Un día como hoy, pero hace diez años, U2 protagonizó uno de los lanzamientos musicales más criticados de la era del streaming. El 9 de septiembre de 2014, su álbum Songs of Innocence apareció repentinamente en los dispositivos de todos los suscriptores de iTunes alrededor del mundo, sin previo aviso como parte de un acuerdo entre la banda irlandesa y Apple. Se trataba del lanzamiento “más grande de todos los tiempos”, como describió el CEO de la empresa, Tom Cook, sin embargo, la recepción fue completamente diferente a la esperada.
Muchos lo describieron como una intrusión no deseada, una invasión de privacidad que generó un rechazo casi que inmediato. Hubo quienes lo calificaron como “rock & roll en forma de correo basura distópico”, y otros que lo definieron como “inquietante y perturbador”. No pocos consideraron que esta maniobra de marketing devaluaba el valor artístico de la música, al tratarla como un producto que podía ser entregado sin consentimiento.
El descontento no se limitó a una mera queja sobre la presencia del álbum en sus dispositivos, sino que eliminarlo tampoco era posible desde Apple Music. La empresa fue obligada a publicar una página web dedicada exclusivamente a eliminar Songs of Innocence, tan sólo una semana después del lanzamiento. Como respuesta a lo ocurrido, U2 se disculpó públicamente durante una sesión de preguntas y respuestas en Facebook, donde el vocalista Bono admitió que el lanzamiento podría haber sido impulsado por una mezcla de generosidad, autopromoción y un profundo temor de que las canciones que habían trabajado durante años no fueran escuchadas.
Varios años más tarde, cuando se estrenó su autobiografía, Surrender: 40 Songs, One Story, Bono asumió la responsabilidad completa del incidente, señalando que incluso algunos consideraron que, pese a ser gratuito, el álbum “era demasiado caro”. Como detalló, U2 tenía en mente una nueva forma de distribuír música, en la que en este caso, Apple compraba el álbum y se la regalaba a los 500 millones de usuarios que estaban registrados en aquel entonces.
Aunque fue un intento de hacer llegar la música de la banda tanto a usuarios que ya los seguía como a quienes tal vez no tenían idea de quiénes eran U2, la iniciativa resultó más en una maniobra forzada, que incluso generó debate sobre el papel de las corporaciones tecnológicas en la vida cotidiana de las personas. “Asumo toda la responsabilidad. Ni Guy O, ni Edge, ni Adam, ni Larry, ni Tim Cook, ni Eddy Cue. Pensé que si pudiéramos poner nuestra música al alcance de la gente, ellos podrían optar por acercarse a ella”, escribió Bono en sus memorias.
Pero más allá de la controversia, Songs of Innocence marcó el regreso de U2 al estudio después de cinco años de silencio discográfico. Dando continuidad a No Line on the Horizon de 2009, este trabajo se gestó en colaboración con varios reconocidos productores, como Danger Mouse, Paul Epworth, Ryan Tedder, Declan Gaffney, con el propósito de encontrar un sonido que representara su evolución artística. A nivel conceptual, su decimotercera obra discográfica se centró en exaltar sus raíces irlandesas, en un homenaje a sus influencias musicales como Ramones y The Clash.
Aunque No Line on the Horizon había logrado una buena recepción, haciéndose un lugar en la cima de las listas en más de 30 países, sus ventas estuvieron por debajo de las expectativas. En un primer momento, U2 contempló lanzar un álbum complementario titulado Songs of Ascent, que sería una continuación directa de su último trabajo, similar a lo que habían hecho previamente con Zooropa y Achtung Baby. Este proyecto pretendía ser una obra “meditativa y reflexiva”, inspirada en el tema de la peregrinación, sin embargo, este álbum nunca llegó a materializarse.
La banda exploró diversas direcciones creativas mientras trabajaba en su nuevo material. De hecho, estaban involucrados en tres proyectos en simultáneo: un álbum de rock más tradicional con el productor Danger Mouse, un trabajo de música electrónica con artistas como David Guetta, RedOne y will.i.am, y el mencionado Songs of Ascent. Por su parte, Bono y el guitarrista y tecladista de U2, The Edge, también estaban trabajando en la creación de nueva música para el musical de Broadway de Spider-Man: Turn Off the Dark, lo que resultó en cinco años de silencio musical en medio de la búsqueda de un nuevo sonido.
Finalmente, Songs of Innocence nace como una exploración de los orígenes de la banda, revisitando los recuerdos de su juventud en Irlanda al mismo tiempo que exaltan a sus héroes musicales. A lo largo de 11 pistas, la banda dio vida al disco “más personal” que jamás habían producido, como señaló Bono en su momento. ‘The Miracle (of Joey Ramone)’ abre esta obra, rindiendo homenaje a Joey Ramone, el vocalista de Ramones, quien tuvo una gran influencia en Bono durante su crecimiento.
Desde ‘Every Breaking Wave’, ‘California (There Is No End to Love)’, ‘Song for Someone’ hasta ‘Iris (Hold Me Close)’, ‘Volcano’ y ‘Raised by Wolves’, cada pista representa las memorias de los integrantes, cantando sobre el amor, el dolor, la pérdida, el éxito, el autocuestionamiento, entre otros temas. Así, Songs of Innocence, parece un álbum de fotografías en la que cada toma cuenta una historia íntima tanto de los años incipientes de la banda, su trayectoria y los altibajos de las vidas personales de cada uno de sus miembros.
Visualmente, la portada muestra al baterista, Larry Mullen Jr., abrazando a su hijo, encapsulando la vulnerabilidad y la inocencia que intentaron plasmar al momento de dar vida al álbum. Así mismo, el título da continuidad al concepto, inspirado en la obra literaria de William Blake, Songs of Innocence and of Experience, como una invitación a un viaje a través de diferentes etapas emocionales y espirituales de la vida de la banda.
Dejando un lado la controversia y las críticas que recibió U2 por sus tácticas promocionales, Songs of Innocence logró un buen recibimiento en términos generales. Aunque algunos lo calificaron de “genérico” con un tono “poco definido”, otros aplaudían la sinceridad y crudeza para hablar de sus vivencias de manera tan auténtica.
Songs of Innocence representa un capítulo controvertido en la trayectoria de U2, en un intento de mirar al pasado con un sonido contemporáneo que, aunque buscaba resonar a nivel personal, terminó polarizando a la crítica y a sus oyentes. Aunque intentaron llegar al público apelando a su sensibilidad, con recuerdos y temas profundamente personales, el álbum no logró alcanzar el nivel de innovación que muchos esperaban de una banda con su legado. A pesar de las críticas y la controversia, el álbum sigue siendo un testamento del deseo de U2 de evolucionar mientras mantienen un pie en sus raíces, e incluso, se hizo el nombre como uno de los 50 momentos musicales más significativos de la década de 2010 de Rolling Stone.