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Nsqk es la guía hacia el futuro

El productor y cantautor mexicano habla sobre sus orígenes, su discografía y el lugar que quiere ocupar en la música.

Por  KARLA LEÓN

agosto 28, 2023

Cortesía NSQK

Rodrigo Torres, mejor conocido como Nsqk, aún mantiene vivo el recuerdo de su primer concierto en solitario. El pasado 06 de mayo, el músico inició la gira “Roy En Vivo” en Monterrey, Nuevo León, su ciudad natal y, días más tarde, agotó ocho fechas alrededor del país. Meses atrás, se presentó en el Festival Ceremonia y abrió el show de Porter Robinson en la Ciudad de México, pero nada puede sustituir la energía de un público que transforma su nombre en un eco infinito.

Sobre el escenario, Nsqk es la mezcla perfecta entre energía y nostalgia. Su distintiva fuerza performática exalta arreglos musicales inéditos y letras que narran sus pensamientos más profundos, mientras expone fragmentos personales a través de elementos visuales o su interacción con el público. “Cuando estoy en el escenario, me transformo en la persona que me gustaría ser fuera de él”, revela a Rolling Stone en Español.

Después de lanzar Botánica, su EP debut, el productor comenzó un ambicioso proyecto que, inicialmente, visualizó como el segundo EP de su discografía y cuya salida programó para noviembre de 2020, pero no fue hasta dos años después que una profunda introspección sobre las heridas del pasado y una fusión experimental de música electrónica, pop alternativo, rock, ritmos urbanos, trip hop y punk, le permitieron darle vida a ROY, un álbum que lo perfiló como uno de los músicos más virtuosos de su generación.

Las raíces de Nsqk

Rodrigo se adentró en la música a los 13 años, cuando los sonidos de Skrillex, Swedish House Mafia, Avicii, Deadmau5 y Zedd se sumaron al auge de la música electrónica, pero más allá de un gusto por el género, despertó su interés por descubrir los procesos detrás de las canciones. “Investigué, encontré los programas y empecé a aprender. Recuerdo que un tío me regaló una laptop con Windows 97, apenas jalaba, pero así comencé a producir”, narra. En 2015, luego de subir algunas canciones a SoundCloud y YouTube, se unió a Internet Trash Collective, un grupo de músicos de todo el mundo que le dio origen a Nsqk.

“Nunca les conocí las caras. En ese entonces, entre nosotros surgieron bromas sobre el A$AP Mob; tienes a A$AP Rocky, a A$AP Ferg, a A$AP Yams. Por alguna razón, nos nombramos el Nsqk Squad y a mí me decían Nsqk Papi, por el usuario de Drake en Instagram: ‘@champagnepapi’. Ese fue mi nombre en redes por mucho tiempo y cuando decidí lanzar mi música, un amigo me dijo: “Wey, déjate Nsqk””.

En 2018, fundó No Pedí Permiso, un colectivo regiomontano, al que también se integró Méne. A la par, formó el dúo de música urbana-electro pop Southboys. En ese entonces, mientras combinaba su pasión por la música y su cotidianidad, Nsqk entendió que, por más de una década, la música había sido una de las principales constantes de su vida. “No llevaba un buen balance para hacer música”, confiesa. “Estaba en la carrera, en mi segundo o tercer semestre y me cayó el veinte, porque no me lo tomaba muy en serio.

Estudié mercadotecnia y en ese tiempo quería tener mi agencia, ser ‘godín’, crear campañas, hacer investigación de mercado. De repente, pensé: “Llevo años haciendo música; todos los días, en cualquier momento. Si no estoy dormido o no estoy haciendo tarea, estoy haciendo música. A veces, no hago tareas y no voy a las clases, para hacer música. En las clases hago música”. Todo me hizo clic y en ese momento se volvió muy obvio que esto era lo que quería”.

De Botánica a ROY

“Creo que mi lugar en la música ha sido un poco más experimental”, medita Nsqk. “Siempre me ha gustado ser el ‘raro’, y el público lo percibe y lo acepta. No me siento parte de un género musical; pero sí hago cosas extrañas, no digo que sean mejores”, añade. Su distintiva fusión de sonidos, que van desde pop y rap, hasta EDM y rock, es una de las cualidades creativas más interesantes del músico, y aunque se puede intuir que encontró su estética y estilo desde el principio, asegura que continúa en la búsqueda de un sonido propio.

“Siento que no he encontrado un estilo con el que me sienta cien por ciento cómodo, por eso le varío tanto. Estoy buscando la estética y los sonidos que me gustan. Afortunadamente, me han permitido hacerlo y sé que no es un privilegio que todos los artistas tienen. Mi lema en la música siempre ha sido, no exactamente romper las barreras entre los géneros, pero sí difuminarlas un poquito para ver lo que hay en medio”, resalta, mientras evoca a Porter Robinson como una de sus más grandes inspiraciones en la música.

