Esta nota, publicada originalmente en 2017, es parte del bookazine de colección sobre The Cure, que Rolling Stone acaba de lanzar en Argentina.
El canto fúnebre más oscuro suena casi alegre en comparación con el apocalipsis gótico de Disintegration, el álbum de The Cure de 1989 que fue realizado en circunstancias tan tensas que el líder, Robert Smith, se preguntó seriamente si no sería el final de la banda. El grupo siguió vivo, después de varios cambios en su formación, y entonces Smith y los suyos abordaron su próximo proyecto con una perspectiva nueva y cautelosamente optimista.
Lanzado en 1992, Wish iba a ser la cúspide comercial de The Cure, un popurrí de canciones fáciles de escuchar que combinaban el talento de Smith para crear de la nada un bosque lírico denso con algunas de las melodías más dulces y pegadizas del grupo. Aunque aparecen algunas nubes en el horizonte (ver la desgarradora balada “Apart” y el drama épico de “From the Edge of the Deep Green Sea”), el álbum hace alarde de alegría y positividad. “High” es el equivalente musical de un pico de azúcar, y “Doing the Unstuck” tiene una letra sorprendentemente poco familiar en The Cure: “¡Afuera lo oscuro! / ¡Afuera lo triste! / ¡Arrancá las páginas con todas las malas noticias!”
Pero el plato principal del álbum es “Friday I’m in Love”, una canción pop tan implacablemente pegadiza como llena de exuberancia. Se convirtió en uno de los hits de The Cure y también en uno de los singles que más amor despertaron en sus más de 40 años de carrera.
A pesar del sonido comparativamente alegre del álbum, Smith se resiste a admitir cualquier indicio de que estaba (cuidado la palabra que viene a continuación) feliz. “Pongan ‘más feliz’, en todo caso. En general todavía me siento un miserable”, insistió hablando con la revista Spin justo después del lanzamiento de Wish. “Creo que, hablando de las letras, sólo hay dos canciones verdaderamente lastimosas en el nuevo álbum. Así que sí, supongo que no logro estar tan mal en este momento. Pero de verdad, me sigo sintiendo muy desdichado. Hay un núcleo de desesperación que nunca se va”. Quizás sea lógico que el próximo álbum de The Cure se llame Wild Mood Swings.
El LP más pop de The Cure hasta la fecha también estuvo entre los más vendidos, debutando en el número dos de las listas Billboard. Hoy Wish sigue siendo una piedra angular del catálogo de la banda y uno de sus trabajos más queridos. En honor a su 25 aniversario, analizamos algunos datos poco conocidos del hit principal del disco, “Friday I’m in Love”.
1. La canción fue grabada en la mansión rural estilo Tudor de Richard Branson.
El magnate de Virgin Records, Richard Branson, compró la estancia Shipton Manor en 1970 y allí armó un estudio de grabación de última generación para los artistas emergentes de su sello. Ubicada cerca de Oxford, a una hora de Londres, la enorme propiedad se hizo conocida entre gran cantidad de bandas importantes. Antes de que terminara la década, Manor Studios había recibido a Queen, Van Morrison, John Cale y Gene Simmons, entre muchos otros.
Irónicamente, este impresionante pedigrí rockero al comienzo le dio dudas a Robert Smith. “Este lugar simboliza para mí todo lo malo de la música de mediados de los setenta”, le dijo Smith a Spin desde el interior del estudio, mientras la banda terminaba la grabación a principios de 1992. “Es como que pensaba: ‘¡Oh, no, Robert! Vas a ir a Manor y te van a hechizar y vas a terminar ahí adentro como por un año’. Pero cuando llegás, te das cuenta de que el problema fue la gente que vino a grabar acá, y que le dio esa reputación al lugar. Visitamos alrededor de doce o trece estudios residenciales en todo el país. Este no era el mejor estudio pero tenía el mejor ambiente. Eso demuestra nuestras intenciones desde el principio”.
Durante su lapso como residentes de Shipton Manor, The Cure adoptó un enfoque decorativo único. En la pared pegaron citas de Wordsworth, Dickinson y otras figuras literarias, recortes de revistas con objetos aleatorios y caricaturas dibujadas por ellos mismos, que a veces rayaban en lo pornográfico. Un ítem digno de atención es el “Ranking de Mary de los Locos de la Casa”, una lista de todo el personal y los residentes de Manor, clasificados “en orden de inestabilidad mental”, elaborada por la esposa de Smith, Mary Poole. “Todos votamos y hubo una noche de premios”, le dijo Smith a Q en 1992. “Fue muy conmovedor”.
