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Juanes: la madurez y el camino de retorno

Un repaso por la historia que le ha llevado más allá de una Vida cotidiana

FOTOGRAFÍAS POR ANDRÉS SIERRA SIEGERT

julio 16, 2023

Alguna vez me preguntaron cuál era el tipo de artistas que prefería entrevistar; mi respuesta fue casi un reflejo, y dije que prefería hablar con personajes mayores, con mucha experiencia, credibilidad y trayectoria, esas figuras que ya no necesitan andar vendiendo nada. Inmediatamente pensé en gente como Sting o Björk, a quienes tuve la suerte de entrevistar en 2022. Con el tiempo entendí que me gusta trabajar historias sobre artistas que han perdido el miedo. Se aprende mucho al hablar con gente que ha dejado (o al menos ha empezado a abandonar) el temor a la polémica, a los números bajitos en redes y plataformas, al desinterés del público y de la prensa. Cuando se pierde el miedo, empieza a ganarse libertad, y eso es algo que no tiene cualquiera en la infinita cobardía que domina al mainstream.

La dicotomía que aparentemente existe entre el miedo y el amor es un tema que muchos expertos han estudiado a lo largo de la historia, y es fácil pensar en eso cuando se establece un paralelo con la carrera de Juanes. Primero estuvo la inocencia y la pasión de su etapa con Ekhymosis, y sus primeros años como solista a comienzos de este siglo. Luego vino un éxito impresionante, un vínculo profundo con un público inmenso, y esto -como es apenas lógico- trajo presiones que, con el tiempo, se volvieron inmanejables. Esa situación se refleja, hasta cierto punto, en P.A.R.C.E., un disco que estuvo muy lejos de las expectativas de la audiencia y los medios, acostumbrados a éxitos como ‘Fíjate bien’, ‘A Dios le pido’, ‘La camisa negra’, ‘Me enamora’ o ‘Es por ti’. “Cuando salió el disco de P.A.R.C.E. fue una etapa muy dark en mi vida, en lo creativo esencialmente, y me di cuenta de que son cosas que tenían que pasar”, dijo en su momento.

Uno de los más grandes clichés del periodismo musical se encuentra cuando a cualquier artista se le pregunta por el álbum que más valora en su discografía, o el que menos aprecian; siempre contestan que todos los discos son como sus hijos, que es muy difícil elegir uno porque a todos los quieren por igual, y bla, bla, bla. Sin embargo, para Juanes es muy fácil, y P.A.R.C.E. es el elegido, sin un segundo de duda.  “Creo que es mi peor disco”, confiesa con una honestidad que escasea en esta industria. Pensemos que cualquier disco es un activo para cada sello disquero, parte de un catálogo que debe seguir produciendo dinero, aunque hayan pasado los años y las personas responsables no se sientan muy orgullosas de haberlo creado.

“Definitivamente es un disco muy regular porque yo estaba en la inmunda, estaba muy deprimido, fumaba mucho, tomaba mucho, estaba destrozado, yo venía hace por ahí dos años con una cosa dentro que me estaba matando”, dice. Ese proceso le llevó a un punto en el que siente que tocó fondo, y mientras presentaba un show en Washington sintió que ya no podía más; fue muy doloroso recordar todo lo que había luchado para llegar a ese punto y sentir la necesidad de abandonarlo todo. Las giras, las responsabilidades de la fama y sus compromisos le habían alejado por mucho tiempo de su camino y de su gente, en una etapa que hoy compara con la posibilidad de correr un premio de Fórmula Uno sin entrar a los pits; el éxito estaba pasando la factura.

Aunque no le gustó el producto final de P.A.R.C.E. en términos de grabación, producción e interpretación, Juanes no cree que en el arte existan realmente los desaciertos, para él todo es válido en el campo creativo; “Siento que eso te ayuda a ir definiendo y aclarando mucho más el carácter de tu creación y de lo que quieres hacer a futuro, se va como depurando un poquito, y es necesario”, reconoce. La gran diferencia está en que alguien como Juanes -o cualquiera de sus colegas- está obligado, hasta cierto punto, a hacer pruebas y cometer errores ante millones de personas.

