Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Seis discos para recordar al gran ‘Teto’ Ocampo

Uno de los más grandes músicos colombianos de las últimas décadas ha partido, pero su legado es inmenso.

Por  RICARDO DURÁN

septiembre 27, 2023

Cámara Polar

Del rock & roll con Dogz (la banda con la que grabó un sencillo a finales de los 80) y Compañía Ilimitada, a las músicas indígenas con Mucho Indio, con un paso glorioso por los vallenatos con Carlos Vives y las fusiones con el Bloque de Búsqueda, Teto Ocampo fue un músico como pocos en Colombia. El respeto que se ganó entre la prensa especializada, sus colegas y discípulos fue el resultado de un compromiso realmente serio y respetuoso con el arte y el intercambio cultural, una misión que al final de sus días se enfocó especialmente en la recuperación de lo sagrado.

“La música es tan bella porque uno puede tocar con alguien que piense otra cosa; un comunista con un capitalista, las cosas más opuestas se desdibujan en la música”, decía Teto. “Si viene una persona y toca algo muy bonito, yo quiero tocar eso, no importa dónde nació ni en qué época; yo tengo derecho a tocar lo que me dé la gana y todos los músicos tienen el mismo derecho”, añade, insistiendo en que lo que más amaba de su oficio era la posibilidad de acercarnos.

“Teto es lo mejor que nos pasó en esa época”, dijo Carlos Vives en una entrevista realizada en octubre de 2014, recordando el aporte invaluable del músico en aquellos discos fundamentales de los años 90 con La Provincia.

Hoy le recordamos como artista, guitarrista, compositor y arreglista; le recordamos como ser humano de espíritu libre y antiguo, con algunos de los álbumes indispensables que grabó a lo largo de una carrera que marcó para siempre la música colombiana.

1993

Clásicos de La Provincia

Carlos Vives

“Empecé por hacer una versión nueva de ‘La gota fría’, pensando en lo que ellos necesitaban, con mi bagaje folclórico y rockero. Recuerdo que me monté en una buseta, saliendo de esa reunión, pensando en

cómo iba a ser la música de ‘La gota fría’. Cuando llegué a mi casa, que no era muy lejos –había un recorrido de media hora o menos–, ya sabía cómo era”, recordaba Teto.

“Llamé a Eduardo de Narváez, que era el productor, no esperé nada y le dije: ‘Eduardo, ya tengo mi versión de la canción’; y me dijo: ‘Pues, véngase pa’l estudio’. Y entonces yo otra vez salí, me fui pa’l estudio y trabajé en ello un rato, porque realmente fue muy poco tiempo. Puse en una cinta las ideas que tenía en la cabeza [tararea la base rítmica de la canción], el bombito este… Solo fue que las pusiera y ya empezó a sonar, y ahí Eduardo llamó a Carlos: ‘Oiga, véngase para que oiga lo que está pasando’. Él fue allá, y ya, ahí quedé”.

Las palabras sobran al hablar de lo que pasó con este arreglo para una canción que 30 años después sigue metida en el corazón de millones de personas en Colombia y el mundo. ¿Qué porcentaje de la población colombiana conoció ‘La gota fría’ gracias a esto?

1995

La tierra del olvido

Carlos Vives

El solo de guitarra en ‘Pa’ Mayté’ es una maravilla que en Colombia casi todo el mundo puede tararear de memoria; la guitarra introductoria de ‘La tierra del olvido’ sigue estremeciendo a cualquiera que lamenta los tristes destinos de este país; los arpegios y el riff de ‘Ella’ logran la magia del estremecimiento mientras invitan al baile; los punteos de ‘Diosa coronada’ son pura belleza vallenata; el comienzo funkero de ‘La cachucha bacana’ es una hermosa evocación de África y el Caribe…

Con este disco La Provincia llevó las cosas aún más lejos, y la guitarra de Teto Ocampo fue esencial en la creación de un sonido que definió nuestra identidad, hasta que se desvirtuó en el sonsonete del tropipop insulso. Sin embargo, el camino estaba trazado para quienes quisieron escucharlo con el alma, no con el bolsillo.

Así lo recordaba Teto: “Lo que más destacaría es el disco de La tierra del olvido, y puede ser porque cuando entré a La Provincia era el peladito. ‘No me van a creer a mí, porque ahí está el señor productor’; obviamente escuchaban lo que yo quería decir; pero, después de que se comprobó que el peladito traía algo interesante, me dieron la oportunidad de hacer lo que yo quería. Me escucharon, yo participé en eso, en la producción de ese disco, y entonces se hizo el disco que yo quería; no solo el que yo quería, fue un

acuerdo entre muchas personas, era el disco que todos queríamos”.

