Hallowe’en Party (conocida en español como Las manzanas) fue una de las muchas novelas de misterio de Agatha Chrsitie, protagonizada por el famoso detective belga Hércules Poirot. Publicada por primera vez en 1969, la historia se desarrolla en una pequeña ciudad inglesa llamada Woodleigh Common, donde se celebra una fiesta de Halloween en la casa de una mujer llamada Mrs. Oliver, quien es amiga del detective. Durante la fiesta, una niña llamada Joyce Reynolds se jacta de haber presenciado un asesinato en el pasado, pero nadie la toma en serio. Sin embargo, más tarde esa noche, Joyce es encontrada estrangulada en un barril de manzanas.
Esta novela se adaptó para la radio de la BBC en 1993, con John Moffatt como Hércules Poirot y Stephanie Cole como su amiga Ariadne Oliver. Asimismo, en el 2010, fue el episodio número 2 de la doceava temporada de la serie británica Agatha Christie’s Poirot, protagonizada por David Suchet (uno de los mejores, sino el mejor intérprete del detective).
Ahora Kenneth Branagh, director y actor principal de las películas Asesinato en el Expreso de Oriente (2017) y Muerte en el Nilo (2022), ambas basadas en dos de las más populares novelas de Agatha Christie protagonizadas por Poirot, lleva por primera vez a la gran pantalla Las manzanas (las dos novelas anteriores ya se habían llevado previamente al cine, con Albert Finney y Peter Ustinov como protagonistas, respectivamente). Sin embargo, los fieles seguidores de los misterios resueltos por Poirot, se enfrentarán a un título nuevo y desconcertante: Cacería en Venecia.
Branagh (director y protagonista de la cinta de suspenso sobrenatural Morir Todavía) y el talentoso guionista Michael Green (Logan, Blade Runner 2049), deciden enfatizar en los elementos de terror de la novela, para atraer a los amantes del género. El resultado es irregular (de la trilogía de Branagh, esta viene a ser la menos impactante), pero eso no significa que esta cinta no nos ofrezca un gran espectáculo.
Rompiendo con la cronología establecida por Agatha Christie, Cacería en Venecia se conecta con los eventos de Muerte en el Nilo (publicada 32 años antes que Las Manzanas) y nos muestra a Portot disfrutando de su retiro en Venecia en el año 1947, en compañía de su guardaespaldas, el expolicía Vitale (Riccardo Scarmacio). Su retiro es interrumpido por la escritora Ariadne Oliver (Tina Fey), quien ha encontrado el éxito literario publicando novelas de misterio inspirada en los casos reales de su amigo detective.
Oliver le suplica a Poirot que acuda a una fiesta de Halloween para descubrir la farsa detrás de la famosa médium, la Sra. Reynolds (Michelle Yeoh). A regañadientes, el amante de la racionalidad responde al llamado y, como es de suponer, hay un asesinato y un grupo de sospechosos al que Poirot deberá investigar, en la tradición del whodunit, estructura narrativa de la que Agatha Christie fue toda una maestra.
El nuevo título para la novela no es lo único innovador en la cinta de Branagh, ya que esta es una adaptación libre (demasiado libre dirán los amantes de las novelas de Christie). La fotografía de Haris Zambarloukos (Belfast, Megalodón 2) le hace honor a la ciudad donde se desarrolla la historia y guarda una atmósfera gótica que nos recuerda a los clásicos del horror británico como Al morir la noche (1945) o Don’t Look Now (1973).
Con el perdón de la sobrevalorada Belfast, Branagh no ha podido recuperar su fuerza como director, evidenciada en sus magníficas adaptaciones de Enrique V (1989) y Hamlet (1996). En los últimos años, Branagh ha asumido proyectos como Thor (2011), Cenicienta (2015) o Artemis Fowl (2020) que languidecen frente a su trabajo previo y que dejan una incómoda sensación de “mucho ruido y pocas nueces”.
Las películas sobre Poirot hacen parte de la decadencia de Branagh. Sin embargo, el elenco de lujo, el cuidado meticuloso en los elementos visuales, los diálogos cargados del humor negro que caracterizaba a la obra de Christie (y de Hitchcock), y el riesgo asumido al mostrar un Poirot más humano, hacen de esta franquicia para adultos una experiencia elegante, inteligente y agradable, así como una excelente alternativa ante tantos superhéroes, conductores de autos testosterónicos y tiburones prehistóricos que han sobresaturado las pantallas de cine en los últimos años.
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