Fotografias por Andrés Sierra Siegert

De todos modos, para él el problema no está en cometer errores, sino en desvirtuarse, y sonríe cuando recuerda que, hace poco, en el podcast de Santiago Alarcón (Meterse al rancho) dijo que en algún momento se había sentido “desvirtuado artísticamente, haciendo mierda y música horrible”. Un artista necesita mucho carácter para reconocer eso ante un micrófono, y Juanes cree que la tranquilidad para decir una cosa así es algo que viene con los años, y que probablemente antes no se habría expresado de esa forma. Sin embargo, esos golpes de realidad fueron lecciones que le permitieron llegar hasta el punto en el que presenta lo que para él es el mejor álbum de su carrera.

La visibilidad alcanzada en esa primera década del siglo se convirtió en una plataforma para su activismo por la paz en Colombia y, junto a otras grandes figuras, sacó adelante los multitudinarios conciertos de Paz Sin Fronteras. Se trataba de una movida honesta, pero dicen que ninguna buena acción queda libre de castigo, y empezaron a aparecer los primeros “haters”, a pesar de que las redes sociales no eran lo que hoy son; y le sigue pareciendo increíble lo que tenía que encontrar en Twitter. Un país tan polarizado como Colombia, en medio del conflicto que se vivía con las FARC en esa época, cobraba víctimas por todos lados.

En 2014, llegó Loco de amor, un disco con una producción de lujo, que contaba con gente como Steve Lillywhite (U2), Emmanuel ‘Meme’ del Real (Café Tacvba), y el baterista de Paul McCartney, Abe Laboriel. A pesar de todo, sus canciones pasaron más bien desapercibidas en los grandes mercados.


“Digan lo que digan, ese nuevo álbum de Metallica es un masterpiece para mí”.


Para la segunda mitad de la década pasada, con la fuerza arrasadora de la música urbana, las tendencias y las presiones resultaron abrumadoras para muchísimos artistas que decidieron recorrer esos caminos, alejándose en múltiples ocasiones de sus propios rumbos. Entonces fue cuando Juanes hizo Mis planes son amarte
(2017) y Más futuro que pasado (2019). El proceso creativo y de producción para estos discos no fue cómodo para él porque, al estar tan cerca del género urbano, se alejaba muchísimo de lo suyo; “Estaba saliéndome de mi forma normal de trabajar mi música, con mi guitarra, grabando en un estudio con otros músicos”, reconoce.

Juanes se quita el sombrero ante el talento de productores como Sky, Tainy y Mosty, que trabajaron con él en algunos de esos procesos, pero aclara que su forma de crear a partir de máquinas, beats y samples es radicalmente diferente a la suya. “Yo decía, ‘¿Qué estoy haciendo aquí? O sea, ¿será que esto sí es lo que debo estar haciendo?’, pero al mismo tiempo también quería darme la oportunidad de experimentar eso”, confiesa, antes de aclarar, “en ese contexto es que digo que me sentía incómodo”.

Por otra parte, reconoce que terminó sintiendo que había llegado a su límite, y no quería ir más allá en esas exploraciones en el mundo urbano, por eso continuó un proceso que él llama “madurar hacia la infancia” para quitarse de encima tantas presiones y fantasmas.

Ese aire de libertad -que para Juanes es eco y consecuencia del amor- es, además, algo que él ha empezado a transmitir cada vez con más fuerza, en particular desde que hizo Origen (2021). Se trató de un álbum de versiones con el que intentaba reencontrar muchas de sus raíces, a través de la música de gente como Carlos Gardel, Fito Páez, Juan Luis Guerra, Kraken o Bob Marley. Origen no fue la primera señal de esa búsqueda; a mediados de 2019, Juanes se presentó en Rock al Parque, y su show fue noticia por la enorme convocatoria que alcanzó y por su celebrada versión de ‘Seek & Destroy’, de Metallica, una banda por la que profesa la adoración de un verdadero fanático. Pocos meses después, Juanes fue elegido como Personaje del Año, y recibió el galardón de manos de Lars Ulrich, en uno de los momentos más emotivos para la carrera del artista paisa. “Una de las razones por las que hago música son ustedes, me cambiaron la vida, gracias”, le dijo Juanes a Ulrich ante el público reunido en Las Vegas.

Hace poco, en el marco de las conversaciones que ayudaron a dar forma a este texto, y en medio del lanzamiento de 72 Seasons, escribió esto por WhatsApp: “Digan lo que digan, ese nuevo álbum de Metallica es un masterpiece para mí”.

