“Yo creo que me manda fotos con famosos para joder nomás”, dice Vitico antes de largar la carcajada en un bar del centro. El que le manda las fotos es Nico Bereciartúa, su hijo, con quien tocó durante años en Viticus y en la última reencarnación de Riff y que ahora es nada más y nada menos que el guitarrista de los Black Crowes. Suele ser exageración o lugar común decir que alguien “cumplió un sueño” pero en este caso es real, o incluso quedarse corto: Nico no solo juega en Primera sino que además es miembro oficial de su banda favorita, esa que aparecía en todos sus pósters de adolescente, como si de repente Juanse reemplazara a Jagger en los Stones. Y con el puesto vienen un montón de beneficios, como por ejemplo las fotos en cuestión.
“Mirá, te voy a mostrar”, dice el Canciller, y empieza a toquetear el teléfono hasta que muestra la pantalla, en la que Nico aparece abrazado a un señor canoso que resulta ser Jimmy Page. “No es que estoy orgulloso: lo admiro”, confiesa, ahora en serio, Bereciartúa padre. Y un par de días después, Bereciartúa hijo, el guitarrista argentino de los Black Crowes, cuenta mientras camina por las calles de Amsterdam a la espera de la siguiente parada de su gira europea, cómo es eso de interactuar con los monstruos sagrados del rock clásico.
¿Cómo fue ese encuentro con Jimmy Page en el Hammersmith Apollo de Londres?
Realmente me quedé impresionado con la amabilidad. El tipo estaba con el pase colgado, es como “sos Jimmy Page, nadie te va a pedir el pase”. Yo lo veía y decía “no puede ser cómo me saludó”, de una manera muy amable. Y cuando se enteró de que era argentino me dice “uy, me encanta la Argentina, ¿sos amigo de César Gueikian?” [CEO de Gibson]. Hablamos un rato y después vino el show y yo me acuerdo de que los primeros cuatro temas lo veía a él parado con Steven Tyler en la cabina de sonido, donde está la consola, y al cuarto tema vi que no estaba más y dije “bueno, claro, vinieron, hablaron con nosotros, vieron cuatro temas, quedaron bien y se fueron”, y de repente miro para el costado del escenario y estaban ahí, haciendo videos, con sus teléfonos filmando. Y cuando termina el show, yo bajo el escenario, me agarra de la mano, me frena y me dice “no sabés lo que disfruté escucharte tocar, cómo te conectás con Rich [Robinson, guitarrista y fundador de los Crowes] cómo ensamblan”. Y ahí aproveché para decirle “mirá, no te das una idea lo que esto significa para mí”. Siempre con mucho respeto y cautela. Podés estar ahí como un gede molestando. Yo ni le pedí las fotos. Ross Halfin que es amigo mío y de la banda fue el que dijo “Jimmy, dejame sacarte una foto con Nico”. Y después del show le dije: “La llamé a mi madre para contarle que te había conocido, ella te vino a ver acá en Londres cuando se vino a vivir con mi padre… Estuvieron un año y pico, y la primera noche en Londres fueron a ver a Led Zeppelin presentando el volumen IV en el Alexander Palace, y cuando le conté que te había conocido se largó a llorar”. Y me agarra la mano y me dice “qué lindo lo que me estás contando, cuando hablés con tu madre la próxima decile que tiene que estar orgullosa de su hijo y que Jimmy ama a su hijo”. Increíble. Es una cosa que cuesta bajar, creo que voy a estar shockeado de acá hasta que muera.
Uno los ve como “bestias” pero son personas, no viven en pose de rockstar.
Más vale. Me estuvo pasando con un montón de personas grossas, como Chuck Leavell o Ronnie Wood o Steven Tyler. Compartir escenario con ellos es algo que uno nunca hubiese imaginado, pero cuando estás ahí, en esa liga, caen y son todos re humildes. Los Black Crowes es una banda que es muy de músicos. Todos disfrutan del show, todos te tratan bárbaro. Es soñado. Todos los días cuando me levanto y cuando me voy a dormir agradezco. Es lo más importante: agradecerle a la vida todo lo que me está pasando porque nunca hay que darlo por sentado. Hay que laburar y estar preparado. Cuando me enteré que venía Jimmy agarré la viola y estuve una hora practicando. Antes de salir al escenario, Rich me dice “le dije a Jimmy que eras bueno, así que más vale que toques bien”. Y yo le dije “olvidate, hoy salgo como Messi”.
No solo conociste a Page: también tocaste con Steven Tyler y Ronnie Wood.
Ronnie Wood vino al show en Los Ángeles. Estaban ensayando con los Rolling Stones en Los Ángeles para este tour, y también vino Chuck Leavell [tecladista de los Allman Brothers, colaborador de Eric Clapton, los Stones y más]. Son todos leyendas. Y Steven Tyler es un divino también y tiene la mejor, y cuando hicimos “Mama Kin” no lo pudo resistir y subió. No es que él fuera a subir: estaba ahí al costado del escenario y cuando empezamos a tocarla, se subió, no lo pudo resistir.
Lo que te está pasando excede el hecho de tocar con una banda importante: es algo impensable.
Obviamente, porque ellos eran mi banda favorita. También es algo que yo busqué. Fui, viajé, hice ese video con el que tuve mucha suerte… O sea, no dejo de pensar que fui afortunado, de que mandé un video por Facebook y el tipo lo vio y me contestó, le gustó, conectó con eso. Pero había algo que a mí siempre me resonó: yo iba a ver a los Black Crowes, los escuchaba y decía “yo sé que podría ser amigo de estos tipos”. Y hoy me encuentro en esa: no solo tocando con ellos, sino que además me dicen cosas muy lindas, y están contentos de que yo esté ahí en la banda, y los hermanos están en un muy buen momento, la pasamos bárbaro cuando vamos a comer, en los micros… hay un ambiente, una vibra muy linda.
Y además es algo soñado porque no sos un sesionista, sos uno más de la banda, te tratan de igual a igual.
Claro, porque yo tengo mi pasado con Rich, hace ocho años que empecé a tocar con Rich, y entonces hay un respeto mutuo y a ellos les encanta la Argentina, les encanta que yo por ahí de repente diga algo en Argentina. Me preguntan “¿cómo se dice eso?”. Tomamos fernet. Es muy, muy lindo.
¿Cómo siguen las cosas ahora?
Termina la gira y vuelvo a Buenos Aires, estoy por sacar mi tercer disco solista. En septiembre, en teoría arranca la gira con Aerosmith, que ojalá se haga toda entera. Y después se verá. A mí me gusta volver a Buenos Aires, es mi lugar en el mundo, y también me sigue gustando hacer mi proyecto, tocar mis canciones. Y poder aprovechar un poco todo lo que está pasando, ¿no? Porque creo que lo más emocionante de todo esto, aparte de conocer a estos héroes, es leer los comentarios de mucha gente que dice que se alegra, o se sienten representados, o que es una inspiración. Porque como me pasó a mí, obviamente le puede pasar a cualquiera. Entonces leer estos comentarios de la gente es algo que me emociona mucho, sobre todo estando tan lejos de mi casa.