Quizás el toque decorativo más singular fue un enorme mural que Branson había encargado para el vestíbulo y que representaba a Boy George, Bono, Phil Collins y otros miembros de la realeza del pop británico, vestidos con llamativos atuendos renacentistas. A The Cure esta obra le pareció “grotesca” y la desfiguró alegremente al amparo de la oscuridad: reemplazaron el pelo largo de Collins por una pelada más fiel a la realidad.
2. Robert estaba paranoico pensando que le había robado la progresión de acordes a otra persona.
A Smith le costaba creer que –al igual que Paul McCartney escribió “Yesterday” aparentemente sin esfuerzo– había sacado la música de “Friday I’m in Love” de la nada. “Quiero decir, no es una obra de genio, es casi una cuestión de cálculo”, admitió hablando con New Musical Express en 2008. “Es una progresión de acordes realmente tan buena, que no podía creer que nadie más la hubiera usado. Y le pregunté a mucha gente en ese momento. De todos modos, estaba teniendo paranoia por las drogas: ‘Debo haberme robado esto de algún lado, no es posible que se me haya ocurrido a mí’”.
Al igual que McCartney, Smith recurrió a sus amigos melómanos para ver si podían ayudarlo a ubicar la melodía. “Les preguntaba a todos los que conocía, a todos. Llamaba a la gente por teléfono, les tarareaba la melodía y les preguntaba: ‘¿De dónde es eso? ¿Cómo se llama?’. Me decían: ‘No, nunca la escuché’. En el mismo álbum había canciones con las que me había matado trabajando y que pensaba en ese momento que eran infinitamente mejores. Pero ‘Friday’ es probablemente la canción de Wish. Digo, ‘la’ canción”.
3. A Smith las letras “tontas” le resultaban más difíciles de escribir que las emocionales.
Robert Smith no es conocido por tener una actitud particularmente alegre, lo que hace que una canción descaradamente optimista como “Friday I’m in Love” sea única en el canon de The Cure. “‘Friday I’m in Love’ es una cancioncita tonta pero en realidad es genial porque es muy absurda”, le dijo a Spin. “Está muy fuera de lugar en el disco, es demasiado alegre, parece de otro planeta. Está bueno lograr ese contrapeso en un disco”.
Irónicamente, a Smith estas “cancioncitas tontipop” siempre le resultaban muy difíciles de escribir. “Las letras pop genuinamente tontas son mucho más difíciles de escribir que mis habituales efusiones expresionistas llenas de decadencia y melancolía”. “Hice cientos de bollos de papel con posibles apuntes para la letra. Claro que hay que encontrar algo que no dé vergüenza ajena: una simplicidad e ingenuidad que llegue con todo, directo. Hay una estupidez que te pega en la cara. En realidad, siempre hemos hecho canciones pop. Sólo que algunas de ellas son demasiado depre o muy desesperadas”.
El concepto lírico, como suele ocurrir con tantas grandes obras, se le ocurrió durante una visita al bar. “Me encontré con los demás miembros del grupo afuera de un pub cerca de los estudios. Era viernes a la noche”, dijo en 1997. “Había estado pensando: ‘¿Qué canciones de amor con los días de la semana tenemos?’. Me pareció una excelente idea. Escribí la canción durante el viaje de vuelta”.
Al menos algunos de los versos le vinieron directamente del corazón: “Dando vueltas y más vueltas/ siempre hay que morder grande/ Es tan hermoso verte/ verte en medio de la noche”. Se dice que es una referencia a cruzarse con su esposa Mary en la cocina, en medio de la noche.
4. La canción se grabó más acelerada debido a un descuido técnico.
“Friday I’m in Love” fue escrita originalmente para re mayor, pero la versión que está en el disco se aceleró involuntariamente y quedó un cuarto de tono arriba. “Fue un accidente”, admitió Smith hablando con Guitar Player en septiembre de 1992. “Había estado jugando con el controlador de velocidad de la consola y me olvidé de desconectarlo”. Por suerte, le gustó el efecto resultante. “Todo lo que transmite la canción cambia, y el hecho de que sea la única canción de Wish que no está en 440 realmente la realza, la hace sonar diferente. Después de trabajar en el disco durante meses, escuchar algo que está un cuarto de tono corrido hace que tu cerebro preste atención de otra forma”.
5. La canción fue una de las primeras en las que tocó Perry Bamonte, que fue ascendido de técnico en las giras a compañero de banda.
