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Crítica: Drácula; Mar de sangre

Un grupo de marinos descubren que su cargamento está maldito, en esta fascinante cinta de terror gótico.

André Øvredal 

/ Corey Hawkins, Liam Cunningham, David Dastmalchian, Aisling Franciosi

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

Los estudios Universal, dueños de los derechos cinematográficos de Drácula desde la década de los años treinta, decidieron en el 2014 iniciar un ambicioso proyecto que tenía como objetivo crear un universo extendido y compartido en el que varios monstruos clásicos coexistieran en una serie de películas interconectadas. La intención consistía en revitalizar sus franquicias de terror y competir con las películas de superhéroes de Marvel y DC. El plan inicial del llamado Dark Universe buscaba resucitar a los “Monstruos de la Universal” como El Hombre Invisible, basado en la novela de H.G. Wells; el Monstruo de Frankenstein y la Novia de Frankenstein, basados en la novela de Mary Shelley; el Fantasma de la Ópera, inspirado en la novela de Gastón Leroux; El Hombre Lobo, La Momia, La Criatura de la Laguna Negra, y, por supuesto, Drácula

Sin embargo, la primera película del Dark Universe fue La Momia (2017), protagonizada por Tom Cruise y Sofia Boutella, que recibió unas injustas críticas negativas y no tuvo el éxito esperado en taquilla, lo que llevó a que los planes tambalearan. A pesar de los esfuerzos iniciales, Universal se vio obligada a replantear su enfoque y los planes para las siguientes películas del Dark Universe se volvieron más inciertos. La película La Novia de Frankenstein, que estaba programada para ser la siguiente en la serie, fue cancelada y su producción se detuvo. El futuro del universo compartido se volvió difuso y Universal optó por reconsiderar su estrategia.

Aunque el Dark Universe como concepto cohesivo se desvaneció, Universal todavía tiene interés en revitalizar sus franquicias de monstruos clásicos. En lugar de un universo compartido e interconectado, la estrategia cambió hacia producir películas individuales basadas en estos personajes, permitiendo a los cineastas tener más libertad creativa y adaptar las historias de una manera independiente. Esto llevó a la estupenda El hombre invisible de Leigh Whannel, quien astutamente la actualizó en un contexto feminista de acoso y abuso.

Ahora, después de la pandemia, los estudios Universal buscan explorar una vez más a sus monstruos con Drácula: Mar de sangre, una cinta inspirada en el último viaje del Deméter, relatado en las dieciséis páginas del capítulo siete de Drácula. En su renombrada novela epistolar de 1897, Bram Stoker relata la historia en la que el Conde Drácula toma la decisión de emprender un viaje hacia Londres. Para ocultarse durante el trayecto, opta por resguardarse en una caja repleta de tierra de su castillo en Transilvania, ya que necesita reposar en el campo sagrado de su tierra natal. Su travesía lo lleva a abordar un carruaje hasta llegar a un puerto cercano al estrecho del Bósforo, y desde allí, continúa en barco desde Varna hasta Whitby, situado en la costa de Inglaterra. Durante este periplo, cruza el estrecho de los Dardanelos. A bordo del navío Deméter, el Conde Drácula lleva a cabo una serie de mortales encuentros, aniquilando a la totalidad de la tripulación, uno por uno, para así saciar su necesidad de alimentarse. Ante esta situación, el capitán se ve forzado a atarse al timón para evitar que el barco encalle, y de esta forma, la embarcación logra alcanzar el puerto sin que quede un solo miembro de la tripulación con vida.

Drácula, junto con Sherlock Holmes, es uno de los personajes más adaptados en el cine y la televisión, con más de doscientas versiones. Recientemente, los estudios Universal estrenaron la fallida Drácula: La leyenda jamás contada (2014), centrada en la figura histórica de Vlad el Empalador, que inspiraría a Stoker para su novela. Y hace tan solo unas semanas, se presentó en cines Renfield, una delirante comedia negra enfocada en el sirviente del Conde. Pero, curiosamente, esta es la primera vez que se realiza una cinta basada en el fatídico viaje relatado en el libro de Stoker. 

La película de André Øvredal, autor conocido por los amantes del terror gracias a sus buenos trabajos Trollhunter, La autopsia de Jane Doe e Historias de miedo para contar en la oscuridad (producida por Guillermo del Toro), está ambientada en el mismo año de la publicación de Drácula y da inicio con el Deméter listo para dejar el puerto de Transilvania con destino a Londres. El capitán Elliot (un maravilloso Liam Cunningham), le ha confesado a Wojchek (David Dasmalchian), su primer oficial, que esta será su última labor como capitán, cediéndole el cargo a este. A bordo del barco se encuentra el pequeño Toby (Woody Norman), nieto del capitán, y una tripulación conformada por un pequeño grupo de rudos marinos. A última hora, es reclutado Clemens (Corey Hawkins de Macbeth), un doctor afrodescendiente que busca algo de dinero para poder ubicarse en la capital.

Clemens se convertirá en una especie de MacReady, el personaje inmortalizado por Kurt Russell en el clásico de John Carpenter, Enigma de otro mundo (1982), primero cuando descubre a una polizona (Aisling Franciosi de The Nightingale), víctima de una extraña enfermedad que requiere varias transfusiones de sangre; y luego, cuando el ganado y el perro de abordo, son degollados misteriosamente, lo que lleva a sospechar que hay algo siniestro y letal al interior del Deméter.

La fotografía de Tom Stern (colaborador constante de Clint Eastwood) le otorga la clase y la elegancia que se merece el relato gótico y le permite a  Øvredal enfocarse en la atmósfera, para que los espectadores nos olvidemos de un destino final ya está preestablecido y que no contiene sorpresas. Aquí, Drácula (Javier Botet) no es el sofisticado conde encarnado por Bela Lugosi o Gary Oldman. Estamos hablando de una bestia demoníaca con la apariencia de Nosferatu y la actitud de Alien o Depredador. Inclusive, la estructura narrativa se parece mucho a la de las dos últimas franquicias mencionadas (un grupo de personas es asesinado sistemáticamente por un ser infernal) y es una lástima que esta película no se hubiera inclinado por la línea de los clásicos de Murnau y Herzog.

Drácula: Mar de sangre fue un proyecto tomó más de veinte años en concretarse y que tuvo como posibles directores a Marcus Nispel, Robert Schwentke y Neil Marshall, así como a Viggo Mortensen, Jude Law, Ben Kingsley y Noomi Rapace como posibles protagonistas. El resultado con Øvredal, Hawkins, Cunningham y Franciosi a bordo no llega a ser del todo satisfactorio, pero eso no significa que sea un desastre. Esta es una cinta hecha por alguien inteligente y sensible que se toma su tiempo para que podamos conocer a sus personajes. Como todo lo que hace este director noruego, Mar de sangre es un trabajo sólido que no decepciona y que apela más a las personas con espíritu literario que a aquellos que quieren ver la pantalla saturada con efectos especiales y sangre a borbotones. Vale la pena subirse a este barco maldito.

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