¿Con qué fantasean las swifties? Las fans cuentan sus (sorprendentes y extraños) sueños con Taylor Swift

Wildest Dreams: antes de la seguidilla de shows de la estadounidense en Argentina, el libro "Ayer soñé con Taylor" recopila las curiosas ensoñaciones de sus seguidoras

Por  ROLLING STONE

octubre 4, 2023

Foto: DIMITRIOS KAMBOURIS

A poco más de un mes de una de las semanas más esperadas del año (¿o de la vida?) para los fans de Taylor Swift, salió a la venta Ayer soñé con Taylor (Planeta), un libro que promete “visiones, ensoñaciones y fantasías swifties”.

Se trata de 152 páginas llenas de relatos oníricos de seguidoras (en rigor, también una muy acotada minoría de seguidores) de la cantante estadounidense, junto con un prólogo a cargo de la escritora Tamara Tenenbaum, un “manifiesto swiftie” por la música Carmen Sánchez Viamonte y un texto que habla sobre la devoción que despierta Taylor en sus fans de Argentina firmado por la periodista Paz Azcárate, coautora del libro junto a su colega José Bellas.

Ayer soñé con Taylor también es, además de una curiosidad, una buena excusa para adentrarse en el universo de la cantante más escuchada del mundo, pero no a través de su historia, sino mediante el inconsciente de sus seguidores. En definitiva, una forma de entender el porqué de este fenómeno global que tiene su réplica local, de cara a la primera visita de la artista a la Argentina.

A modo de adelanto o spoiler, a continuación replicamos cinco de los sueños más curiosos que se reproducen en el libro con historias de besos, citas, viajes imposibles y hasta cameos de Messi:

Victoria Peralta Wagner, 33 años, @lafanit

“Soñé que me chapaba a Matty Healy”, le dije hace unos días a una amiga. “Es la humedad”, me respondió. Esto que voy a contar es un sueño sobre Taylor Swift, pero en realidad yo soñé con Matty Healy.

Estaba con algunas amigas. No sé bien qué era el lugar, pero parecía uno de esos clubes exclusivos donde van las celebridades después de una entrega de premios. Efectivamente, en cada dirección a la que miraba, podía ver una cara conocida, o que en el sueño yo sabía que eran famosos. Sin embargo, no lo eran. Había un salón con una especie de sauna en la oscuridad; eran diferentes piletas iluminadas desde adentro y los azulejos eran negros, brillantes. El espacio tenía muchas columnas por todas partes, como si fuera un laberinto, lo que hacía más difícil que la gente se viera entre sí. Aunque esto era una fiesta VIP, el dress code era bastante casual y nadie destacaba en la oscuridad, excepto ella. Estaba rodeada de su girl gang y con un aura de luz indescriptible a su alrededor. Era imposible no saber que había llegado Taylor Swift a la fiesta. Después de ella, aparecieron otras caras que sí pude reconocer: la de Gigi Hadid, la de Blake Lively y la de Selena Gómez. Lo que más nos sorprendió a todos y todas fue verlo a Joe. ¿Habían vuelto? ¿Taylor y Joe, otra vez juntos? El cuchicheo y los murmullos se intensificaron e incluso en ese sótano ruidoso donde la música era indescifrable se podía escuchar cómo todos hablábamos de lo mismo: Taylor y Joe habían vuelto.

Parecía el evento del siglo, el momento que estábamos esperando. Todo se sentía exclusivo. Las vibras de 1989 estaban en el aire. Mis amigas festejaban y yo me reía cuando giré la cabeza y lo vi pasar. Me rozó el hombro y me clavó los ojos de la manera más intensa que me miraron jamás. “Boluda, es Matty Healy, me está mirando” le digo a Mel. Lo sigo con la mirada mientras cruza al otro lado del sótano. Incrédula de que algo así me estuviera pasando a mí, sin pensarlo demasiado, dejé el grupo y me acerqué a hablarle. Acá es donde todo sucedió muy rápido, pero recuerdo que me presenté y me sonrió. Pasó su mano alrededor de mi hombro y me corrió el pelo de la cara para darme un beso. Sentí cómo me ponía colorada, el calor del lugar y el humo me estaban mareando un poco (¿o quizás era la fascinación con el momento, la realización del sueño adolescente con el chico —no tan— malo de la banda y el mejor beso que me habían dado en mucho tiempo?). Había algo en Matty completamente magnetizante, que me hacía olvidar que estábamos ahí, en un lugar público, dándonos besos contra una pared como si nadie estuviera mirando.

