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Talking Heads se reúne por primera vez en 21 años

Los miembros de la banda charlaron con Spike Lee durante el Festival Internacional de Cine de Toronto

Por  DAVID FEAR

septiembre 12, 2023

David Byrne en Stop Making Sense, el filme de Talking Heads cuya restauración se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Toronto.

A24

Todo suele comenzar desde ‘Burning Down the House’ y hasta ese momento ya han pasado seis canciones en Stop Making Sense, la película en directo que Talking Heads estrenó en 1984. Pero es a partir de aquí que no solo aparece el cuarteto principal –David Byrne, Jerry Harrison, Tina Weymouth y Chris Frantz– sino toda la banda de apoyo de la gira. Los espectadores se levantan y comienzan a bailar en sus asientos a lo largo y ancho del teatro. He estado en proyecciones en donde la emoción inicia un poco antes, más o menos en ‘Thank You for Sending Me an Angel’, e incluso un par de personas ya están de pie antes de que Byrne toque la última nota de su solo en ‘Psycho Killer’. Inevitablemente, en el momento en el que comienza el sencillo de Speaking in Tongues y el cantante grita, “¿Alguien tiene un fósforo?”, ya se siente como estar en un concierto de verdad.

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Así que, al igual que en muchas otras proyecciones de Stop Making Sense, el público que presenciaba la premier de su versión restaurada en el Festival Internacional de Cine de Toronto no cabía dentro de sí por la emoción. La restauración estaba siendo presentada con motivo de los 40 años de su filmación en el teatro Pantages en Los Ángeles en 1983. Sin embargo, esta era la primera vez en la que veía al mismísimo Byrne bailando como los demás frente a una versión suya de seis metros. Media docena de filas detrás de él, Frantz y Weymouth también hacían lo mismo. En el caso de Harrison, se había ido hacia la parte trasera de la sala para poder bailar y “tener la experiencia completa en la pantalla grande”.

El público, que había agotado las entradas, estaba aquí para ver una restauración magnífica en 4K, curada por Harrison y programada para tener un reestreno mundial el 29 de septiembre. Pero la atracción principal era una sesión de preguntas y respuestas moderada por Spike Lee con los cuatro miembros de Talking Heads reunidos por primera vez en 21 años. “Fue una gran banda”, dijo Frantz al inicio, señalando a los otros músicos que estaban sentados junto a él. “Perdón por presumir, pero estoy tan feliz de estar aquí con mis compañeros”. “Mientras miraba esto no podía parar de pensar: es por esto que vas a ver una película al cine”, agregó Byrne.

El cineasta comenzó por preguntar la historia de origen de la cinta y cómo el difunto director Jonathan Demme se involucró en esta. “Era más o menos lo que estábamos haciendo en cada show de nuestra gira”, respondió el vocalista en referencia a la forma en la que él abría el concierto con solo una guitarra y un boombox, siendo sucedido por el resto de músicos que salían uno a uno. “Pero notamos que había un patrón. Había una historia con un inicio, un nudo y un desenlace. Entonces todos pensamos, ‘Quizás esto puede hacerse película’”.

Frantz comentó que Demme fue elegido desde el principio, en gran parte gracias a su película excéntrica de 1980, Melvin and Howard, aunque también citó su corto de 1974, Caged Heat, anyone?. El director también había estado en el backstage de uno de sus shows durante la gira, momento en el que les manifestó, “¡Quiero hacer una cinta sobre esto!”. Sandy McCleod, la supervisora de efectos especiales que según Weymouth había “calculado cada toma y anotado todo lo que hizo cada músico”, los acompañó en el tour cuando Demme tuvo que volver a grabar unas partes de Swing Shift (1984). El asunto sobre si McCleod había estado presente en más conciertos que Demme se tocó brevemente y condujo a uno de los pocos momentos de tensión de la sesión, pero luego Lee retomó sus preguntas.

“Cuando vi lo que Jonathan y [la editora] Lisa Day estaban haciendo en la sala de edición, me di cuenta de que él estaba viendo nuestra presentación como si fuera cine coral”, recordó Byrne. “Como cuando tienes a un grupo de actores en un lugar y puedes conocerles uno por uno. Era como si Jonathan te estuviera permitiendo familiarizarte con ellos a medida que se iban reuniendo e interactuando el uno con el otro. Me voló la mente. Pensé, ‘Aquí estoy en mi propio mundo, pero él lo vio. ¡Él vio lo que estaba pasando allí!’”.

“Y pensé que como él había hecho eso, podías entender que estábamos divirtiéndonos mucho en el escenario”, complementó Harrison. “¿Puedo agregar la palabra ‘amor’? ¿Qué había amor y diversión en esa tarima?”, preguntó Lee. “Amor, ¡sí! El público siente esa conexión y creo que por eso la película es atemporal”, respondió el teclista.

Cuando el cineasta preguntó por qué su música también se sentía de esa forma, Weymouth contestó: “No hay mucho blues. Ya había grandes músicos de jazz y blues, entonces nosotros le dimos vuelta y tomamos nuestro propio rumbo. Era como, ‘Bueno, no hagamos eso’”.

“Puedes notar la influencia del R&B, pero yo era el único miembro que había estado en otra banda antes de unirme a Talking Heads”, señaló Harrison, en referencia a su tiempo en The Modern Lovers. “Así que solo podía pensar que no había nada más que sonara como esto. No sabía qué tanto público podríamos atraer, pero en definitiva estábamos arando un terreno nuevo. Y para mí, es por eso que la música se siente así de atemporal, no solo la película”.

Lee replicó unas cuantas preguntas de la audiencia que estaba viendo la transmisión desde casa, las cuales eran solo variaciones de “¿por qué son tan geniales?”. Byrne habló sobre cómo le sigue impresionando la forma en que Demme logró capturar la interpretación de ‘Once in a Lifetime’ en una sola toma. Weymouth destacó que su mayor contribución a la agrupación fue “mantener controlado el amplificador del bajo para que el resto de la banda sonara mejor”. Frantz expresó que le hubiese gustado “mantener la boca cerrada” durante el interludio de ‘Genius of Love’ de Tom Tom Club. Todo el mundo alabó la nueva mezcla a cargo de Harrison que, en efecto, suena increíble. Nadie preguntó si volverían a tocar música juntos. Los cuatro rieron en más de una ocasión y podías notar un sentimiento colectivo de orgullo por haber sido parte de lo que Lee llamó “el mejor filme de un concierto de todos los tiempos”, aun cuando de vez en cuando se percibía cierta tensión entre ellos.

Luego, todo terminó, y los miembros de Talking Heads se sonrieron entre sí y posaron para algunas fotografías. En cuanto a los espectadores, nos dejaron preguntándonos si tendremos que esperar otros 21 años para poder volver a verlos juntos en el mismo sitio. Pero por media hora, los escuchamos hablar entre ellos y vimos personas cantar y bailar al son de su música como si 1984 nunca hubiera terminado.