“Tuve la gran oportunidad de abrir su concierto en abril. Siempre que saca algo da una cátedra; él cambió el campo de juego en la escena. En 2014, lanzó Worlds, un álbum totalmente diferente a lo que se había hecho en el electro y para mí fue un momento importante, porque me abrió la mente con respecto a lo increíble que puede sonar la música. Hasta el día de hoy, mis canciones toman esos tintes de electrónica. También me gusta mucho Mac Miller, creo que se nota en algunos tracks, y Mecano, mis papás me los ponían y, cada vez que puedo, los escucho para agarrar inspiración”.


“No quiero romper las barreras entre los géneros musicales, pero sí difuminarlas un poco para ver qué hay en medio”.


En Botánica, Nsqk apostó por enfatizar melodías llenas de R&B, con letras sobre el presente. “Escribí sobre cosas que sucedieron en ese momento y sobre sentimientos que tuve al instante. No me gusta hacer sencillos, más bien, hago proyectos. Siempre inicio con el nombre y a partir de ahí lo conceptualizo”. Antes de producir las canciones, el músico diseña moodboards en los que recolecta fotografías, arte y elementos visuales que se alinean a los mundos que desea explorar. “Son un punto de referencia para que, cuando me sienta perdido, pueda regresar a ellos y retomar el camino”, comparte.

En 2021, Nsqk lanzó Braille, un álbum colaborativo junto a Méne. Un año después, a meses de graduarse y tras una pausa inesperada, estrenó “Cuando Me Vaya” y “Ojeras”, las cartas de presentación de ROY, su primer material discográfico de larga duración, con el que experimentó un fuerte contraste emocional. Mientras la escena, la crítica y el público admiraban la tenacidad de su sonido e intentaban descifrar un espectro de géneros musicales, Rodrigo pasó por uno de los momentos más complicados de su vida.

“En ROY hablo sobre el pasado y sobre cosas que ya había superado. Tuve que vivir un proceso pesado y doloroso para buscar dentro de mí y revisitar heridas y momentos difíciles. Me di una buena bajoneada y, en ese sentido, fue diferente, pero también catártico. Intenté liberarme de todos esos sentimientos en las canciones”, reflexiona. Con 12 temas que llevan al límite la dualidad entre las estructuras líricas y las líneas melódicas, este álbum acaparó la atención en medio de un intento por equilibrar su vida académica, social y familiar, pero también, por alejarse de las inseguridades.

“Seguramente, entienden que a algunos papás no les gusta que nos dediquemos a cosas creativas y no estuve exento de eso; nunca les gustó que hiciera música. Cursé mi último semestre de la carrera mientras producía ROY, a la par, hice mi tesis, di clases, realicé mis prácticas profesionales y llegó un momento de mucho trabajo y cansancio; de batallar con la vida en casa. Había mucha tensión en todas mis relaciones y en todos los aspectos de mi vida. El día que salió ROY, también defendí mi tesis.

Todo se juntó y, al mismo tiempo, todo se acabó. Dos meses después de graduarme pensé: “Ya no hay nada en mi vida, ya no tengo nada que hacer”. En ROY me atreví a hablar de lo que tenía en la mente y en el corazón; me di la oportunidad de arriesgarme, de ser un poco más experimental, de meter partes que quizás no iban a entender en un principio y plasmar cosas mucho más pesadas y densas. Me quitó un peso de encima; me siento libre. Este disco se aleja mucho de Botánica; sé que el siguiente proyecto va a ser diferente y que, a lo mejor, al inicio no lo van a entender o a querer”.

ROY llegó a la vida de Nsqk para reencontrarse con los aspectos más valiosos de su esencia musical. Recientemente, se mudó a la Ciudad de México para descubrir nuevos caminos creativos. “Dejé en Monterrey a mi familia, a mi novia y a mis amigos. Vine porque quería empaparme de más cosas: vida, música, lugares, enfrentarme a nuevas personas, sentimientos y ambientes. Solo puedes crear arte en la medida que estás viviendo, sintiendo y experimentando cosas. Ahora mismo sé lo que quiero hacer sónicamente, las ideas ya están burbujeando. Estoy haciendo música todo el día”, detalla.

En su próximo proyecto, Nsqk buscará retomar un punto medio entre lo comercial y lo experimental, pero con un enfoque más digerible y una estética que enfatice aspectos alejados de los sonidos y los significados de las letras. “Quiero unir el mundo de Botánica y de ROY, pero de una forma más divertida. Con la salida del álbum, sentí que me estaba volviendo loco, que todo era demasiado denso y lo único que quería era divertirme en el estudio otra vez”. 

