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Los Hermanos Ayala hablan sobre Los Billis

“Estos jóvenes, alejados de los colegios de élite de Bogotá, pertenecían a la clase media bogotana, mostrando su deseo de escapar de la norma. Se resistían a la música convencional, a los saquitos de club y al estilo preppy, buscando demostrar que eran diferentes”.

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

noviembre 23, 2023

Cortesía de Prime Video

ROLLING STONE: Los Billis está centrada en una legendaria pandilla que existió en Bogotá en la década de los 80, y estamos hablando de que el fenómeno del pandillismo fue un fenómeno mundial en esta década ¿A qué creen ustedes que se debió este fenómeno?

DANIEL AYALA: Nosotros tenemos una teoría grande y viene del mundo de la música. Creo que estaba pasando algo muy interesante y era que, como dices, había un movimiento en cine con películas como The Outsiders, The Warriors, A Clockwork Orange. En el proceso de investigación, notamos que la serie capturaba la esencia de la rebeldía del Punk, pero la transformaba en algo más Pop. Esto se reflejaba en el estilo de personajes como Madonna, Michael Jackson y Prince, quienes adoptaron un look reminiscente del punk, pero de una manera divertida. Para nosotros, esto representaba la transición del underground a la cultura mainstream, generando un movimiento que combinaba la energía rebelde con la festiva alegría del pop. Esta fusión resultó en la energía distintiva de la pandilla y su espíritu rebelde.

DIEGO AYALA: Por otro lado, durante la investigación y al hablar con personas de la generación, encontramos que la película Breakin’ era fundamental para esa época. La trama abordaba elementos como el Break Dance y los combos, añadiendo una dimensión importante relacionada con la cultura callejera. 

RS: De ahí el video de Michael Jackson, inspirado en West Side Story, que trata sobre pandillas y que en últimas se presenta como una adaptación moderna de Romeo y Julieta, incorporando elementos de Street dance y la realidad de las pandillas en ese contexto.

DANIEL AYALA: Totalmente. El tema de las rivalidades y enfrentamientos era una parte integral de la dinámica de la pandilla. 

RC: Sin embargo, tengo una pregunta que nadie ha logrado responderme: ¿por qué decidieron nombrar a la pandilla con el mismo nombre de una famosa agrupación muy popular en los años 70? 

DANIEL AYALA: Existe una anécdota divertida al respecto, ya que hay varias teorías, unas tres o cuatro, que son las más destacadas. Sin embargo, nosotros llegamos a una conclusión propia.

DIEGO AYALA: En nuestra serie, que es esencialmente de ficción, pero inspirada en el movimiento cultural, exploramos la historia de la pandilla real que tuvo dos generaciones. La primera surgió a finales de los años 70, cuando el Disco estaba en declive en Nueva York y en el mundo. Sin embargo, en Colombia, la música Disco aún tenía presencia, ya que estábamos un poco rezagados en cuanto a las tendencias globales. En esta primera generación, la vestimenta de la pandilla se inspiraba en el estilo disco, marcando una conexión con esa época específica.

DANIEL AYALA: La historia detrás del nombre de la pandilla es interesante. La policía comenzó a referirse a ellos como “Los Bee Gees” y al plasmarlo en reportes, lo escribieron en español como “Billis”. Este nombre, inicialmente utilizado de manera peyorativa por la policía y la comunidad, fue adoptado por la pandilla y transformado en algo cool. Ser parte de Los Billis se convirtió en una forma de identificación única, que no era ni ser “gomelo” ni ser “ñero”. 

DIEGO AYALA: Como en la mitad.

DANIEL AYALA: Sí. Como en la mitad. Esto se volvió especialmente significativo en un contexto donde la polarización entre diferentes identidades estaba presente.

DIEGO AYALA: La elección del nombre también tiene raíces en la cultura local de Bogotá. Nosotros crecimos en los noventa, no en los 80. Pero, a pesar de que la ciudad estaba experimentando cambios en los años 90, aún conservaba un ambiente agresivo. La teoría de que los “gomelos” pudieron haber contribuido al nombre “Billis” como una especie de burla es intrigante. Esta conexión entre el nombre de la pandilla y el apodo sugerido por los “gomelos” agrega capas a la narrativa, revelando la creatividad y resistencia de la pandilla ante las etiquetas negativas. Además, se destaca que la pandilla siempre mantuvo un fuerte enfoque en la cultura, siendo considerada como una generación que vivía la cultura al máximo.

