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Las mujeres se manifiestan en contra de la dictadura que vivió Chile hace 50 años

El 11 de septiembre es una fecha amarga para el país. En el aniversario 50 del golpe cívico militar que dio inicio a la cruenta dictadura de Augusto Pinochet, las chilenas pidieron preservar la memoria y resguardar la democracia.

Por  LAURA VÁSQUEZ ROA

septiembre 11, 2023

@mujeresxnuncamas

El golpe de Estado de 1973 en Chile, a manos de los militares, no solo acabó con la vida del presidente Allende, sino que acabó con la democracia del país por casi dos décadas. Las víctimas de la dictadura fueron muchas. Los informes de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación en 1990 e investigaciones posteriores, concluyeron que por lo menos 38,254 personas fueron detenidas ilegalmente, en su mayoría víctimas de distintas formas de tortura; 3,216 fueron asesinadas, más de 1,500 fueron víctimas de desaparición forzada y por lo menos 3,339 mujeres fueron víctimas de violencia sexual.

El interés por la memoria y la reconciliación en Chile ha sido un proceso sinuoso. Durante la primera presidencia de Michelle Bachelet (2006-2010) se impulsaron algunas medidas para visibilizar lo ocurrido, se creó un Museo de la Memoria y se revisaron los hallazgos previos sobre los crímenes de los militares presididos por Augusto Pinochet. Bachelet es víctima de la dictadura, pues su padre fue asesinado, y ella y su madre fueron detenidas y torturadas en el centro de detención Villa Grimaldi.  

La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como “Comisión Valech”, documentó entre 2003 y 2010 las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura militar, que se extendió desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990.

Aunque las víctimas de la dictadura fueron muchas, el Informe Valech dedica un apartado voluminoso a partir de los testimonios de 3,399 mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual en los 17 años del régimen militar.

En su página 291, el informe describe su trabajo al entrevistar a las mujeres sobre lo vivido:

“Casi todas las mujeres dijeron haber sido objeto de violencia sexual sin distinción de edades y 316 dijeron haber sido violadas. No obstante, se estima que la cantidad de mujeres violadas es muy superior a los casos en que ellas relataron haberlo sido […]. La tortura sufrida por las mujeres menores de edad y por aquellas que se encontraban embarazadas subraya la brutalidad ejercida y la gravedad de las consecuencias que les han afectado. Cabe señalar respecto a estas últimas que 229 mujeres que declararon ante esta Comisión fueron detenidas estando embarazadas y 11 de ellas dijeron haber sido violadas. Debido a las torturas sufridas, 20 abortaron y 15 tuvieron a sus hijos en presidio”.

Los relatos son desgarradores y las formas de tortura parecen inimaginables. Pero son la realidad de esas 3,339 niñas, adolescentes y mujeres.

No es de extrañar entonces que sean las mujeres chilenas las que hayan decidido recibir la víspera de la fecha, la pasada noche del 10 de septiembre, en las calles, juntas y reclamando: Nunca + La democracia bombardeada”.

Fueron más de 12 mil mujeres las que rodearon el Palacio de La Moneda, vestidas de negro y con velas encendidas bajo el lema de: “NUNCA+ la democracia bombardeada”. En el comunicado de convocatoria de esta acción, insisten en la necesidad de resguardar los derechos humanos y buscar “incesantemente un diálogo democrático, respetando a cada uno de los habitantes de Chile”.

Chile vive un efecto perverso respecto a la forma en que se recuerda este duro episodio de su historia. El país se divide en la actualidad entre sectores que reconocen el horror de la dictadura y aquellos que la justifican por los avances económicos que supusieron las medidas de Pinochet. Avances, claro, que produjeron una profunda desigualdad social que se vive hasta la fecha.

En otros apartes del comunicado se encuentra un llamado a reflexionar sobre lo ocurrido hace 50 años y la necesidad del reconocimiento de sus consecuencias:

“Los efectos de ese daño, los vemos hasta el día de hoy. Es una fractura que está allí latente y que seguramente nos costará mucho tiempo reparar. Parte importante de esa reparación pasa por la verdad y la justicia que han sido negadas a gran parte de las familias víctimas de la represión.

Las mujeres tuvimos un protagonismo importante en la recuperación de la democracia y en la lucha por el respeto de los derechos humanos durante la dictadura. Buscamos a nuestras víctimas y nos levantamos una y otra vez. Aprendimos a trabajar juntas y a llegar a acuerdos. Ese aprendizaje también lo tienen las nuevas generaciones que luchan por una democracia más justa, diversa e inclusiva.

Desde ese aprendizaje que no está exento de retrocesos y de nuevos avances, decimos NUNCA+”.