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Créelo: es 2023 y The Rolling Stones hizo un disco que querrás escuchar una y otra vez

La agrupación británica no había sonado así de bien en casi medio siglo.

Por  DAVID BROWNE

MARK SELIGER

The Rolling Stones

Hackney Diamonds

Sin contar su álbum de covers de 2016, la última vez que The Rolling Stones nos presentó un disco repleto de material original fue a principios del milenio. Aquel trabajo, A Bigger Bang (2005), fue salvaje pero no precisamente memorable, y en las casi dos décadas que han pasado desde entonces, puede que incluso los mismos músicos se preguntaran si necesitábamos otro LP suyo. 

Si se iban a arriesgar a pasar (y hacernos pasar) por ese proceso una vez más, especialmente después de tanto tiempo, también debían suponer que tenían que hacer que la espera valiera la pena. Y contra todo pronóstico, lo lograron. Con una colección de éxitos que nadie se hubiera podido imaginar en 2023, Hackney Diamonds no es solo un álbum más, es un trabajo vibrante y cohesivo. Es su primer trabajo en años que querrás escuchar más de una vez antes sin cansarte.

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Ya sea gracias al debut de Andrew Watt como productor de la banda, a la tecnología o simplemente al deseo de recordarnos por qué nos gustó en un primer lugar, el grupo no había sonado así de bien en lo que parece la mitad de un siglo. 

Las guitarras de Keith Richards y Ronnie Wood son impecables y nítidas, corrigiendo casi del todo los errores del pasado. Dependiendo de la canción, Mick Jagger suena agresivo, molesto, ansioso o despreocupado, con letras y un acento británico más pronunciado para hacer juego: en el explosivo sencillo ‘Angry’, grita, “No ha llovido en un mes, los ríos ya están secos/No hemos hecho el amor y quiero saber por qué”. Es verdad que no es poesía pura, pero el cantante no parecía tan involucrado en las canciones desde el boom del casete. ‘Depending on You’ pudo haber sido una de esas baladas tediosas que podían hallarse en sus últimos discos, pero Jagger canta como si quisiera que todo el mundo lo escuchara.

Cuando todos esos elementos se juntan, emerge una fuente fresca de brillantez musical. Hacia el final de ‘Live by the Sword’, una de las dos canciones que pudieron grabar con Charlie Watts antes de su fallecimiento en 2021, Jagger ruge mientras las guitarras estallan a su alrededor, lo cual te hace dudar si estás escuchando algo grabado en el siglo XXI. Watt pulió el sonido lo suficiente como para que canciones que fácilmente podrían haber sido repetitivas resultaran más vívidas. En ‘Mess It Up’, el vocalista intenta conectar con las nuevas generaciones que a duras penas han escuchado a los Stones: “Compartes mis fotos con todos tus amigos/Las pones por ahí, eso no tiene sentido”, reclama antes de quejarse porque su pareja le robó los “códigos” (creemos que el término correcto es “contraseñas”, a menos que tenga acceso a un arsenal nuclear y no nos haya dicho). Pero la combinación entre su interpretación envolvente y la cadencia de la percusión de Watts eleva el tema, el cual tiene un toque de música dance. También es una muestra de cómo estos temas son un balance entre la inclinación pop de Jagger y el espíritu rockero de Richards, cualidad que aquí es más fluida que en otros trabajos como Bridges to Babylon.

Steve Jordan, el miembro de X-Pensive Winos que asumió la posición de Watts en las giras, toca en la mayoría del disco. Su batería es más contundente que la de su antecesor, pero sus aportes no son tan chocantes como pudieron haberlo sido. El corte más ambicioso del disco, ‘Sweet Sounds of Heaven’, tiene un poco de todo: un arreglo góspel de honky-tonk, Jagger pensando en el hambre de la gente y en su propia sed de lo material, Stevie Wonder desenvolviéndose en el piano y la voz de Lady Gaga añadiendo más pasión a los coros. Incluso Richards se contagia de la emoción. Desde ‘Before They Make Me Run’ de Some Girls, su solo especial en cada trabajo de The Rolling Stones había perdido protagonismo. Pero ‘Tell Me Straight’, que posee un riff sombrío que bien pudo haber encajado en un disco de grunge de los 90, es igual de sólido que el resto del álbum y el músico también parece estar interesado en cada palabra, evitando caer en una interpretación escueta.

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Lo que casi no hallarás aquí es esa visión introspectiva de la vejez que se encuentra en los discos más recientes de algunos colegas contemporáneos de la banda. Hemos alcanzado un periodo interesante en la historia del rock en la que los músicos longevos no solo están lanzándose al escenario, sino que también continúan escribiendo canciones. Un territorio desconocido para ellos y para nosotros. Por primera vez, esa generación nos permite escuchar qué pasa por la mente de Bob Dylan, Neil Young, Paul McCartney, Paul Simon o Judy Collins a medida que se acercan a los 80 años. Sus canciones abordan la muerte, reflexionan sobre sus vidas desenfrenadas o su historia reciente, y de vez en cuando critican el estado actual del planeta o la política.

En algunas partes de Hackney Diamonds, Jagger abre espacio para la reflexión. “Las calles por las que solía caminar están cubiertas de vidrios rotos/Y donde sea que mire, hay recuerdos del pasado”, canta en ‘Whole Wide World’, que se mece entre líneas dinámicas de guitarra y una letra que pretende subir el ánimo en momentos difíciles. Y en el tema country ‘Dreamy Skies’ busca alejarse de todo, añorando un radio viejo con frecuencia AM y un disco de Hank Williams.

Aquellas expresiones no pueden ser más profundas. Aun así, el cantante no logra abrirse del todo en canciones con coros como “Quiero acercarme a ti” o “Vas a pensar que lo voy a arruinar”. Es una oportunidad perdida: ¿no quisieras saber lo que pasa por la cabeza de Jagger? En cambio, en ‘Bite Your Head Off’, que parece una actualización malhumorada de ‘Get Off My Cloud’, él exclama, “No tengo una correa/No tengo una cadena/Crees que soy tu perra pero estoy jodiendo tu mente”.

De la mano del bajo discreto de Paul McCartney, ‘Bite Your Head Off’ es un balín musical en donde Richards y Wood se juntan hacia el final para crear una gran montaña rusa sonora. Para el cierre del disco, Jagger y Richards interpretan ‘Rollin’ Stone’ de Muddy Waters –aunque aquí se llama ‘Rolling Stone Blues’–, dándole una sensación de desenlace al trabajo. Independientemente de si se trata de su último álbum o no, quizás canciones como ‘Bite Your Head Off’ son la manera en la que queremos recordarlos a ellos y al rock en sí mismo.

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