo a la distancia de su familia y sus amigos, al igual que el seguimiento de su psicóloga desde Argentina. Ahora se siente más estabilizado. “No es que me iba mal y ahora triunfé por estar cinco segundos en una serie. Nunca bajé los brazos”, asegura y remarca: “Se puede ser actor de diferentes maneras, en diferentes ámbitos. Me gusta actuar, me mantiene vivo, es una pasión. El hecho de tener un trabajo estable es algo que nunca me pasó en Argentina, si bien yo daba clases, siempre era por períodos. Entonces, ahora tengo una tranquilidad que antes no tenía. Además, ya tengo 38 años. Encaro de otra manera los castings, mucho más relajado, con un trabajo que me permite hacerlo”.