Extraído de RS67, Mayo 2008
Indiana Jones guarda misterios y acertijos difíciles de revelar.
Silencio. Un clima atípico para Santa Mónica (Los Ángeles) me hacía olvidar la idea de atravesar la piscina. De pronto, ráfagas de viento silbaban al compás de mis pasos a lo largo de un enorme pasillo. Mi refugio estaba listo, un hotel que oculta misterios y tesoros. Unos cuantos metros me separaban de descubrir el secreto mejor guardado de la cinematografía de Hollywood…
La adrenalina buscaba salir a cada respiro que daba; no contaba con látigo, mucho menos pistola. Pero eso sí, un sombrero era mi fiel compañero. Enfrente de mí, un par de puertas, ¿cuál abrir? (Por mi experiencia, siempre escojo la que guarda una desagradable sorpresa.) La solución: un volado. La izquierda es la ganadora, me acerco y cuidadosamente le doy vuelta a la chapa. Su rechinido anuncia que probablemente sea la incorrecta. La abro poco a poco, para entrar a un oscuro salón. Una enigmática voz dice que me acerque. Sin hacerle caso a mi voz interna, me acerco y, como trueno, una ráfaga de luz cae sobre una figura –de fondo, podrían escucharse los primeros compases del tema de la cinta Indiana Jones, de John Williams–. Su silueta es familiar, me aproximo cauteloso, arreglo mi sombrero y, al levantar la vista, me sorprendo que ante mí esté uno de los actores más populares del cine: Harrison Ford. Abrir esa puerta fue la mejor elección.
Es un hombre canoso, se ve en buenas condiciones físicas y de salud. Estrecha mi mano como saludo y, con cierto sarcasmo, inicia nuestra plática sobre la más reciente aventura del Dr. Indy, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, cuarta cinta de la saga. Aunque sus palabras guardan misterios y acertijos que le prohíben divulgar, acepta una conversación que va más allá de la arqueología. “El guion tomó tiempo, pero valió la pena la espera. Terminó con algo con lo que estamos contentos. El guion me convenció de volver a estar en la cinta, es genial. Indiana Jones es especial para mí y para todos. Me encanta hacer películas y estar con el equipo, con George [Lucas] y Steven [Spielberg]. Ocupa un lugar especial en mi corazón”, dice Harrison Ford. El actor porta una chamarra que se aleja bastante de aquella usada por su personaje. “Me gusta la relación del personaje, las aventuras. George Lucas es una persona fuerte, y tiene razón… siempre tiene la razón”, una ligera sonrisa se marca en su rostro, aquel que ha enfrentado grandes peleas en cintas anteriores.
Ford ha encarnado personajes célebres, ¡cómo olvidar a Han Solo, de Star Wars! A cada una de sus actuaciones les imprime pasión y talento, lo que lo hace un actor multifacético, que puede ser en un momento un héroe intergaláctico y, en otro, un carismático arqueólogo. “Indiana es un personaje más complejo e interesante. Me da la oportunidad de explorar más aspectos de su personalidad y naturaleza. En cada personaje que interpretas pones un poco de ti. Si te informas, cada personaje es como yo. No soy un actor de plástico. A la audiencia no le gustan ese tipo de cosas. Trabajo mi propia mente, mis propias emociones”, hace una pausa y, de pronto, la oscuridad de la habitación se vuelve brillante cuando lanza una frase singular y memorable: “Pienso que Han Solo era un poco tonto, como un vaquero espacial de Brokeback Mountain” [muchas risas]. Para Indiana Jones no fue necesario traer a la vida aquellos recuerdos de sus filmaciones: “El personaje está en la chamarra y en el sombrero, no fue necesario ver las cintas anteriores”.
La acción es esencial en esta cinta y, aunque la tecnología se ha desarrollado, las escenas peligrosas se trataron de filmar de la manera más real posible. Han pasado muchos años de Indiana Jones y la última cruzada, y aunque la labor de los dobles es primordial, Harrison Ford se preparó para cada paso que daba en la nueva cinta. “Filmamos toda la parte de acción como se hacía antes, a la vieja escuela. No me lesioné mucho, como cuando me lastimé la espalda en el Templo de la perdición. Generalmente trato de mantenerme en forma. No solamente para las cintas, pero esta vez dolió un poco más. Los dobles son una parte importante de la película y es más divertido tener una conexión emocional con la audiencia en esos momentos. Fue importante que se viera mi cara en lugar de la espalda de un doble”. Para lograr eso, la seguridad en las escenas de acción fue indispensable y se lograron secuencias que sorprenden. “Shia [LeBeouf] y yo teníamos una especie de traje volador, como un disfraz construido con un arnés que se agarraba a un cable, así pudimos hacer la parte de las motocicletas y autos. Anteriormente no usábamos ese tipo de seguridad”.