Cortesía de Prime Video

RS: Durante los años 80, mi experiencia se centraba en un mundo diferente al de las pandillas urbanas. Siendo un autodenominado “nerd“, mi refugio estaba en los videojuegos, los cómics y tardes y noches frente al televisor y la pantalla de cine. A pesar de mi inmersión en estos pasatiempos, no podía evitar enterarme de las actividades de pandillas como Los Billis, cuyos encuentros se rumoraba que tenían lugar en lugares emblemáticos como Unicentro, el conocido centro comercial bogotano. Este enclave no solo fungía como escenario para los encuentros de estas pandillas, sino que también desempeñaba un papel crucial como epicentro cultural y punto de referencia en el desarrollo de sus historias. La influencia de Unicentro y de barrios como Sears y Pablo Sexto en la dinámica de estas pandillas y su conexión con la cultura de la época son aspectos que revelan un fascinante capítulo en la historia urbana de los 80.

DANIEL AYALA: La ubicación de la pandilla en Unicentro era un detalle esencial. Se trataba de una comunidad de clase media alta, casi suburbana. Lo interesante es que esta dinámica estaba impregnada de un vibrante tema de cultura pop, alimentado por una apertura económica que parecía abrir las puertas hacia un segundo nivel de materialismo. En ese contexto, Unicentro se erigía como un epicentro de esta cultura, ofreciendo una variedad de temas que iban desde zapatos tenis hasta videojuegos.

DIEGO AYALA: Este centro comercial, inaugurado a finales de los años 70, representaba mucho más que un simple lugar de encuentro. Era, de hecho, una ventana a un mundo de influencias estadounidenses. Con sus icónicas escaleras, Unicentro se transformó en un escenario ideal para las actividades de la pandilla. La presencia de bares añadía un toque adicional a esta experiencia, contribuyendo a la formación de la identidad y dinámica del grupo en este particular entorno. La influencia de Unicentro como un centro comercial hermoso y la percepción de Los Billis de adoptarlo como “su casa”, subraya el papel fundamental de este lugar en la configuración de la historia de la pandilla

DANIEL AYALA: La dinámica de los barrios que mencionaste, estaba claramente arraigada por el poder adquisitivo. La palabra “Billis” se convirtió en un elemento en crecimiento, extendiéndose más allá de Unicentro y Multicentro. Se convirtió en un fenómeno que abarcaba toda la ciudad, definiendo un estilo de vida, una forma de actuar, vestir y una energía decididamente agresiva.

Cada barrio se volvió un protagonista en sí mismo, con sus propios parques, sus combos y sus historias distintivas. Aunque el epicentro de la actividad podría recordarse con más intensidad en ciertos lugares, la realidad era que no se limitaba a un solo movimiento. Cada área contribuía con su propio toque, formando parte de un mosaico diverso que definía la identidad y la historia de la pandilla en esa época. 

DIEGO AYALA: La esencia de Los Billis, al igual que en las películas sobre pandillas, se materializaba en la conformación de combos y pandillas, una dinámica que reflejaba la búsqueda del dominio de la calle. Sin embargo, a diferencia de las pandillas en Estados Unidos que buscaban ese dominio, los objetivos de Los Billis inicialmente se centraron en un tema contracultura y literalmente de “cultura”. Estos jóvenes, alejados de los colegios de élite de Bogotá, pertenecían a la clase media bogotana, mostrando su deseo de escapar de la norma. Se resistían a la música convencional, a los saquitos de club y al estilo preppy, buscando demostrar que eran diferentes.

DANIEL AYALA: Surge así una identidad en la mitad de los extremos, evitando ser catalogados como “gomelos” o “ñeros”. Esta ambivalencia cultural se convierte en un poder propio, marcando la cultura y creando un movimiento musical y estético que trasciende. Esta búsqueda cultural no solo desafiaba la norma, sino que también se volvía más atractiva que la cultura de aquellos con más recursos económicos. Este poder de influencia en la cultura es lo que resalta mi hermano cuando menciona que Los Billis marcaron la cultura y crearon un movimiento que conectaba con la juventud en la búsqueda de una identidad que quizás no encontraban en otros lugares.

Cortesía de Prime Video

RS: ¿Pueden hablarme sobre la dirección de arte y la reconstrucción de la Bogotá de los 80? 

DIEGO AYALA: Se destacan anécdotas interesantes. Se intentó filmar en Multicentro y  Unicentro, pero las puertas se cerraron, llevando a un extenso recorrido por distintas zonas de Bogotá para recrear la autenticidad del Norte. La reproducción de la serie comenzó meses antes de lo habitual, una tarea titánica que refleja la determinación de capturar la esencia histórica de Bogotá. 

DANIEL AYALA: Nos enfrentamos a una tarea monumental con Unicentro, ya que anhelábamos grabar allí al considerarlo parte integral de la historia humana. Sin embargo, nos encontramos con un rotundo bloqueo, llegando incluso a las altas esferas, quienes decidieron de forma categórica que ni por el putas permitirían la filmación. Esto nos llevó a embarcarnos en un recorrido exhaustivo por toda la ciudad en busca de lugares alternativos. 

