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Krakens y sirenas: Conoce a los Gillman

Los estudios Dreamworks vuelven a sabotear a la competencia, con una alocada mezcla entre La sirenita y Red que llega a funcionar.

Kirk DeMicco, Faryn Pearl 

/ Con las voces de Jane Fonda, Toni Collette, Lana Condor, Colman Domingo, Will Forté

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

Desde su fundación, los estudios de animación DreamWorks se han enfrentado con saña a su principal competencia, y mucho de ello tiene que ver con el despido en 1994 de Jeffrey Katzenberg, el presidente de los estudios de animación de Disney. Tras un amargo conflicto con Disney, Katzenberg fundó junto con Steven Spielberg y David Geffen a DreamWorks, y algunos de sus largometrajes animados más exitosos como Hormiguitas (Bichos), Madagascar (El rey león), El Espanta Tiburones (Buscando a Nemo) y especialmente Shrek (las princesas Disney), son unos divertidos ataques directos a los productos ofrecidos por el estudio del ratón. 

Luego de unas acertadas desviaciones que intentaban proponer algo original (Kung Fu Panda Cómo entrenar a tu dragón, Los Croods, Un jefe en pañales, Trolls y Los tipos malos), DreamWorks decide volver a sus raíces y arremeter contra dos de los más recientes productos de Disney (Red y La sirenita), en una entretenida comedia sobre la preadolescencia femenina, tema que será siempre bienvenido, porque todavía no hay suficientes películas al respecto. Por cierto, esta es la primera cinta animada de DreamWorks en tener a una protagonista femenina.

Kirk DeMicco, el director de la terrible Chimpancés espaciales, pero también de la hilarante primera entrega de The Croods y de la refulgente explosión de color llamada Vivo, decide hacer uso de sus dos más grandes cualidades y el resultado es una divertida y, al mismo tiempo, hermosa cinta animada titulada Krakens y sirenas (su codirectora, la debutante Faryn Pearl, es la directora de arte de la segunda parte de Trolls, y de las series She-Ra y Los vecinos Green).

Como se plantea en el subtítulo, vamos a conocer a los Gillman, una familia conformada por Arthur (con la voz de Colman Domingo), el pacífico padre que dedica su tiempo en el arte de los barcos embotellados; Agatha (Toni Collette), la madre que trabaja en bienes raíces; y Sam (Blue Chapman), el travieso hijo menor, todo un campeón de “quemados”.  Pero nuestra protagonista es definitivamente Ruby (Lana Condor, de la trilogía de películas para Netflix conocidas como A todos los chicos de quienes me enamoré), una chica tímida y retraída, de cabello apagado, experta en matemáticas y enamorada perdidamente de su compañero de clase Connor (Jaboukie Young-White, quien prestó su voz al chico gay Ethan Clade en la subvalorada cinta animada Un mundo extraño).

Ruby siente que algo no está bien con ella y con su familia, y sus sospechas van más allá del color azul de todos sus miembros y de que su madre les diga que todos provienen de Canadá. La verdad es que los Gillman en realidad son una familia de Krakens, esas criaturas marinas mitológicas popularizadas en las películas de Furia de Titanes (“¡Liberen al Kraken!!), que se describen como una combinación entre calamar gigante y medusa que, al emerger de las profundidades, atacan a los barcos para proteger al mundo marino. 

Un accidente lleva a que Ruby descubra el secreto que su madre le ha ocultado (los Gillman llevan quince años haciéndose pasar como humanos) y acto seguido, va a conocer a un tío (Sam Richardson) y a una abuela (Jane Fonda) que no sabía que tenía. Además, va a tener a una nueva amiga, la vanidosa y engreída Chelsea (Annie Murphy), quien se parece mucho a la sirenita animada de Disney (por algo será). 
Sin lugar a duda, el concepto de convertirse en monstruo como metáfora para la pubertad, se trató mucho mejor en Red, el clásico instantáneo de Pixar y una obra muchísimo mejor que Kraken y sirenas. Pero el ritmo, la gracia, la hermosa animación plena en colorido, y ver a tres generaciones de mujeres (dos de ellas Fonda y Collette), unirse para acabar con un ser egoísta, vano y con un cabello estupendo, hacen que la odisea de Ruby valga la pena.

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