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Julieta Venegas habla sobre quién fue, el trabajar con la voz de Miranda! y su último disco, Algo sucede

Aprovechamos su próxima visita a Bogotá para hablar con la cantautora mexicana

Por  IGNACIO MAYORGA ALZATE

mayo 14, 2016

Cortesía

En sus casi veinte años de carrera solista, Julieta Venegas ha recorrido el mundo sentada sobre su piano o bailando con su incondicional acordeón en escenarios de todo el mundo. Su viaje de dos décadas la ha llevado a compartir, dentro y fuera del estudio, con algunas de las voces más significativas de la música en habla hispana, asistiendo a Bunbury en su lamento de cantina Infinito o girando con los Cadillacs durante su gira de Calaveras y diablitos. Con siete álbumes de estudio, tres producciones recopilatorias y un entrañable Unplugged auxiliada por un elenco estelar de músicos, la oriunda de Tijuana se ha mantenido como uno de los blasones definitivos de la música del país azteca en todo el territorio latinoamericano y más allá de las fronteras oceánicas.

Aprovechando su regreso a Bogotá en el mes de junio para su presentación el 21 en el Teatro Julio Mario Santodomingo, nos comunicamos vía telefónica con la implacable cantautora. Recordando entrevistas anteriores, volvimos sobre su más reciente producción de estudio, Algo sucede, para hablar de la tristeza, la infancia y el recorrido y perspectiva que tiene la música latinoamericana hoy día.

Hace algunos meses, antes del lanzamiento de Algo Sucede, hablaste con nosotros sobre la composición y génesis del disco. Ahora, que han pasado unos meses desde su estreno, que has tenido la oportunidad de presentarlo en vivo, ¿cómo sientes el espíritu del álbum? ¿Cómo ha sido la experiencia de este último trabajo?

Pues la verdad buenísima, en realidad. No sé si es solo el disco en particular sino también el repertorio que se armó en esta gira, que siento que ha sido algo muy lindo. Siento que algo amarró muy bien con el repertorio que se terminó de armar con este disco en los shows. El disco en sí me encanta. Me encanta que la gente lo va conociendo, que tiene su propio camino más allá de lo que han sido los sencillos, hay canciones a las que la gente le ha agarrado mucho cariño. Entonces está muy padre porque tengo de dónde escoger. No toco el disco completo sino que voy alternando y siempre hay una buena respuesta con las canciones que pusimos con relación a las canciones anteriores. Eso está padre.

La promoción del disco comenzó con Ese camino, un tema que has dicho te inspiró la lectura de este autor noruego Karl Ove Knausgård…

Es un juego con el tema de la memoria, la infancia, el disco también tiene un juego con lo que es la adolescencia, está inspirado con lo que pueden ser esas etapas. Tiene que ver con el Karl Ove…

Hablas de la infancia y de la adolescencia, etapas formativas de la vida. ¿Qué sientes hoy que hay de esos primeros momentos en la Julieta Venegas madura, en esa persona que eres hoy día?

Pues de entrada no soy muy nostálgica, no es como que me siento a pensar “ay, cómo eran las cosas cuando era niña” y tampoco soy muy consciente del paso del tiempo. Lo que sí veo son como esas características en mí que no han cambiado, ¿sabes?, que se han mantenido de alguna manera en mi personalidad, aunque cambié sí en la manera en que hago las cosas, el hecho de madurar y crecer y mutar en algunos aspectos. Creo que en esencia se quedan. No sé, se traduce de diferentes maneras en diferentes etapas de la vida, pero siento que, en el fondo, soy como parecida pero madura, no sé cómo decirlo. Pero hay algo que siempre se mantiene.

Muy bien. Y con respecto a esa adolescencia, aunque no podamos hablar de una influencia directa sobre tu carrera, lo cierto es que David Bowie y Prince eran artistas importantes que tú escuchabas. Ahora que no están, ¿cómo los recuerdas y cómo sientes que su música te afectó? ¿Cómo los sientes dentro de ti?

Pues el primero que descubrí yo fue a Prince, en la adolescencia, con Purple Rain y sí fue una revelación total. Y ya después con el tiempo me puse a escuchar todo lo que él estaba haciendo, además porque él siempre estuvo presente en mi vida de diferentes maneras. Con el caso de David Bowie creo que lo descubrí a destiempo. Lo había escuchado siempre pero realmente se me reveló toda la grandeza de su música tardíamente. Lo descubrí como en otro momento: de repente empecé a escuchar todo, Ziggy Stardust, todos sus discos. Yo sentí que era a destiempo porque los empecé a oír todos al mismo tiempo. Pero sí que son dos genios. Son dos artistas increíbles en el sentido en que siempre fueron tan cambiantes, tan longevos, se transformaron tantas veces, y tremendos compositores. Para mí los compositores siempre han sido mi pasión y yo los veo desde allí. No solo por todos los estilos que manejó cada uno sino por el hecho de que fueran compositores tan personales y tan increíbles. Es raro hablar de los dos a la vez pero así fue [risas]. Pero entiendo, los dos son compositores tan geniales, tan increíbles. Yo creo que nos vamos a alegrar de haber nacido al tiempo de dos genios tan increíbles.

Y también fueron artistas que constantemente se estuvieron reinventando. Entre un disco y el otro no podrías catalogarse, siempre estuvieron transformándose. Esa también ha sido una inquietud a lo largo de tu trabajo.

