Decenas de miles de personas en las Islas Canarias, España, han salido a las calles el sábado 20 de abril en una serie de protestas masivas que han abarcado las ocho islas del archipiélago atlántico. Estas manifestaciones, descritas por la prensa española como históricas, tienen un objetivo claro: luchar contra el turismo masivo que está afectando a la región.
Los manifestantes están exigiendo un cambio en el modelo turístico actual, que consideran incontrolado y perjudicial tanto para el medio ambiente, como para la calidad de vida de los residentes. Entre las principales preocupaciones se encuentran el aumento de los alquileres de corta duración y la construcción de hoteles que encarecen la vivienda para los habitantes locales.
“Esto no es un mensaje contra el turista, sino contra un modelo turístico que no beneficia a esta tierra y que hay que cambiar”, expresó uno de los manifestantes a Reuters durante la marcha en Santa Cruz de Tenerife.
En 2023, 13,9 millones de turistas visitaron las islas principales, lo que equivale aproximadamente a seis veces la población residente de 2,2 millones, según cifras oficiales. El turismo es un pilar fundamental de la economía canaria, representando el 35% del PIB y generando el 40% de los empleos en el archipiélago. Los principales mercados emisores son el Reino Unido y Alemania, aunque también es un destino popular entre los españoles peninsulares, atraídos por las playas y el clima soleado durante todo el año.
Las protestas no se limitaron a las islas Canarias, sino que también se llevaron a cabo movilizaciones en algunas partes de España continental. Los manifestantes exigen un modelo turístico más sostenible, que tenga en cuenta los impactos ambientales y la regulación de recursos, así como el impacto de esta industria sobre los costos de vida y la vivienda.
La situación económica y social de los canarios añade urgencia a estas demandas. Según el Instituto Nacional de Estadística de España, en 2023 el 34% de los canarios estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, la segunda cifra más alta del país después de Andalucía. Las protestas pusieron de relieve otros problemas relacionados con las bajas tasas salariales y la sobresaturación de espacios públicos.
La semana pasada, la manifestación alcanzó un nuevo nivel cuando activistas iniciaron una huelga de hambre en Tenerife para protestar contra la construcción de un hotel y un complejo turístico de playa en el sur de la isla. Los residentes están exigiendo una moratoria sobre todos los proyectos de desarrollo turístico, en un esfuerzo por detener lo que consideran un crecimiento destructivo del turismo en las islas Canarias.
Frente a la situación, el presidente de las islas, Fernando Clavijo, habló a los medios de comunicación, para reconocer la inconformidad de los residentes e invitó a que las protestas se desarrollaran sin disturbios. El mandatario también comentó sobre las problemáticas, resaltando la necesidad de revisar y resetear el modelo turístico.
Clavijo señaló las iniciativas que su gobierno ha puesto en marcha para abordar temas críticos como la vivienda y el alquiler vacacional. El mandatario destacó que de momento ya hay “más de 70 expertos universitarios colaborando en 14 grupos de trabajo para hablar del desarrollo económico sostenible y de la revisión del modelo turístico”.
Aparentemente se realizará una convocatoria a los alcaldes de Granadilla de Abona y Adeje para discutir las demandas de los manifestantes y otros proyectos específicos. Sin embargo, hay preocupaciones sobre posibles indemnizaciones millonarias que vienen con los desafíos legales y económicos que enfrenta cualquier intento de reforma.