Fotografias por Andrés Sierra Siegert

Pocos meses después de su actuación en Rock al Parque, vino la pandemia, pero para ese momento, Origen ya estaba prácticamente terminado. Luego llegó el estallido social, y los sectores más radicales volvieron a atacarle por cualquier cosa, llegando a intimidar directamente a personas que desarrollaron proyectos a su lado en Colombia. Fue en ese contexto en el que se lanzó el álbum de versiones que le ayudó a tomar una decisión, y a decir, “Me la voy a jugar por acá, voy a seguir defendiendo mi guitarra, todo lo que ha sido para mí el rock, la mezcla con los elementos caribeños, y todas estas cosas que yo hago”.

“Yo no ando buscando millones de likes”, dijo a Rolling Stone en el marco de la promoción para Origen, y fue más allá: “No estoy esperando, ni pensando realmente, en que la radio ponga estas canciones. Que lo escuche quien quiera, el que sea”. Es evidente que el paso del tiempo le ha ayudado a perder el miedo y a manejar mejor sus expectativas de cara a lo que podemos entender como ‘éxito’. “Si vos tenés las expectativas muy altas, vas a sufrir mucho”, dice.

“¿Con quién te comparas hoy en día para considerarte exitoso? ¿Con Bad Bunny o estos manes que son ultrahipermegagigantes porque hacen la música que consume hoy en día la juventud?”, y la pregunta nos lleva a pensar en la longevidad, en las posibilidades que tendrán las figuras virales de hoy para que alguien se interese por sus canciones dentro de 20 años.

Si a Juanes no le cuesta trabajo reconocer cuál es el disco que menos aprecia entre los que ha grabado, para él es muy fácil asegurar que Vida cotidiana es su mejor álbum. En relación con las expectativas que ya hemos mencionado, el paisa asegura que en esta ocasión no las tiene; “Hice el disco que yo quería hacer, me sentaba, lo escuchaba una y otra vez, y decía, ‘Esto me fascina’. Puedo decir que me representa al 100 %”. Se trata de un disco en el que el amor vuelve a ser protagonista, pero busca ir más allá del amor de pareja, explorando las relaciones con su patria, con su familia y con diversos aspectos de la vida. La canción ‘Vida cotidiana’ habla del vínculo con Luna, su hija mayor; ‘Mayo’ y ‘Canción desaparecida’ (con Mabiland) se refieren a la dura realidad sociopolítica de Colombia. Juanes calcula que el 70 % de sus canciones pueden ser malinterpretadas, probablemente hacen referencia a un determinado tipo de relación, pero los medios y el público terminan creyendo siempre que hablan de amor romántico.

Fotografias por Andrés Sierra Siegert

Hay momentos en los que Vida cotidiana se siente como un desquite, una revancha con sonidos muy contundentes y baterías bien presentes, como si quisiera alejarse de ciertos recursos de producción; “Yo creo que el sonido del álbum tiene eso de, como dicen los estadounidenses, in your face”, e insiste en que el rock necesita siempre algo de agresividad. Esa búsqueda hizo parte del trabajo que Juanes desarrolló en la producción del disco junto al argentino Sebastián Krys (Shakira, Alejandro Sanz, Kinky, La Santa Cecilia, Elvis Costello).

Esa vida cotidiana del disco tiene mucha relación con el precio que ha debido pagar para tener esta carrera, y se traduce en el tiempo que no ha podido pasar con sus hijos, su esposa y su familia, con el hecho de no poder estar en alguna presentación de sus hijos en el colegio, en una entrega de informes escolares, o en una celebración familiar muy importante: “A veces llego a mi casa y veo las fotos, pero no estoy en ninguna parte, siempre estuve viajando”, dice con melancolía, y asegura que aún le resulta muy extraño eso de terminar un concierto ante miles de personas para estar luego solo en la habitación de un hotel, viendo una película o respondiendo correos.

Así mismo, tiene claro que las canciones de este álbum no alcanzarán los primeros lugares en los conteos, no tienen posibilidades de competir con el pop urbano, el regional mexicano o el trap, justamente porque no fueron creadas para eso. Nada de eso le preocupa. “La música que yo hago en este momento no está en el Número Uno en las listas de popularidad, porque la gente escucha otra cosa”, dice con absoluta certeza y tranquilidad. “El significado del éxito para mí tiene que ver con la realización personal, con lo que haces. No necesariamente tienes que ser famoso, es hacer lo que te gusta, disfrutar del momento y de esa labor”, añade.