Durante esta travesía, descubrimos barrios fascinantes, siendo Puente Largo una joya arquitectónica que me cautivó tanto que llegué a contemplar la posibilidad de mudarme. El centro histórico también se volvió un escenario relevante, con sus cadenas y arquitectura distintiva. Aunque la búsqueda fue intensa, la autenticidad persiste en los ladrillos y en la estética que caracteriza a Bogotá. La ciudad ha conservado esa esencia, desde la adopción del color ladrillo, su matiz rojizo y café. Finalmente, encontramos el escenario perfecto en varios barrios que han preservado esta estética única.

DIEGO AYALA: Esta fue como la primera brújula que nos orientó en nuestra búsqueda, pero pronto nos sumergimos en la creación de la escenografía y el arte, donde contamos con una invaluable aliada, Diana Trujillo. Ella, siendo una figura destacada y con notable talento en el ámbito, se convirtió en una pieza fundamental en la exploración y búsqueda de elementos ochenteros. Fue una experiencia increíblemente enriquecedora, casi como una búsqueda de amigos y familias coleccionistas. Siempre contábamos con aquellos que estaban dispuestos a brindarnos un poco más, ya fueran acetatos u otros elementos. La colaboración fue realmente emocionante. Creo que Diana fue la indicada para proporcionar una perspectiva más detallada, ya que se sumergió por completo en el proyecto y nos permitió explorar libremente gracias a su estilo distintivo.

DANIEL AYALA: Nuestra intención era contar con personas que estuvieran familiarizadas con esta historia y tuvieran una conexión intrínseca con ella, y la respuesta fue abrumadora. La energía que desencadenó fue palpable y se manifestó visualmente a través de las fotografías de los bogotanos que compartieron su perspectiva única, deseosos de mostrar Bogotá desde una óptica distinta. Esta búsqueda fue motivada por la idea de romper con la percepción convencional de la ciudad. Si observas Bogotá simplemente como Bogotá, te das cuenta de que no se ha celebrado suficientemente una fiesta que destaque la rica historia de la ciudad. Queríamos cambiar eso y crear un ambiente cálido, donde Bogotá no sea menospreciada ni subestimada, sino apreciada en toda su complejidad y diversidad.

RS: ¿Cuáles fueron los argumentos para bloquear la filmación en Unicentro y Multicentro?

DIEGO AYALA: La mala reputación que dejó la historia real, con un desenlace crudo y desafortunado, ha marcado profundamente este barrio de gente acomodada. Tras los eventos, la percepción cambió, convirtiéndose en una zona considerada peligrosa. Incluso quienes vivían en el epicentro comercial de la ciudad, con propiedades valiosas, se vieron afectados por la mala fama que se generó. Esta reputación negativa persiste incluso después de más de 30 años, y aún se habla de ello en la actualidad. El centro comercial, a pesar de ser un lugar vibrante, ha tenido que lidiar con la sombra de ese pasado. Algunos habitantes de la zona evitan promover esa faceta de la historia, comprensiblemente preocupados por mantener un entorno más seguro y atractivo para sus negocios y familias.

DANIEL AYALA: Con la serie, nuestro objetivo es destacar el movimiento cultural que surgió en esa época, separándonos de ciertos estigmas que han circulado sobre esta historia. Entendemos las reservas y la postura de quienes desean evitar revivir ese capítulo oscuro, pero también buscamos ofrecer una perspectiva enriquecedora y reflexiva sobre ese periodo.

RS: Ya para terminar quisiera hacer un comentario y es que una de las películas que a mí me marcó en los 90 y que me parece una de las mejores de la década, es Menace II Society. Es sobre pandillas, crimen y vida en las calles y la dirigieron unos hermanos gemelos, los Hughes Brothers. Ustedes son gemelos ¿verdad?

DIEGO AYALA: Mellizos. 

DANIEL AYALA: El tributo al barrio donde crecimos es una experiencia significativa para nosotros, ya que, a pesar de ser hermanos y mellizos, compartimos distintas vivencias y memorias. Crecer en ese lugar fue especial; es como un homenaje a la época en que hicimos amigos, donde los micros seguían la estela de Los Billis de los 80. Este proyecto también se convierte en un pequeño paradero, una parada nostálgica que nos permite reflexionar sobre nuestras diferencias como hermanos y la temática de la amistad. 

DIEGO AYALA: Ser mellizos nos ha llevado a explorar la curiosidad de cómo nacimos juntos y, a pesar de nuestras notables diferencias, cómo nos tratamos. Los Billis, ya sea en Unicentro o en cualquier lugar, son el telón de fondo de una historia de niños que se identificaron mutuamente y formaron un grupo de amigos. En esta narrativa, exploramos la idea de vínculo y pertenencia, una necesidad de compartir algo que va más allá de nuestras individualidades. Este paralelo se conecta con la esencia de la historia, donde se busca contar y hablar acerca de nuestras raíces, del lugar donde vivimos y nacimos. 

RS: Agradezco mucho esta conversación, Daniel y Diego 

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