Unos minutos después de eso, Taylor se acercaba a saludarnos mientras ella abrazaba a Joe. Tay me hablaba como si fuéramos amigas de toda la vida y me pedía que la acompañe al baño. Elogié su labial rojo, que le quedaba perfecto con las flores del vestido celeste que estaba usando. Se había puesto la campera de cuero de Joe: esa famosa campera de cuero que todos vimos en las fotos de la fiesta secreta después de los Grammy.

Milagros, 18 años, @mmilssss.

Soñé que estaba en la escuela y el pibe que me gustaba me invitaba a la cancha el finde a ver a Instituto. Terminamos yendo. De la nada, en el medio tiempo, se me sienta una rubia al lado a la que no le presté mucha atención para no incomodarla. Sigue el partido y la chica me pide permiso para pasar. Me habla en español. Le hago lugar y, al mirarla, me doy cuenta que estoy frente a Taylor Swift, viendo un partido de Instituto contra Racing.

Me quedé mirándola, un poco en shock. Empecé a darle golpecitos al pibe al que acompañé para que se diera cuenta quién era. Él ni enterado. En eso, Taylor saca un micrófono y se pone a cantar “Love story” (con el volumen al palo, en medio partido). Pensé en el pibe y en mí, ¿íbamos a ser novios?

Nada que ver. Cuando llega la parte de “Marry me” Instituto hace un gol y se corta la atmósfera. El pibe lo festeja, está en otra. Cuando termina de cantar, ella se queda hablando conmigo. No solo habla en español, sino que también tiene acento cordobés puro. Conversamos sobre fútbol y sobre Instituto.

Florencia, 22 años, @florbosque

La ciudad era otra, parecía Nueva York o Londres. Yo estaba en una casa grande, en uno de esos edificios blancos con ventanas chiquitas. Conmigo, estaban varios de mis amigos, aunque de diferentes grupos. Era como una fiesta grande y era de día. Como si fuera una persona más de mi círculo, Taylor andaba por la casa vestida de manera muy casual: en shorts y un sweater. Estaba peinada con una trenza muy sencilla, que completaba el look con el que la había visto en varias entrevistas virtuales que dio tras la salida de Folklore y Evermore. Además de ella y de todos mis amigos, en esa fiesta estaba Messi, aunque yo no interactuaba con él. Con Taylor, en cambio, éramos amigas en este sueño. En un momento yo le daba la mano y le pedía que me cuente todo lo que le estaba pasando. 

Mientras esto pasaba, mis amigos entraban en un espiral de locura al descubrir que Messi estaba ahí. A mí también me resultaba llamativa su presencia, porque en el sueño Taylor era una amiga más. Messi, en cambio, era la celebridad. Toda esta excitación por Lionel me distraía de mi charla con Taylor, pero era un sueño feliz, todos estábamos contentos. Al final, Taylor y yo nos sentábamos en un sillón. En una mano tenía una copa de vino blanco. Con la otra, agarraba una de las manos de Taylor y le insistía:  “Ok, ahora sí, contame cómo te sentís con todo lo que ‘el eras’ está generando en vos, con la música, con los fans, contame todo sobre cómo lo vivís”. Cuando estaba por escuchar su respuesta, me desperté.

Melina Fernández, 28 años, @melfernandez_

Estoy en Londres y está a punto de correrse el circuito Silverstone. Yo estoy cubriendo el evento, pero también salgo a escondidas con un piloto de la Scuderia Ferrari.

En medio del evento, me entero que el hermano de Taylor es fanático de los autos y que tanto él como ella iban a ir a la carrera invitados por Ferrari. Remuevo cielo y tierra para conseguir un pase a la zona donde van a estar ellos. Me avisan dónde es: están en el garage.

Entro y veo a Austin y a Taylor mirando el monoplaza que los mecánicos estaban montando. Me empiezan a temblar las manos, pero por dentro sabía que tenía que calmarme y parecer profesional. Se sube a un monoplaza que solo tiene Ferrari con tres asientos. Le pido a mi novio que la cuide como su propia vida.

Ana Olivia Krapovickas, 18 años, @anakrapovickas

Soñé que iba en un colectivo línea 17 con una amiga. Yo iba mirando por la ventana y mi amiga iba charlando conmigo. En una parada, sube gente y mi amiga gira la cabeza y se queda de piedra.

Por la ventana, veo un cartel de teatro (una obra que solo existía en el sueño) y la llamo para decirle que puede estar buena esa obra, que hay que ir. Mi amiga ni se inmuta y me dice: mirá quién subió. Me giro para ver por el pasillo del colectivo y en la otra punta veo a una Taylor Swift de 18, 19 años.

Con mi amiga nos acercamos a ella para hablarle y ella nos pregunta si sabe dónde queda la Escuela Universitaria de Cine, el lugar a donde estábamos yendo mi amiga y yo. Bajamos las tres. Mi amiga y yo acompañamos a Taylor al departamento de alumnos.

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