El estatus en la banda de Laurence “Lol” Tolhurst, baterista, tecladista y miembro fundador, comenzó a decaer a mediados de los años 1980. La razón: su problema de abuso de sustancias iba de mal en peor, y cuando The Cure lanzó Disintegration, su línea en los créditos del disco se redujo a “otros ins¬trumentos”. Roger O’Donnell lo reemplazó brevemente en los teclados, antes de que la banda contratara a su técnico de guitarra, Perry Bamonte, para asumir como miembro permanente. Además de sus partes de teclado, el ex roadie promocionado a integrante de pleno derecho contribuyó con la guitarra en Wish, redondeando un disco con un sonido muy centrado en las seis cuerdas.
“Friday I’m in Love” está repleto de guitarras lustrosas, estilo Byrds, con pasajes melódicos con muchos agudos. “Me llevó mucho tiempo admitir la presencia de solos de guitarra en nuestras canciones; solía aborrecerlos”, le dijo Smith a Guitar Player en 1992. “No me gustaba la bobada de dar un paso al frente y decir: ‘¡Mirá cómo toco la guitarra!’ Pero ahora no me molesta, porque se adapta a lo que estamos haciendo musicalmente. En el pasado habría sido una tontería incluir un solo de guitarra sólo porque alguien tuviera ganas de hacer uno, pero ahora sería igualmente tonto impedir que alguien haga un solo si eso es lo que la canción necesita para ser más emocionante”.
6. La filmación del videoclip, un homenaje a los pioneros del cine mudo, llevó apenas dos horas.
El trabajo en conjunto entre The Cure y el cineasta Tim Pope fue largo y fructífero. Pope dirigió más de 35 videos para la banda, comenzando con “Let’s Go to Bed” de 1982. Su pieza para “Friday” es una combinación muy lograda de caos y control. Las tomas de la banda en un escenario tocando con todo tipo de parafernalia agigantada se intercalan con telones de fondo vintage que cambian aparentemente al azar. “Teníamos cámaras encendidas continuamente, y nos divertíamos”, describió Bamonte en una entrevista para MTV, hecha en el set.
El trabajo de Pope solía requerir de rodajes largos y trabajosos. Pero “Friday I’m in Love” fue más alegre y breve. Smith, en una entrevista que dio en 1997, nombró el video como uno de sus “tres favoritos”, y Pope rápidamente acotó que solo les llevó dos horas filmarlo: “¡Por eso lo disfrutaste tanto!”. Aparte de la brevedad, el grado de fantasía del video refleja la epifanía musical de la canción.
El video también incluye algunos guiños sutiles a los pioneros del cine mudo. Deambula una figura vestida como Oliver Hardy, del dúo Laurel y Hardy. Y los accesorios planetarios del fondo son un homenaje al cortometraje de Georges Méliès de 1907, L’éclipse du soleil en pleine lune. El propio Pope hace un cameo en el video: aparece al comienzo como un director payaso, montado en un caballo de madera, que grita: “¡Corten!” con el megáfono.
7. Robert Smith tiene una relación difícil con la canción: a veces, la odia.
La popularidad de “Friday I’m in Love” fue un arma de doble filo para The Cure. Muchos de los que conocieron a la banda a través de MTV, donde el video estaba en cons¬tante rotación, creyeron erróneamente que se trataba de una banda pop de la generación new wave. Eso llevó a Smith a de¬nunciar a sus nuevos devotos. “La gente a la que le gusta ‘Friday I’m in Love’ en realidad no es fan de The Cure”, le dijo a Musikexpress en 2000. “No son ellos los que compran mis discos”.
La fama iba a ser algo particularmente cansador para Smith, siempre tan reticente a salir de gira. En una ocasión, logró convencer al sello discográfico de que padecía una fobia a volar todavía no descubierta. Era un esfuerzo desesperado por limitar sus compromisos. “Habíamos pasado muchísimo tiem¬po hasta ser conocidos. [Cuando] finalmente sucedió, sin embargo, me resultó extremadamente incómodo”, le dijo a EW en 2007. “Durante mucho tiempo, no podía escuchar algunas de nuestras canciones porque pensaba: ‘Es tu culpa, maldita. Vos me hiciste famoso.’ ‘Friday I’m in Love’ es el ejemplo per¬fecto”. A pesar de esta compleja relación, también se refirió a la canción en numerosas ocasiones como “uno de mis tres sin¬gles favoritos de The Cure”.