Han pasado catorce años desde que Paula Arenas nos abrió las puertas a su universo a través de la música. Con tres álbumes de por medio, la intérprete colombiana ha plasmado entre versos su lado más humano y su última entrega, A Ciegas, es el resultado de su búsqueda de un balance entre el corazón y la razón.
El 2023 se coronó como un año triunfal para Arenas. A Ciegas logró cuatro nominaciones en los Latin Grammy, tuvo varias menciones de honor, e incluso figuró en nuestra lista de los discos que marcaron el año. Sin embargo, el éxito real de esta entrega es la evolución y crecimiento tanto personal, como profesional, bajo el que se gestó el proyecto.
“Mi música está completamente comunicada con mi vida personal”, explica. “Finalmente he podido salir de ese lugar en el que no quería estar. Y este álbum trata de eso: del equilibrio, la resolución de cosas que tenía pendiente, y de nuevas oportunidades”.
A lo largo de ocho pistas, Arenas expone su travesía íntima y sincera a través de los altibajos de la vida. Impulsada por el corazón, la cantante navega en las profundidades de su experiencia con la adicción, sus relaciones personales, y hasta nos cuenta un poco de su papel como madre. “Se vuelve un disco personal, un disco con el que la gente se puede identificar. La vida no es una cosa lineal, sino es un sube y baja de emociones y este álbum habla de eso”.
Temas como ‘Un día a la vez’ o ‘Déjame Llorarte’, resaltan la necesidad de vivir el momento, dejar ir el pasado y abrazar el futuro. “Buscar mi mejor versión me empodera de alguna manera”, comenta, dejando en claro que A Ciegas se convierte así en un espejo de las experiencias universales, donde Arenas se desnuda emocionalmente una vez más.
Pero aunque la vulnerabilidad sea su sello personal, la transformación y el crecimiento de la cantante se manifiestan notablemente entre álbumes. Con una sinceridad palpable, explica cómo su debut, Visceral, reflejó una etapa crucial en su vida, marcada por baladas llenas de drama y una profunda catarsis personal. Mientras que, su segunda entrega, Mis Amores, es una respuesta íntima a su experiencia durante la pandemia, grabado en su espacio más cercano: su hogar.
“Es un álbum en guitarra, piano y voz grabado desde mi casa, encerrada y embarazadísima”, añade entre risas. “Es un álbum para mi familia. La pandemia nos hizo reflexionar sobre nuestras relaciones y nos unió más a las personas. Es una muestra de agradecimiento”.
La maternidad no sólo la lanzó a un territorio desconocido, sino que transformó su perspectiva de la vida e incluso redefinió su relación con la música. La llegada de su hijo la obligó a enfrentarse a sus propios miedos, y someterse a una experiencia “desafiante” y de gran carga emocional. “Tener un hijo me ha sacudido de muchas maneras y positivas. Yo sé que durante mucho tiempo de mi vida había un problema dentro de mí y lo traté de trabajar de alguna manera, pero nunca entré realmente a ese escrutinio interno o emocional”.
Contrario a sus expectativas iniciales, la maternidad no la detuvo de hacer música, sino que avivó sus ganas de seguir trabajando por sus sueños. “Solía creer que el día que tuviera un hijo me tendría que olvidar de la música. Pero la verdad es que cuando nació me hizo darme cuenta de que le quería entregar una persona fuerte, que luchó a pesar de las adversidades”.
Finalmente, en mayo de 2023, su tercer trabajo discográfico vio la luz. “A Ciegas plasma mi madurez, en un intento por ser lo más honesta que pueda conmigo misma”. Aquí, Arenas se libera de expectativas y se arraiga a su autenticidad un poco más. “Este álbum es apasionado y real como los otros. Pero acá me estoy quitando un montón de máscaras con las que siempre había estado luchando. Aquí me muestro tal cual: frágil, intensa, vulnerable, feliz, emocionada”.
Acompañada por colaboradores como Manuel Medrano y Jesús Navarro, y trabajando con diferentes productores en el proyecto, el álbum apuntó a un nuevo sentido creativo. Yendo más allá de sus propios límites, Arenas se unió a estos dos artistas para nutrir el disco con voces que son de su admiración. ‘Puro Sentimiento’ y ‘Déjame Llorarte’ son dos temas contrastados, de los cuales el primero, interpretada junto a Medrano, retrata el coqueteo y el nacimiento de un amor, mientras que en el segundo, de la mano con el vocalista de Reik, expone el fin de una historia que ha dejado corazones rotos y muchos sueños al aire.
Junto a Reik y Carlos Rivera, Paula llevó su música a distintos escenarios de Miami, Ciudad de México, e incluso logró algunos shows como artista principal en ciudades como Medellín y Bogotá. “Estas experiencias te enseñan muchas cosas, ¿sabes?”, reflexiona. “Además de mostrarte cómo montar un espectáculo, también logras conectar con el público. La gente escucha las canciones, las siente, pone atención, sabe las letras. Es algo súper bello”.
Experimentando con su presencia en el escenario, Arenas también se vio de frente con la ciudad que la vio crecer. “Tenía un poco de miedo de presentarme en Bogotá”, confiesa. “Pero la experiencia fue tan increíble. La gente realmente conectaba con mi música”. En su decimoquinto año de trayectoria, la cantautora sigue siendo fiel a sus principios y tiene más claro que nunca que no es una artista “de números”, sino del “corazón”.
“De pronto mi música no es masiva, pero mis canciones a las personas que les tiene que llegar, les llega. Para mí lo importante es conectar. No creo que haya que vender muchos boletos para hacer un show. Estoy bien si hoy me presento frente a 50 personas, tal vez mañana serán 60. Así es esta carrera. Complicada, pero bonita”.
En el horizonte hay música nueva, como también la posibilidad de una gira en la segunda mitad del año. De momento, la colombiana está enfocada en la presentación de su música en vivo, con muchas composiciones en sus borradores que a lo mejor dará vida en nuevas colaboraciones. Con un nuevo año por delante, y asegurando estar en su mejor momento, Arenas está lista para subir de nivel y mostrarse más real que nunca.