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Marina Carmona hace una declaración de honestidad en Mi identidad

La cantante y compositora madrileña ha presentado su álbum debut con el que busca que el mundo la conozca por su propio nombre.

Por  MELISA PARADA BORDA

junio 11, 2024

Marina Carmona presenta su álbum debut, Mi identidad.

Cortesía prensa

Ser artista y crecer en un entorno en donde el arte, en cualquiera de sus expresiones, se vive día a día es una fortuna como ninguna otra. Marina Carmona es consciente de ello pues esta es una de las ventajas que le ha traído pertenecer a una de las familias con mayor legado en la música española. “Yo me considero una privilegiada de haber estado rodeada de tan buenos músicos y tan buenos artistas”, dice. “Esas experiencias me las llevo tatuadas en el corazón porque es muy bonito también conocer a los artistas desde dentro y que se conviertan en buenas amistades”.

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Marina es hija de Antonio Carmona y nieta de Juan Habichuela, pero pese a que desde niña vio pasar por el salón de su casa a grandes intérpretes, no solía pensar que tal vez también tuviese voz para el canto. De hecho, al tener normalizada la presencia de la música a su alrededor, hubo muy pocas veces en las que se dijo a sí misma, “Voy a cantar”, por lo que de chica no estaba segura de querer iniciar una carrera como cantante. “Yo siempre era en mi habitación con mi casete ahí puesta y me lo ponía a cantar, pero en la intimidad”, le cuenta a ROLLING STONE en Español.

Cuando se hizo mayor, tuvo un acercamiento al oficio del periodismo, pero poco tiempo después se mudó a Miami con el fin de estudiar Educación Musical. Allí, afirma, fue cuando “se soltó la melena” y por fin sintió que era su momento de brillar. Una vez regresó a España, los proyectos no dejaron de surgir y además de trabajar con su padre Antonio, Ketama y su tío Juan Carmona, eventualmente terminó por unir esfuerzos con colegas como Fernando Osorio, Javier García y Damian Drăghici. Además, también fue una de las invitadas por C. Tangana a participar en su Tiny Desk y posteriormente en la gira de apoyo de su LP El Madrileño.

Cortesía prensa

Entretanto, Marina ya había comenzado a crear su propia música. “Empecé a tener una disciplina de trabajo para no mantenerme en una zona de confort”, explica, añadiendo que mientras acompañaba a su padre en un tour, empezó a sentir la necesidad de buscar su propio camino.

En 2018, sus raíces gitanas la llevaron a componer su primer sencillo en colaboración con Soleá Morente, ‘Telarañas’. La canción hizo parte de la campaña Gitanas en Estéreo de la fundación Secretariado Gitano, con la que se buscaba hacer un llamado de atención sobre la situación de las mujeres y niñas gitanas en el país en términos de igualdad. Dos años más tarde, publicó su propia versión de ‘Ne Me Quitte Pas’ de Jacques Brel, así como ‘Te voy a amar’, un single en el que jugaba con un sonido flamenco pop.

La cantante y compositora estaba avanzando con paso firme y constante, hasta que llegó a un punto en el que se propuso trabajar seriamente en un disco que finalmente pudo ver la luz en mayo pasado: Mi identidad. “[He querido] crear un sonido propio pero, sobre todo, que todas mis canciones te acompañasen a lo largo de los años”, señala sobre el objetivo que se trazó para este primer LP. “No he querido hacer canciones de moda, por decirlo de alguna manera. No he querido ir a lo fácil porque siento, además, que estamos en una era de que la música va muy rápido, las canciones pasan de moda una vez al mes”.

Para lograr que los 10 cortes del trabajo tuvieran esta atemporalidad de la que habla, se juntó con 12 productores que, aunque parezcan numerosos, terminaron por interpretar de la mejor manera lo que Marina tenía en mente sin que sonara disparejo. “Ha sido un trabajo duro, pero muy divertido”, comenta. “Creo que el hilo conductor, al final, soy yo, mi voz, mis melodías y mis letras. Y al final ellos lo que han hecho ha sido decorar todo lo que yo quería contar”.

A nivel sonoro, la cantautora quiso experimentar con sintetizadores, vocoder, baterías “más orgánicas” y guitarras y bajos eléctricos, elementos que en conjunto contribuyen a que el disco se sienta moderno pero conservando la tradición que lleva dentro. Aquí también se hacen presentes los juegos de voces que enseñan los diferentes colores y rangos de la voz de Marina.

Pero si nos adentramos en lo lírico, además de combinar el español con el francés, en Mi identidad se pueden encontrar canciones que abordan temas con los que cualquier ser humano puede identificarse en algún momento de su vida. Por ejemplo, en ‘No lo veo claro’ canta sobre la incertidumbre que ocasiona no saber si un amor tendrá un futuro o no, mientras que en ‘Buscando en aire’ habla sobre tomar la decisión de marcharse para volver a encontrarse con ella misma.

Este trabajo funciona como su carta de presentación ante el mundo e incluye letras que hablan de sus vivencias personales y, como su título lo indica, de su propia identidad, razones por las que en un inicio no tenía planeado invitar a otros cantantes a participar en él. Sin embargo, su pensamiento de que las colaboraciones deben surgir de manera natural se materializó en ‘Contar hasta 10’ con AleMor, pues la cantante colombiana se sintió representada con el sencillo.

El LP cierra con ‘Luces y sombras’, el tema preferido de la cantautora cuyos versos describen los diferentes matices de la existencia. “Es algo que he vivido muy en primera persona con muchas dualidades que viven dentro de mí: mi raza, mi familia, de dónde vengo, qué es lo que siento. Mi cabeza me manda una información; mi alma me pide otra”, aclara, pues dice que considera importante que la gente comprenda que los y las artistas también son seres imperfectos. Por eso es que para ella la honestidad, que aquí está impresa en cada una de las canciones, no sólo es fundamental para su ejercicio artístico, sino también debería serlo para cualquier persona que se dedique a la música.

“Tenemos un papel como artistas muy importante a la hora de ser un poco un altavoz de los mensajes de las cosas que pasan en la vida”, continúa. “Es una manera de desnudarme hacia el público y que sepa que yo también lo vivo, que es muy normal, pero en los artistas a lo mejor se nos exige un poquito más la perfección. Entonces es como una manera de decir, ‘No soy perfecta y tengo luces y sombras’”.

Marina describe su música como “un viaje con muchas experiencias”, así que espera que el LP sirva de “manual” a quienes lo escuchen para entender los altibajos que pueden presentarse en sus vida, pero también que funcione como una compañía mientras los atraviesan. “Ojalá mi música les acompañe en momentos divertidos, amorosos, desamores, cuando hay que aprender a ‘Contar hasta 10’, cuando hay que saber pedir perdón, cuando no hay que llevarse por el rencor”, expresa.

Pero más allá de lo que ha querido comunicarle al mundo con su álbum debut, Mi identidad le ha servido a ella misma para ser más paciente, a tener confianza en el proceso y entender que las cosas suceden (o no) por alguna razón. “Era la única manera de expresarme con realidad, o sea, no hay ficción. Esto es lo que soy, esta es la mejor manera de que me conozca la gente y a partir de aquí, pues ya lo que la vida me regale, bienvenido sea”, concluye.