Menem Junior: una muerte y mil teorías

Detrás de la serie documental que reconstruye la tragedia del hijo del presidente Carlos Menem, entre los códigos del true crime y el melodrama turco

Por  DIEGO BRODERSEN

marzo 19, 2024

Junior, según la nueva serie de Max

Gentileza Max

Cerca del mediodía del 15 de marzo de 1995, exactamente a las 11.44 a.m., el helicóptero que piloteaba Carlos Saúl Facundo Menem Yoma se estrelló en un campo lindante con la ruta 9, entre las localidades de Ramallo y San Nicolás, matando de inmediato a su acompañante, el piloto automovilístico Silvio Oltra, y dejando con heridas fatales al hijo del presidente, que fallecería algunas horas más tarde en el Hospital de Agudos San Felipe, en San Nicolás. Pasados el shock y la tristeza inicial, las hipótesis no se hicieron esperar: ¿accidente por negligencia o atentado terrorista? La serie documental Menem Junior: la muerte del hijo del presidente, uno de los lanzamientos más fuertes de la recientemente rebautizada plataforma Max, reconstruye a lo largo de cuatro episodios los hechos en sí, el antes y el después, repasando un caso que ha originado múltiples especulaciones, desde las más sensatas al disparate absoluto, y delineando en el camino toda una época.


Menem Junior forma parte tangencial de ese gigantesco contingente de documentales televisivos que suelen englobarse bajo el mote de true crime. El trabajo de búsqueda y organización del material de archivo forma parte esencial del núcleo narrativo, junto a entrevistas actuales a especialistas, periodistas y gente ligada al poder político, además de dos personas muy cercanas a Menem Jr.: su madre, Zulema Yoma, y su hermana, Zulemita, principales impulsoras de la investigación del posible atentado.

Los responsables del proyecto en el rol de realizadores, Anahí Berneri y Sergio Wolf, son cineastas consumados. La primera, en el terreno del cine de ficción. La carrera de Wolf, por otro lado, ha estado afirmada en el terreno de lo real, y sus películas forman parte de la filmografía esencial del documentalismo argentino contemporáneo.
Los nombres de Wolf y Berneri pueden leerse en la secuencia de títulos de Menem Junior bajo el rótulo “directores en set”, designación que grafica las tensiones y límites de los cineastas a la hora de acercarse a proyectos producidos por las grandes empresas de streaming. El propio cineasta lo explica así a Rolling Stone: “Es un modo que suelen utilizar los directores cuando no tienen el corte de montaje final”, describe Wolf.

“Todo surgió como un proyecto que no nace de los directores sino de una productora, Anima Films, que convoca a Anahí, y es ella quien me contacta para sumarme, seguramente por mi experiencia en el campo documental. Una suerte de codirección en la cual ella, que tiene mucha experiencia en la ficción, estaba más a cargo del trabajo en el set, y yo más metido en la investigación, las entrevistas y las escenas puramente documentales. Esos roles en ciertos momentos se fueron cruzando, las cosas fueron cambiando, y muy rápidamente nos dimos cuenta de que el true crime era apenas una zona del caso, y que había otro género que se cruzaba que nos parecía muy interesante: una especie de melodrama turco. La pelea de un padre y una madre que dejan de amarse y se divorcian, y el hijo queda en el medio. Eso es lo que definió el concepto de los reenactment, las ‘reconstrucciones’ con actores”.


Las imágenes de archivo comienzan así a componer un rompecabezas de información que los directores enlazan a las escenas “ficcionalizadas” y las conversaciones actuales realizadas a cámara. “Ese coro de voces que elegimos, como las de Román Lejtman, Olga Wornat y Chiche Gelblung, relatan un costado que la guardia pretoriana de Menem nunca contó. Nadie contó lo que Carlos Menem no quería que se contase. Eso fue así durante la presidencia, después de la presidencia y ahora también, con él muerto. Aún hoy ni Alberto Kohan ni Carlos Corach cuentan ese otro lado. Es imposible afirmar si saben algo o no, desde luego, pero ¿qué cuernos pasó ahí? ¿Fue la imprudencia de Carlitos, que ya tenía cuatro clavos en una pierna por un accidente de moto, o bien Menem se comió la muerte de su hijo a sabiendas de que había sido un atentado? Esa zona es muy resbaladiza y está llena de detalles, y una parte del placer del trabajo con este material es que precisamente el menemismo tiene el archivo más adictivo de la historia argentina”.
Entre las imágenes inéditas en la serie, una de las más impactantes es la de la apertura del féretro de Menem Jr. tras un año de estar enterrado en el cementerio islámico de San Justo, un lugar poco apropiado para ello debido al bajo nivel de las tierras, fácilmente inundables. El paso previo a la realización de una primera autopsia. “Es una historia que tiene una zona truculenta. El día que se consiguió el material de la autopsia fue muy importante. Por supuesto que había todo un desafío en cómo usar el archivo, pero una de las áreas más ricas de la serie eran los personajes. Además, no se trata de una serie oficial de la familia”.
El enigma sigue abierto y la serie, dividida en cuatro capítulos de 45 minutos, aporta elementos para que cada espectador intente elucubrar sus propias teorías. Conspirativas o de cualquier otra índole.