Steven Spielberg y George Lucas se comprometieron a realizar cinco cintas de Indiana Jones, una mancuerna que ha funcionado y ha dado al cine hollywoodense [y a sus propios bolsillos] millones de dólares. En esta cuarta parte, la historia se repite para que la creatividad y el talento se fusionen al dar forma a un Indiana Jones que, sin lugar a dudas, es adicto a los riesgos. “Steven organizaba todo, fue realmente un placer trabajar con ellos. En un nivel de ideas, me quedo con ésas que se plasmaron en cada escena, son exitosas y se transfieren a la historia, a la siguiente escena. No es mi trabajo pensarlas o cuidar el resultado, no puedo actuar eso, pero debo tener toda la información, repetírmela y hacerla bien. Es en lo que pienso cuando estoy actuando. Es como tener claridad, saber cómo darle énfasis a la parte correcta para pasar a la siguiente”.
Y, a diferencia del personaje que interpreta, al maduro actor no le interesa el riesgo: “No soy Dare Devil. Soy un actor. Mi aventura ocurre cuando lanzo una cinta, es una gran aventura: ‘¿Qué es lo que pasará aquí?’. La gran prueba es la audiencia y es la medida que te pueden dar de tu éxito”, explica el actor. Al platicar con él pareciera que hacer una vida en Hollywood fuera de lo más sencillo, ya que, como él asegura: “Puedes iniciar hoy o hace 34 años, tus oportunidades de conseguir el éxito son buenas; hacer una vida de este negocio para un periodo largo de tiempo depende de qué tipo de trabajador eres. Qué tan útil puedes ser, qué tanto puedes dar de ti mismo, qué tan fácil puedes trabajar con otros. No hay más… No es cuestión de suerte”. Y, aunque hay actores que por su edad prefieren estar detrás de cámaras, para Ford es diferente, hasta el momento: “No tengo planes de dirigir, interrumpiría mi carrera. Es muy difícil, toma mucho tiempo y no es bien pagado”. Nuevamente aparecen las risas, pero Ford siempre guarda su compostura.
El cine comercial busca llenar salas de cine, dar cantidad y no calidad, y recientemente se ha seguido la tendencia de recurrir a héroes o personajes de hace algunas décadas para revivirlos, tal es el caso de Rambo, Rocky y ahora Indiana. “Recurrir a personajes del pasado es para darle trabajo a actores viejos [risas]. El negocio cinematográfico ha cambiado mucho pero, no sé cómo describirlo, no le he prestado mucha atención a ese punto”. Pero una de las metas es alcanzar un público nuevo. “Las cintas anteriores fueron muy populares. Estaba seguro de que podíamos hacer una película de calidad y energía, entretenida. Como la nueva, para introducir el personaje a una nueva generación de audiencia”. Nuevos héroes para que, con el alimento de la mercadotecnia, se vuelvan ídolos de muchos cinéfilos. Harrison Ford no tiene héroes de celuloide. “Mi héroe es Abraham Lincoln. No pienso en héroes de cine, no tengo interés en ese nivel de héroe. No existen. En High Noon, el sheriff que sale, nunca se piensa como un héroe, es un hombre con un carácter complejo. La gente tiene una mala interpretación de lo que es un héroe, eso viene de la cultura. Un héroe es un tipo como un bombero, un policía, un soldado. Hay casos heroicos, pero como actor no quieres interpretar a un héroe, quieres interpretar a un personaje. ¿Cómo se llena la solicitud de empleo para un héroe?, ¿su póliza de seguro? [Risas]”.
Se hace una larga pausa. Una mirada externa se clava en nosotros, como si fuera la de un cazador de una tribu en busca de su presa. Nos quedamos atónitos y el nerviosismo hace que caigan gotas de sudor de mi frente. El olor a hierba y lodo es cada vez más penetrante, parece como si un guerrero maya estuviera entre nosotros. La pausa se convierte en acción y Ford me sacude con sus palabras: “Tomamos ventaja de la cultura maya, no intentamos entenderla de forma compleja. Siempre viajamos en las cintas de Indiana Jones, vamos a lugares exóticos y nos adentramos en las culturas ancestrales, como una fuente de misterio. Ése es el camino que tomamos al recurrir a la cultura maya y su arquitectura”. El miedo se evapora y el secreto de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal parece esclarecerse… “Hay un periodo de historia, en un diferente contexto, donde la aventura toma su lugar, 20 años después, Indiana es 20 años más grande. Creo que hay una maravillosa complejidad en retomar los personajes del pasado, de la vida de Indiana; todos se encuentran en esta historia de una manera muy entretenida”. Y, como llegó, la luz se extinguió para dejarme solo en aquel cuarto. La búsqueda fue insuficiente, mi sed de encontrar el tesoro perdido, de saber sobre el posible hijo de Indiana, los alienígenas y el poder de la calavera de cristal desaparece. Afortunadamente, pronto lo sabremos… aunque siempre queda la opción de abrir la segunda puerta.