1996

Bloque de búsqueda

Bloque de búsqueda

El Bloque era básicamente La Provincia sin Carlos Vives y sin el acordeón de Egidio Cuadrado, con la voz del Iván Benavides, quien había sido esencial en el proceso de La tierra del olvido, y compositor de la canción que le dio título a ese disco.

Muchos consideran este como el mejor álbum de rock que se ha hecho en Colombia, cuando entendemos que nuestro rock debe ser mucho más que la imitación ramplona de los que hacen los anglosajones. Bloque de búsqueda incluye el clásico ‘Hay un daño en el baño’, además de maravillas como ‘El hedor’ y ‘El rap del rebusque’ (que estaba inspirada por los poemas nadaístas de X-504, Gonzalo Jaramillo Escobar). Allí estaba incluso ‘Nena’, una versión libre de ‘Babe, I’m Gonna Leave You’, el tema de Led Zeppelin que se basaba en la composición de Anne Bredon.

Este disco llevó a la banda a girar por el mundo, y en 1998 fue reeditado por el sello Luaka Bop, de David Byrne, el líder de Talking Heads.

2005

Teto

Teto Ocampo

Dedicado a sus hijos, Pedro, Juana y Manuela, este fue el primer álbum en el que Teto se hizo cargo de las voces. También tocó la guitarra, el tiple, el contrabajo, la bandola y el cuatro. Le acompañaron ‘El papa’ Pastor en el contrabajo de ‘Fuga llanera’, y Gilbert Martínez en las percusiones de varios temas. Acá encontramos otras aproximaciones al folclor en un trabajo muy acústico que recorre las llanuras, el altiplano y las costas.

“Richard [Blair] fue el que me movió a hacer el disco. Yo realmente estaba en ese proceso de reconectarme conmigo, porque llevaba como ocho años trabajando, mucho tiempo, poniéndole toda mi energía a La Provincia. Entonces, ‘¡Hey! Necesito un break y reconectar con tantas cosas que no estoy haciendo’; entre otras, era eso de escribir música, canciones y cantarlas con la guitarrita. Entonces, Richard me escuchó alguna vez esas canciones y él financió eso. Él se metió con todo a hacer ese disco porque le gustó, y también para ayudarme, yo creo, para ayudar a encontrarme”.

Este es el único disco que se presentó con su nombre, y lastimosamente no se encuentra disponible en plataformas digitales. Es una rareza muy difícil de encontrar también en formato físico.

2015

Sidestepper

Supernatural Love

Después de los beats, la salsa y la explosión de la tarima, la agrupación liderada por Richard Blair entraba en una fase profundamente espiritual y reflexiva. Sidestepper había evolucionado un montón, y ya no dependía exclusivamente de la electrónica; ahora era madera, cuerdas y voces. Era suave, espiritual, selvático, estaba cantado con amor, improvisado desde el corazón. Este fue un disco maravillosamente desconcertante, y en eso radica su poder.

“Reconocidos desde hace tiempo como los progenitores originales de la electro-cumbia, la mezcla vanguardista de electrónica y ritmos afrocolombianos que ha arrasado las pistas de baile desde Medellín hasta Londres y Nueva York, el sonido de la banda ha dado lugar a grupos tan jóvenes como Chocquibtown, Bomba Estéreo y más, muchos de cuyos miembros han jugado en Sidestepper durante la evolución del grupo. El nuevo álbum corresponde a la reputación de la banda como innovadora: orgánica, potente, rítmica e irresistiblemente bailable”; eso dice la página web de Real World, el sello disquero de Peter Gabriel que publicó Supernatural Love, y no falta a la verdad.

Mucho Indio

Mucho Indio

“Mucho Indio trabaja en la recuperación del territorio sagrado. Mediante el laboratorio paleofuturista abrimos huecos en el concreto, buscamos el nuevo arte en el ancestro. ‘Mucho Indio’ ha sido un insulto por mucho tiempo y este es el tiempo en que deje de serlo”, dice Kiwe Kaashambujuk en el arte de este primer disco del proyecto liderado por Teto, que apareció en 2011 bajo el sello de Polen Records, donde también se ha publicado música de Bomba Estéreo, Systema Solar y Mitú, entre otros.

Mucho Indio debe verse como una especie de oráculo, un lugar al que vamos a entender lo que somos, de dónde venimos, y lo que nos puede esperar en el futuro.

Para Teto, esa música que nos lleva por el mundo junto a las etnias del Cauca, la Amazonía, la Guajira, la Sierra Nevada, o el Putumayo, también se trata de “volver al origen, cosa muy necesaria porque estamos desconectados, entonces, ya no sabemos para qué estamos viviendo”. Y asegura que “si queremos entender de dónde salen nuestros problemas y cómo los solucionamos, está bueno volver al origen, ver cómo era el pueblo originario”.

Lee esta entrevista de 2021 a Teto Ocampo

CONTENIDO RELACIONADO