A comienzos del 2000, los estudios Disney decidieron hacer películas basadas en las atracciones de sus parques que no estaban conectadas a ninguna de sus narrativas cinematográficas y televisivas. Inicialmente el resultado fue un fracaso. The Country Bears (2002), protagonizada por Christopher Walken fue todo un desastre de taquilla, al igual que La casa embrujada (2003) con Eddie Murphy. Sin embargo, Los piratas del Caribe (2003), con Johnny Depp, pese a todos los pronósticos negativos, terminó siendo un triunfo, junto a sus cuatro secuelas.
Los escándalos en los que se vio envuelto su protagonista, junto con el agotamiento de las historias, acabó (por ahora) con la saga de Jack Sparrow. Pero Disney continuó explorando sus parques y de ahí surgió Jungle Cruise (2021), una exitosa cinta de aventuras protagonizada por la mega estrella Dwayne Johnson. Y quizás eso fue lo que llevó a los estudios del ratón a intentar resucitar el concepto de La mansión embrujada con su respectivo remake.
Muchos padres de familia saben que los niños sienten mucha curiosidad por las películas de terror que disfrutan los adultos, pero también son conscientes que títulos como Terrifier o El ciempiés humano pueden resultar tremendamente traumáticos para ellos. Disney es consciente de este dilema desde hace años y por ello ha ofrecido títulos como la olvidada cinta animada Dos personajes fabulosos (1949), que incluye al Señor Sapo de El viento en los sauces, junto a la aterradora historia de Ichabod Crane y el jinete sin cabeza. Tim Burton, quien dirigió Sleepy Hollow (1999) la versión en acción real de la leyenda de Ichabod, trabajó para Disney en las inolvidables cintas en stop-motion El extraño mundo de Jack (1993), dirigida por Henry Selick, El cadáver de la novia (2005) y Frankenweenie (2012), ambas dirigidas por Burton, y la última, basada en un cortometraje que el director hizo para Disney en los inicios de su carrera.
La mansión embrujada fue inaugurada en Anaheim, California en 1969 y luego tuvo dos versiones más en Magic Kingdom de La Florida en 1971 y Disney Tokio desde 1983. El éxito de esta atracción temática radica en que logra asustar a niños y adultos, sin dejar de ser una experiencia simpática y agradable.
La nueva versión para cines representa una notable mejoría de la cinta aburrida y poco graciosa que desperdició el talento de Murphy y es una muy buena alternativa para los padres que no saben qué hacer cuando sus hijos le piden ver una película de miedo, pero la verdad sea dicha, La versión de la Mansión embrujada con los Muppets (2021) y la primera parte de Hocus Pocus (1993) son mucho más aterradoras, subversivas y divertidas que esta cinta.
Esta mezcla entre Los cazafantasmas, Beetlejuice, Insidious y The Frighteners nos cuenta la historia de Ben Matthias (LaKeith Stanfield de la serie Atlanta), un científico experto en lentes, que pierde a su amada en un accidente y se convierte en un anfitrión de tours a casas embrujadas en la mítica Nueva Orleans, trabajo que su pareja solía llevar a cabo antes de fallecer.
Acto seguido, el Padre Kent (Owen Wilson), un peculiar sacerdote, supuestamente experto en exorcismos, le pide ayuda a Ben. Gabbie (Rosario Dawson), madre del pequeño Travis (Chase Dillon evocando a Gary Coleman), se han ido a vivir a una antigua mansión y han descubierto que está llena de fantasmas.
La idea es que Ben tome fotos con sus lentes especiales a los espectros. Al principio, como en toda narrativa canónica, nuestro héroe rechaza la tarea y es incrédulo ante la posibilidad de que existan seres del más allá viviendo en la mansión, pero luego descubrirá que todo es real. Es así como el Padre Kent junto a Ben organizan un grupo para combatir a los fantasmas, conformado por la médium Harriet (una hilarante Tiffany Hiddish), el profesor Bruce (Danny DeVito) y Madame Leota (Jamie Lee Curtis), el espíritu de una médium que habita una bola de cristal. El grupo descubrirá que los fantasmas que habitan en la mansión, pese a que son aterradores, no son en realidad tan peligrosos como Crump (un irreconocible Jared Leto), un poderoso fantasma con sombrero de copa y un pasado oscuro y tenebroso, al que sí hay que temer de verdad.
Esta película necesitaba de un humor más negro (como el de las películas de Burton), más escenas auténticamente aterradoras y quizás, algunos referentes y guiños a otras películas del género para involucrar a los adultos. Aunque es cierto que La mansión embrujada es una cinta para niños, lo cierto es que el público infantil actual está más que preparado para una película de “terror infantil” mucho más sofisticada, como las cintas protagonizadas por Jack Black y basadas en los libros de Escalofríos o la subvalorada La casa con un reloj en sus paredes (2018), también con Jack Black y dirigida por Eli Roth (el mismo autor de la hiperviolenta Hostal).
Es más, al revisar la escena del demonio de la Montaña Calva del clásico de Disney Fantasía (1940) o la ya mencionada cinta animada sobre Ichabod Crane, nos daremos cuenta de que pese a que fueron realizadas hace más de cincuenta años, las dos cintas animadas logran ser infinitamente más aterradoras sin perder su espíritu infantil, a lo obtenido en esta supuesta “actualización”.
Queda también una pregunta en el aire: ¿No era mejor esperar un poco y estrenar esta cinta en Halloween?