Ay pues muchas gracias [risas]. Nunca me pondría en una liga ni siquiera cercana, pero sí hay esa inquietud de búsqueda y de curiosidad. Para mí la curiosidad es el motor que me lleva a las cosas, no sabría decir qué otra cosa me arranca a querer escribir, a contar cosas, a grabar un disco, a arreglar un disco más que la curiosidad. “¿Qué pasa si hago esto? ¿Qué pasa si lo mezclo con esto y lo otro?”. No sé si soy tan camaleónica [risas], para nada, pero como compositora, a mí lo que me atrae mucho de la música de Bowie y Prince es que siempre se reinventaron, no solo en sus grandes composiciones sino en todo sentido: fueron genios. Escucharlos siempre es como una luz que te cae de inspiración, de algo increíble a lo que puedes aspiras, ¿sabes?

Hablando de otros artistas, y revisando tu historial, es evidente que has compartido con algunos de los nombres más importantes de la música en habla hispana, de Bunbury a los Cadillacs, de los Aterciopelados a Miguel Bosé, y tantos otros. ¿Quién falta? ¿Con quién te gustaría colaborar en un proyecto o cantar en vivo?

Pues con muchísimos. Lo que pasa es que yo no lo veo como un fin, como un objetivo a lograr. Para mí es como de las cosas que me enriquecen mucho, tanto coincidencias como colaboraciones, como compartir escenario con alguien que admiras. Entonces realmente no es como que diga “Tengo que traer a fulanito”, sino que pues de repente surgen colaboraciones que no te esperas y te reúnes y listo. En su último disco, Alex Anwandter me invitó a cantar con él, y yo lo considero un genio, es como uno de los compositores latinos de ahora como más brillantes. Me invitó también Diosque, de quién soy muy fan, lo conocía por su música y nos conectamos por Twitter de una manera súper absurda, y ahora colaboré también con él. Ese tipo de cosas me inspiran un montón. Que se den, que surjan de las ganas de los dos. Porque finalmente la música es para poderla compartir. Estoy aprendiendo de la manera en que otros la hacen, y eso es súper lindo. Como te digo, no lo veo como un objetivo. Es solo increíble cuando se da.

Venegas dio un rol protagónico al acordeón en su último disco, Algo sucede/ Prensa Julieta Venegas.

Entiendo. Y hablando de colaboraciones que se dan, hablemos de la canción que realizaste con Cachorro López y Ale Sergi [de Miranda!] en tu último disco.

Después de componer Perfecta con Ale volví a colaborar en un grupo imaginario que se llama Meteoros, compusimos con Cachorro López un disco. El álbum está girando y ellos lo están tocando porque yo no he podido participar en los shows. Esa es una colaboración muy padre. Estuvimos componiendo Didi Gutman, Cachorro López, Ale y yo. Hicimos un disco [Meteoros de 2015] y, también, en mi último disco hay una canción que compusimos Cachorro, Ale, y yo. Se llama Buenas noches, Desolación.

Con Ale ya había compuesto otras cosas, siempre que nos sentamos sucede algo muy padre. Es alguien con quien tengo muy buena química, yo adoro de verdad a Ale y me parece un tipo súper talentoso, entonces siempre que nos sentamos surge algo interesante. Y yo siempre que me clavo a escribir para un disco, que puede tomar varios meses, me dan ganas de colaborar con otra gente, de sentarme a escribir con alguien más. Aunque a veces me encierro a escribir, a componer ritmos, se me hace también divertido sentarme a escribir con alguien y ver qué pasa. Con Ale siempre surgen cosas muy interesantes. En este caso fue Buenas noches, Desolación.

Una de las cosas que diferencia a Algo sucede de Los momentos es que regresa, con un rol muy protagónico, el acordeón. ¿Por qué no apareció en el disco anterior?

Técnicamente el disco de Los momentos cogió para otro lado y me pareció que no combinaba el acordeón con lo que estaba buscando. Es que para mí, además, la elección de los instrumentos suele ser una cosa más emocional que racional, no es una cosa de decir “Tiene que ir este instrumento”, sino que lo voy sintiendo, ¿sabes? Voy combinando y diciendo “Acá va esto” y con el acordeón como que no le encontré un lugar. Y se iba dando de esa manera. No lo decidí desde el principio sino que me di cuenta casi al final que no estaba. Cuando hice este disco e hice los arreglos me percaté que tenía más espacio de meter el acordeón y quería meterlo, entonces sí acabó en muchas más canciones, con un papel más protagónico.

Para terminar: ya son casi veinte años de carrera solista. Han pasado muchas cosas desde Aquí en 1997, ¿cómo sientes hoy la música latinoamericana con relación a ese primer momento en que eran tan distintas las formas de producción al igual que los canales de difusión?

Pues sí es como dices: en realidad era muy distinto. Yo creo que ahora hay más actividad o no sé si es que nos enteramos más de lo que están haciendo grupos más pequeños, no necesariamente grupos que están de gira promocional o que están sonando en la radio. Para mí, la música nueva tienes que buscarla. No es tanto que la radio te vaya a decir lo que está pasando en Latinoamérica, tienes que escarbar un poco. Muchas plataformas digitales existen. Para mí esa es una gran herramienta para muchos grupos nuevos latinoamericanos, ahí tienes un espacio para salir desde el lugar que tú quieras, desde tu habitación que grabaste un demo, desde una disquera pequeña, desde una disquera que te inventaste tú, desde lo que sea. Eso abre mucho las posibilidades. No solo para la música independiente latinoamericana sino para toda la música pero, en este caso, yo siento que ahora escucho más música latina que antes. Es mi impresión por lo menos.

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