Esperamos casi siete años para su regreso. Sin embargo, la espera ha valido la pena. Con una agudeza pop que se mantiene intacta tras casi dos décadas, que les ha permitido mezclar el rock con ritmos discotequeros, sin comprometer la esencia del dúo al crear composiciones amigables con la radio comercial, Diva Gash ha inmortalizado una estética única en nuestro panorama sonoro.
Con el apoyo de colaboraciones ubicadas en sus antípodas musicales, Camilo Ferrer y Javier Pabón construyen una pieza esencial que se mueve con sofisticación y glamour.
Just Can’t Stop comienza con una base de synth pop ochentero para mutar a una suerte de merengue galáctico junto a los veteranos de Proyecto Uno. White Russian presenta una pulida reinterpretación de ritmos para las ansiedades musicales de la segunda década de este milenio. Stardust tiene ese toque retro sin melancolías que le da un nuevo aliento a sonoridades que parecían superadas, pero que el dúo rescata como parte fundamental de su proyecto.
Se trata de un disco que le permite al rock un justo espacio dentro de la pista de baile, llevándolo con su polvo de estrellas a las lejanías planetarias de Júpiter y más allá de la galaxia conocida por el hombre
