Un día de marzo, Anitta se despertó mareada y con resaca, encontrándose con la noticia de que era la artista más grande del mundo. Su sensual canción ‘Envolver’ acababa de llegar al Número Uno en las listas globales de Spotify, convirtiéndola en la primera brasileña en alcanzar ese puesto con tan solo un sencillo.
“Mi celular se está volviendo loco”, dijo Anitta en una llamada de Zoom desde Río esa misma tarde, tenía una sonrisa enorme y se le escuchaba sin aliento por toda la emoción. “Está en los periódicos, en la televisión, ¡en todos lados! Todo el país se congeló”. Justo estaba ensayando para Coachella, donde volvió a hacer historia por ser la primera arista brasileña en el escenario principal del festival, a punto de presentar su nuevo álbum, Versions of Me.
El disco –que ha estado en proceso desde hace tres años– es una increíble síntesis trilingüe de los sonidos globales actuales; valientes, divertidos y atrevidos, como la misma Anitta. Varias de las canciones fueron inspiradas por sus aventuras –y desventuras– en el amor, el sexo y el romance. “Me gusta escribir sobre lo que estoy pensando, y puedo cambiar de pareja como cambio de ropa interior”, afirma. “Me enamoro muy rápido, y así mismo los olvido”.
“Hice este álbum pensando en mí. Odio las expectativas, no las tengo. Si me gusta a mí, bien, no necesito que le guste a nadie más”.
La personalidad completamente abierta y sin filtros de Anitta la ha convertido en una figura tan querida por Brasil, que la gente la anima a postularse como presidenta, además de ya haberse pronunciado en contra del líder conservador del país, Jair Bolsonaro. “Estoy haciendo una campaña para que los jóvenes se registren y voten”, comenta. “Así es cómo sacaremos a este cabrón del poder, porque no merecemos esta mierda”.
Anitta nunca se anda con rodeos, y esto se ve reflejado en el sentimiento de libertad que transmite Versions of Me; “Hice este álbum pensando en mí. Odio las expectativas, no las tengo. Si me gusta a mí, bien; no necesito que le guste a nadie más”.