Recientemente, Nsqk lanzó “EME”, su primer intento por alejarse de los procesos creativos rigurosos. “Es el experimento que me enseñó a arriesgarme y no hacer un double check de las canciones. A veces me complico y pienso demasiado en cada palabra que escribo, cada acorde que compongo y cada cosa que canto, por eso tardaba en sacar música y me harté de eso. No quiero hacer cosas con menos esfuerzo, pero sí con menos preocupaciones. Ahora lo estoy haciendo y quiero que se note en la música que viene”, explica. 

Más allá de Nsqk

Rodrigo forma parte de una nueva generación de músicos que apuesta por la honestidad y la autenticidad, fuera y dentro de los escenarios. “No hay nada que yo pueda decir en una canción, que alguien más no haya experimentado. No me puedo dar el lujo de sentir que solo yo he pasado por lo que plasmo en las canciones y eso me da la confianza para traer cosas personales a las letras. La música es mejor cuando puede ser honesta en todos los sentidos; si un día es algo feliz o triste, será lo que voy a contar. De Méne aprendí que no debo fingir lo que estoy haciendo, diciendo o sintiendo”.

Antes de asumir su papel como cantante, Nsqk prioriza su rol como productor y compositor. Para él, que se involucra en cada aspecto técnico y creativo, desde los instrumentales, hasta los beats y la construcción de la batería, la música no siempre se termina, en su lugar, se comparte una de tantas versiones posibles con el público. “Llegó un punto en el que alguien más me tenía que decir que el proyecto ya estaba listo para sacarlo. Con ROY fue algo similar; salió el álbum y para tocarlo en vivo cambié casi todas las canciones. Algunas versiones del en vivo me gustan más que las versiones de estudio”, señala, mientras charlamos sobre las lecciones más valiosas que ha aprendido a lo largo de su camino en la música.

“Esta industria es de egos, de comparaciones, de competencia agresiva y es muy fácil voltear a ver los números y la fama de los demás, pero eso te lleva a lo negativo. Lo más valioso que he aprendido, me lo enseñó mi manager: “Esta no es una carrera de velocidad, sino una de resistencia”. Esto cambió mi perspectiva, porque no se trata de quién va a llegar primero, sino de quién va a estar aquí en 15 años, y me refiero a dejar una huella y hacer que algo perdure en el tiempo. Esa es mi meta, que la música perdure. Con eso en mente, todo lo demás es muy claro”.

La cercanía de Nsqk con los artistas de su generación lo ha llevado a grandes colaboraciones, entre ellas, “Aire” con Nicole Horts, “Continental”, junto a Bratty y Méne, y “Barco”, a lado de Noa Sainz, pero también, a formar parte de una comunidad que, más allá de la música, busca impulsar la unión de la escena mexicana. “Tenemos una mentalidad diferente, más amigable, y nos trazamos las mismas metas, ¿por qué no cruzarlas juntos? Anoche platiqué con los Latin Mafia y les decía que, a veces, el público cree que nos caemos mal y queremos ganar a costa del otro, pero no es así, todos nos tratamos bien, las intenciones son puras”, puntualiza.

Nsqk es el resultado de todas las experiencias que le han permitido construir su propia guía hacia el futuro. Aún y con la claridad que tiene sobre los cambios que pueden existir en la industria, reconoce cuál es el lugar que quiere ocupar en la música. “Quiero ser un personaje importante en la escena latinoamericana. No quiero ser el número 1, pero quiero estar arriba. Más allá de los números y un trono, quiero ser alguien que, de cierta forma, cambió la música y le echó huevos para cambiarla”.

“Últimamente, veo a ‘Roy’ como un alter ego, más que a Nsqk. Es más cercano a mi nombre real, en mi casa me dicen así; Nsqk soy yo”, cuenta el productor, pero al preguntarle sobre qué le gustaría conocer sobre sí mismo, no solo evoca la esencia de Rodrigo, sino también, del lugar que mantiene un lazo inquebrantable con aquello que le regala vida: el público. 

“Cuando estoy en el escenario, me transformo en alguien que me gustaría ser fuera de él y creo que le preguntaría a Nsqk: “¿Cómo le vamos a hacer?”. Porque me encanta quién soy sobre el escenario y quiero ser esa persona todo el día, pero no lo soy. Me gustaría tener la seguridad, el autoestima y la comodidad que surge en ese momento, porque sé que con un micrófono en las manos puedo hablar y conectar con la gente, hacer bromas y dominar el lugar”, finaliza Rodrigo, quien, seguramente, desvía la mirada solo para recordar a una multitud que, meses atrás, entre los claroscuros de las luces neón, reafirmaron la libertad y el poder de su esencia musical. 

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