En relación con su edad actual (en pocas semanas cumplirá 51 años), piensa que el paso del tiempo le ha dado “acceso a más conocimiento, la oportunidad de aprender más y abrir más puertas que, de pronto, estaban cerradas en otro momento, y creo que eso me ha dado la oportunidad de hacer cosas más interesantes; que sean más comerciales, no lo sé, quizás no lo son, pero a nivel de composición, de ejecución, y a nivel poético, sí. Siento que estoy en un momento muchísimo mejor que hace 20 o 30 años”. En ese mismo sentido, aclara que ahora tiene mayor claridad ante las cosas que no haría para alcanzar más reconocimiento, entendiendo que el éxito también puede terminar afectando su salud mental al estar viajando por todas partes sin parar entre conciertos y entrevistas, haciendo que cualquiera llegue a perder el contacto de la realidad; “Creo que esa presión es muy dura, y en algún momento uno se quiebra”, asegura.


“A veces llego a mi casa y veo las fotos, pero no estoy en ninguna parte, siempre estuve viajando”.


Más allá de su devoción por Metallica o leyendas iberoamericanas, como Miguel Bosé, se esfuerza por estar al tanto de lo que suena con fuerza en la actualidad, siguiendo a personajes como Stromae, y oyendo a las bandas abanderadas del rock y el metal en el siglo XXI, como Ghost y Gojira. “Cuando escucho lo nuevo de Foo Fighters, digo, ‘¡Qué chimba de canciones, qué buen sonido!’, ahí es donde me quiero ubicar, yo quiero seguir por ahí”, dice, antes de recordarnos que le sigue encantando la música de Juan Luis Guerra, por ejemplo, y la posibilidad de oscilar entre esos dos mundos.

Por otra parte, vive muy pendiente de la movida musical de su ciudad natal, y ha armado una playlist titulada ‘El nuevo sonido de Medellín’, en la que se encuentran artistas como Feralucia, Margarita Siempre Viva, Sr. Pablo, Thomas Parr, Bella Álvarez, Providencia, Mabiland y Crudo Means Raw.

Queda claro que Origen y Vida cotidiana son para Juanes un viaje de regreso, pero ¿qué va a pasar ahora, más allá de los shows y las giras? ¿Qué tiene en mente? La respuesta es aún más radical e interesante: “Sueño con sacar un EP de seis canciones, por lo menos, de un proyecto mucho más heavy, estoy trabajando en eso, en ese aspecto más metalero, porque me gusta mucho”.

Le cuento que hace unos años Andrés Cepeda me dijo algo parecido, que quería volver a hacer rock, y recordamos que recientemente Cepeda, Juanes y Fonseca cantaron juntos en un show. Ahí es cuando parece llegar otra posible primicia: “De hecho, nos vamos a meter en un proyecto los tres porque tenemos la inclinación hacia eso, y nos parece chévere, es algo que puede pasar, independiente, por otro lado. Pero en lo mío, tengo en la cabeza ese proyecto de metal, y ahí sí, ¡menos expectativas! [Risas]”. Es algo que hace única y exclusivamente movido por intereses artísticos, “pensando en la gente que disfruta de eso”.

Fotografias por Andrés Sierra Siegert

Después de la inocencia y la pasión de los comienzos, el péndulo se fue hacia el éxito masivo y sus presiones, para volver ahora a un lugar que se parece mucho -guardando las debidas proporciones- al punto de partida. La gente le sigue preguntando por qué no vuelve a hacer algo como ‘La camisa negra’, o por qué no se dedica al reggaetón, y su respuesta es muy clara: “No me interesa, no tengo mi cabeza en eso. Quiero hacer lo que me sale, y si algún día me sale una canción como ‘La camisa negra’, bien, pero nunca me va a salir igual, y va a salir peor. Por eso prefiero seguir buscando en lugares nuevos, seguir proponiendo, ¿me entiendes?”. Sí, claro, le entiendo, y espero que pronto podamos oír ese EP lleno de rock & roll, para que esta búsqueda incansable suene con más fuerza, y se consolide como parte de Juanes en esta nueva vida cotidiana.


Créditos: Fotografias por Andrés Sierra Siegert; Produccción: UNOXUNO / Alejandra Laverde; José Sarmiento; Asistente de fotografía: José Sarmiento; Stylist: Tattiana Echeverri; Asistente Stylist: Steve Lopera; Maquillaje: Paula Medina; Locación: La Bodega Estudio.

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