Eres del ‘Black Country’ de Inglaterra, una zona minera e industrial, ¿qué es lo que más te caracteriza de allá?
El humor autocrítico. Me he topado con personas que conocí cuando estaba en la alcaldía local, y suelen ser encantadoramente abusivas. Celebran tu éxito durante 10 minutos, y el resto del tiempo se burlan de que el éxito le llegó a la persona equivocada o algo parecido. Eso me encanta.
¿Cómo defines el éxito?
En las sonrisas de las personas con las que trabajo, en el comportamiento, en mi propia conducta. El negocio del entretenimiento va bien mientras tú seas la persona a la que más entretienes. Desconfío un poco de la repetición.
Me gusta verlos a ti y a Alison Krauss cantar armonías en directo, ¿cómo se conectan cuando lo hacen?
Nos observamos mutuamente cuando cantamos. Soy un poco malvado, y a veces alargo algunas silabas, ella se mantiene a la par sin saber cuándo voy a terminar. Las cejas lo dicen todo, es como si me preguntara: “¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué me estás jodiendo así?”. Es genial.
Cuando salió el primer álbum de Led Zeppelin, algunos críticos (ejem, Rolling Stone) lo juzgaron con mucha dureza, ¿hay algo que aprender de la prensa negativa?
Absolutamente nada, es una mierda. La belleza es subjetiva. El tipo de Rolling Stone no estaba nada contento.
Robert Plant y Alison Krauss publicaron Raise the Roof el año pasado.
En Zeppelin solías cantar sobre sexo y algunas personas asocian a la banda con el libertinaje y el sexismo, ¿cómo te sientes ahora con ese aspecto de la banda?
Esta mañana estaba viendo el video del enfrentamiento entre Howlin’ Wolf y Son House; es un clip en blanco y negro de Meet Me in the Bottom. Y pensaba en Robert Johnson y todos los artistas que escuchaba, ya sea Memphis Minnie con ‘Me and My Chauffeur Blues’ o Muddy Waters con ‘Got My Mojo Workin’, y todos estaban llenos de insinuaciones. Con los cantantes de rock & roll fue casi un reflejo de eso. Eran otros tiempos, y no había nada malévolo o ruin; simplemente era parte de la época.
¿Alguna vez te sientes triste porque la última vez que apareciste en público con Jimmy Page fue en el juicio de ‘Stairway to Heaven’?
Creo que le he visto una vez desde entonces. Y, de hecho, espero verle mañana, porque iré a Londres y tengo un disco muy bueno de Robert Finley, Sharecropper’s Son, que quiero darle por los viejos tiempos.
Después de todos estos años, ¿cómo calmas a la gente cuando te conoce y te trata como su ídolo?
Me siento halagado cuando las personas son amables, pero no es lo más importante. Soy un tipo mayor, y la cosa es que todavía puedo hacer toda la mierda que podía hacer antes, porque me puedo desahogar ocasionalmente en los conciertos. Soy una persona bastante pública, no tengo que quitarme la camisa como Superman para que me reconozcan. Eso podría ser algo un poco arriesgado ahora, pero tienes que seguir moviéndote y tomar todo como llegue.
Mi interpretación de ‘Stairway to Heaven’ es que estabas hablando en contra del egoísmo, ¿crees que la gente ha entendido el sentido de la canción?
No tengo ni idea, fue hace mucho tiempo. Cuando estaba con la banda decía que era una “canción de esperanza”. Sé que Jimmy y los chicos estaban muy orgullosos de la construcción musical. Me la pasaron y dijeron: “¿Qué vas a hacer con esto?”.
¿Qué pienso ahora? Cuando la escucho a solas, me siento abrumado por todas las razones que te puedas imaginar. Había una intención y un aire de querer salir adelante. Todo el mundo se tambaleaba por Vietnam y la siempre habitual corrupción política; hubo personas realmente elocuentes que demostraron ese punto de una mejor manera, mucho menos gráfica. Pero yo soy lo que soy.