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De jets privados, celebridades y la desigualdad de carbono

Ser famoso o famosa no es un pase libre para contaminar indiscriminadamente.

febrero 12, 2024

Aviones privados estacionados en el Aeropuerto Friedman Memorial en Idaho, Estados Unidos.

Kevin Dietsch/Getty Images

Taylor Swift no ha dejado de ser un tema de conversación desde su participación en la más reciente entrega de los Premios Grammy, en donde se convirtió en la primera persona en llevarse a casa por cuarta vez el galardón al Álbum del año. Esa misma noche, tras recibir su primer reconocimiento de la velada, la artista aprovechó la ocasión para anunciar el lanzamiento de su siguiente LP. Si bien sus recientes éxitos han atraído a la opinión pública, la atención que ha recaído sobre ella no ha sido del todo positiva.

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Tan solo un par de días después de los premios, se conoció que el equipo legal de Swift amenazó con demandar a Jack Sweeney, un estudiante de la Universidad Central de Florida que utiliza datos abiertos para seguir el tiempo y la distancia de vuelos privados de celebridades. Sweeney es el dueño de Ground Control, una organización que, entre otras cosas, facilita el seguimiento de los viajes en jet de figuras como Elon Musk y la intérprete de ‘Anti-Hero’.

La firma de abogados Venable, que representa a la artista, le envió una carta de cese y desistimiento en la que le pide que deje de publicar esta información, tildando su “comportamiento” de “acosador”. “Esta conducta representa una amenaza a la seguridad y bienestar de nuestra cliente, y por eso debe detenerse”, se lee en el documento difundido en redes sociales. El buffet también solicitó la remoción del contenido relacionado con Swift y la eliminación completa de las cuentas relacionadas con la difusión de dicha información.

Incluso, la vocera de la cantante, Tree Paine, emitió otro comunicado en el que relaciona la divulgación de estos datos con el acosador de Swift que ha sido arrestado en repetidas ocasiones por frecuentar las afueras de la residencia de la artista en Nueva York. “No podemos adelantar nada respecto a la investigación policial que se adelanta, pero podemos confirmar que los tiempos de los hechos sugieren una conexión. Sus publicaciones dicen exactamente cuándo y dónde estará”, expresó.

En el pasado, Sweeney ya había tenido una disputa con Musk por el mismo motivo, la cual resultó en la suspensión temporal de sus cuentas de X. En ese entonces, el magnate acusó al estudiante de “doxxearlo” –revelar intencionalmente su información personal– y comparó el acto con difundir sus “coordenadas para asesinarlo”.

Por su parte, Sweeney se defendió al afirmar que los datos que comparte sobre estos y más famosos son de dominio público y cualquier persona puede acceder a ellos a través de otros portales de internet. Ahora, tanto la cuenta de seguimiento de los jets privados de Swift como la de Musk, apuntan en su descripción que la información publicada allí tiene 24 horas de retraso, esto con el fin de no enseñar la ubicación en tiempo real de sus aviones.

Aunque hay quienes justifican la amenaza del equipo legal de Swift al considerar que este tipo de cuentas pone en riesgo la integridad de las figuras públicas, la carta llegó justo en un momento en el que las emisiones de CO2 de los multimillonarios han vuelto a ser un tema de discusión.

En 2022, la firma Yard emitió un reporte en el que señalaba a la cantante como una de las celebridades que más contaminaba con el uso de sus jets privados, según la información recopilada por la cuenta CelebrityJets en el entonces Twitter. Los hallazgos de Just Plane Wrong: Celebs With the Worst Private Jet CO2 Emissions apuntaban que además de Swift, Jay-Z, Kim Kardashian y Travis Scott fueron quienes generaron más emisiones contaminantes al utilizar sus aviones para trayectos que en promedio duraban casi 72 minutos.

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El informe arrojó que, el viaje más corto que realizó Swift hace dos años duró 36 minutos, pero la cuenta de Sweeney en X que sigue sus trayectos reveló que el 31 de enero de 2024, el avión de la cantante hizo un vuelo de tan solo 13 minutos. Estos trayectos tan cortos la pusieron en el ojo del huracán  a finales de 2023 al utilizar su avión en repetidas ocasiones para visitar a su novio Travis Kelce, jugador del equipo de fútbol americano Kansas City Chiefs. La cuenta @taylorswiftjets en Instagram (que actualmente está desactivada), estimó que estos viajes “produjeron 138 toneladas de CO2 en tres meses”.

En el pasado, Paine explicó que afirmar que Swift era de las personas que más contaminaban en el mundo era impreciso, ya que la artista suele prestar su jet privado a otras personas. Ahora, la vocera ha asegurado que la artista ha comprado el doble de créditos de compensación de carbono para contrarrestar el impacto ambiental de su gira más reciente, The Eras Tour.

Además de Ground Control, otras organizaciones se han dedicado a rastrear los vuelos privados de las celebridades para calcular sus emisiones de CO2. La plataforma de MyClimate ofrece un vistazo al número de viajes, los kilómetros recorridos y su equivalente en emisiones de dióxido de carbono de los aviones de figuras públicas. Según sus datos, Travis Scott, Kim Kardashian, Elon Musk, Beyoncé, Jay Z, Bill Gates y Steven Spielberg fueron quienes más contaminaron con sus jets entre julio y septiembre de 2023. Taylor Swift no se encuentra entre los 30 primeros puestos.

A pesar de que la conversación se ha centrado principalmente en Swift –probablemente porque es la artista más influyente del momento a nivel global–, el impacto ambiental de los multimillonarios en general es mucho mayor que el de una persona del común. Por ejemplo, según Business Insider, los 171 viajes que realizó Musk en 2022 equivalen a 132 veces la huella de carbono de un ciudadano promedio de Estados Unidos.

Para describir esta problemática se ha acuñado el término de “desigualdad de carbono”, el cual hace referencia a la diferencia abismal entre el impacto ambiental de una persona multimillonaria y el de una persona común. Paradójicamente, la población más empobrecida del planeta es quien se ve más afectada por las consecuencias. “Los 3,500 millones de personas más pobres del mundo contribuyen muy poco a las emisiones de carbono, y, sin embargo, son las más afectadas por sus consecuencias climáticas (inundaciones, tormentas y sequías)”, explicó Oxfam durante la pandemia.

El diario The Guardian arrojó datos más recientes tras haber realizado un estudio en colaboración con Oxfam, el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y otros expertos en la materia. Para dimensionar la desigualdad de carbono, la investigación determinó que a una persona empobrecida le tomaría alrededor de 1,500 años generar las mismas emisiones que el 1% más rico del mundo genera en un solo año. “Las personas más ricas están saqueando y contaminando el planeta hasta un punto de destrucción, y son las personas más desfavorecidas quienes tienen que pagar el precio más caro”, dijo Chiara Liguori, asesora principal sobre justicia climática para Oxfam.

Acumular un gran capital económico o ser una celebridad de fama mundial no puede ser un pase libre para contaminar y no tener consecuencias por ello, así como tampoco es una excusa para no buscar alternativas que ayuden a reducir la huella de carbono. Coldplay ya lo ha demostrado con su gira Music of the Spheres, con la que pudo reducir en un 50% sus emisiones a comparación de su tour de 2016.

Pero la realidad es que son pocas las figuras públicas que han asumido su responsabilidad y han hecho algo al respecto, por lo que la situación plantea el siguiente interrogante: ¿qué tanto impacto tienen los esfuerzos individuales cuando quienes más contaminan no hacen mucho para reducir su huella de carbono?