A 10 años de la muerte de Gustavo Cerati: el recuerdo de su última gira

Leé un extracto de esta nota histórica de ROLLING STONE que repasa los días previos al ACV que dejó al líder de Soda Stereo en coma

Por  JUAN MORRIS

septiembre 4, 2024

Leonardo Ramírez - AP

El siguiente texto es un extracto de la nota principal de la edición especial de Rolling Stone Argentina, editada en octubre de 2014, dedicada a Gustavo Cerati.


El segundo tramo de la gira de Fuerza natural duró poco menos de dos meses. Empezó el 24 de marzo de 2010 en Lima, Perú, y el plan de viaje fue bastante distendido e incluía varios días libres entre los shows en las distintas ciudades para pasear y descansar.

En 2006, mientras grababa el video de “Crimen”, el corte del disco Ahí vamos y la canción que le había compuesto a Deborah de Corral después de separarse, Cerati había sufrido una trombosis en una pierna y le habían contraindicado viajar en avión. Más allá de los dos paquetes diarios de Jockey suaves largos que fumaba y su vida nocturna de estrella de rock, las horas de vuelo acumuladas en sus últimos treinta años habían sido un factor decisivo para que se le hubiera formado el coágulo en la pierna; así que para viajar tenía una prescripción médica que tenía que seguir al pie de la letra. Además, tenía un historial genético: según su tía Dora, su abuelo paterno (Ambrosio Cerati, que había llegado en barco después de la Segunda Guerra Mundial) había muerto por problemas circulatorios. “Se subía al avión y, de repente, lo veías que sacaba una jeringa y se la clavaba en la panza mientras la gente pasaba a su lado”, contaba Taverna.

Aquel verano, Cerati había empezado a salir con la modelo Chloé Bello, que tenía 23 años y lo había hipnotizado: los primeros meses del año casi no había visto a sus amigos, se la había llevado a la gira y planeaban casarse en Marruecos en la segunda mitad del año.

No paraba nunca. Si tenía un día se iba a algún lado a pasear y volvía”, contó el guitarrista Gonzalo Córdoba. “Todo el tiempo estaba: «Che, vamos a comer a tal lugar». Era de salir mucho a la noche, era muy activo en eso. Salía a comer después de un show, después a una fiesta, y lo veías a la mañana y le decías: «¿Descansaste?». Y te contestaba: «No, pero no importa, después descanso un rato».”

“Yo veía que no se estaba cuidando lo suficiente”, recuerda Richard Coleman sobre esa última gira. “Le estaba escatimando descanso al cuerpo, por ahí estaba fumando mucho o lo veía desabrigado o cosas que me parecían raras, como que había llegado tarde a la prueba de sonido, o se tomaba una cerveza.”

Después del show en Medellín, Colombia, el 11 de mayo, Chloé se había ido a Europa para trabajar en una campaña gráfica, así que durante el final de la gira Cerati había pasado más tiempo con sus músicos y todo se había acelerado: de Medellín volaron a Bogotá para tocar el jueves 13 y el sábado 15 les tocaba Caracas, Venezuela, el último show antes de volver a casa.

El viernes a la tardecita, cuando aterrizaron en Caracas, todos venían cansados. Al llegar al hotel Meliá, el road manager hizo el check-in de cada uno y, antes de separarse en el lobby e ir a sus habitaciones, Taverna le dijo a Cerati por qué no aprovechaba para descansar.

–Sí, me voy a pedir room service y a dormirme temprano –le contestó Cerati, mientras se metía en el ascensor.

Sin embargo, esa noche, el sueño le duró poco. “Después me enteré de que a la una de la mañana se levantó y se fue a la mierda, solo. Y volvió a cualquier hora”, dijo Taverna. “Medio se nos escapó.”

El sábado se levantó tarde y, después de almorzar en el hotel, fue con sus músicos a la prueba de sonido. Sobre el escenario, Anita Alvarez de Toledo grabó un video con su teléfono que está en YouTube: es un día soleado, se ve el cielo radiante sobre la Universidad Simón Bolívar. Cerati tiene una remera celeste, unos jeans, anteojos negros, gorrita militar y la barba crecida. Se lo ve de buen humor, bromeando con Taverna y hablando con Gonzalo Córdoba sobre uno de los efectos que usaban en “Magia”.

Durante toda la gira, venían haciendo casi la misma lista de canciones: una primera parte con casi todo el tracklist de Fuerza natural y una segunda parte con temas del resto de su carrera solista. Hacia la mitad del show, Cerati se cambiaba el traje negro por uno completamente blanco y ya no tenía el antifaz. “Un regalo, no mío, de la naturaleza o de lo que sea, para todos…”, dijo esa noche, cuando el show ya estaba terminando, después de presentar uno por uno a sus músicos, como introducción antes de anunciar el último tema. “Un lago en el cielo, que acá estamos bien alto. Gracias Caracas.”

Después, Fernando Samalea contó cuatro en la batería y toda la banda empezó a tocar “Lago en el cielo” en un sincro perfecto. Durante toda la gira, Cerati había terminado los shows con esa canción y al final siempre hacía un solo de un minuto y medio, pero esa noche pareció perderse en un trance eléctrico durante unos minutos, sacudiéndose al borde del escenario mientras tallaba el último solo de la gira, despegándose del resto del grupo. “Esa noche no sé por qué estaba arengadísimo y el solo duró minutos y minutos”, recuerda Córdoba. “Fue impresionante, él estaba en llamas.”

De alguna manera, esa fue la última vez que Gustavo Cerati fue él mismo completamente. Después de despedirse de la multitud, bajó del escenario y fue a su camarín privado. Cuando se terminó de cambiar, llamó a una de las mozas y pidió un medallón de lomo y una ensalada. Un rato más tarde, Coleman y Taverna pasaron a saludarlo para charlar un rato.

–¿Te sentís bien? –le preguntó Taverna, que lo vio medio apagado.

–Estoy medio cansado –le dijo Cerati.

–¿Querés hacer algo? –le preguntó Taverna.

–No, no, quiero dormir hoy –le contestó.

Media hora más tarde, Cerati salió de su camarín para sacarse la foto grupal de final de la gira y Taverna lo notó raro. Cuando el grupo se dispersó, Taverna lo fue a buscar de nuevo al camarín y lo encontró tirado en el sillón, descompuesto. Después de llamar a unos paramédicos, lo subieron a una camilla y lo llevaron en una ambulancia a la clínica La Trinidad. Ahí en los camarines, después de bajar del escenario, sufrió una isquemia cerebral. Esa noche lo dejaron internado en observación y, al día siguiente, le hicieron varios exámenes. Cerati estaba consciente, pero no podía hablar y el costado derecho de su cuerpo no le respondía.

El lunes a la mañana empezó a agarrarse la cabeza y en un momento se desvaneció. Su hermana Laura tuvo que viajar a Venezuela y firmar una orden para que lo operaran para aliviarle la presión intracraneal. “En las últimas horas ha llegado a un gran edema cerebral y un deterioro progresivo de sus cuadros neurológicos”, contó el doctor Herman Scholtz al terminar la cirugía.

Cerati estaba en terapia intensiva y había que esperar cómo evolucionaba en las siguientes 72 horas.