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Sword & Sorcery

El inagotable universo de héroes, criaturas fantásticas y hechicería

marzo 8, 2023

El éxito de las series El señor de los anillos y La casa del dragón, así como el regreso inminente a las salas de cine de Calabozos y dragones, evidencian el resurgir de las espadas y la hechicería, un género tan antiguo como los orígenes mismos de la literatura o la tradición narrativa oral. Acompáñame, amigo, si te atreves, a explorar los confines de la fantasía épica…

Los orígenes:

Sobre los orígenes del Sword & Sorcery existen cuatro antecedentes determinantes:

1. La epopeya de Gilgamesh, la primera obra literaria en la historia de la humanidad y de la tradición oral y escrita de las culturas acadia, egipcia, china, aqueménida, india, hebrea y mesoamericana, con sus historias de héroes, hazañas trascendentales y seres fantásticos.   

2. Los textos homéricos –La Ilíada y La Odisea-, que combinan realidad y ficción, y que retoman la tradición oral de los poetas griegos (los aedos). 

3. Las tragedias griegas, que extienden los parámetros de los textos homéricos al desarrollar el arquetipo del héroe y al enfocarse en el conflicto, generado por la dificultad humana de aceptar los designios divinos (Esquilo), por la interacción entre los personajes (Sófocles), o por la desmesura, producto de la intensidad de la pasión humana (Eurípides).

4. Los cantares de gesta de la Edad Media, de donde surgen las historias de caballería, que le rinden culto al heroísmo, idealizan el pasado y exaltan las virtudes de las naciones, como lo son la leyenda del Rey Arturo, Beowulf, El Cantar de los Nibelungos, El Cantar de Roldán y El Poema del Mío Cid.

El término Sword & Sorcery es muchísimo más reciente que sus primeras historias. Su origen se remonta a 1961, cuando el autor británico Michael Moorcock escribe una carta a Amra, una revista estadounidense dedicada a exaltar la obra de Robert E. Howard y Lyon Sprague de Camp, los forjadores de las historias de uno de los personajes más importantes del género: Conan, el bárbaro.

El señor de los anillos.
Fantasy Films Productions/ United Artist a transmedia company

Ante la propuesta de Moorcock de llamar “fantasía épica” al tipo de aventuras protagonizadas por Conan, el escritor norteamericano Fritz Leiber propuso en la edición del 6 de abril de Ancalagon (otra revista de corte similar a Amra), llamarlo “espada y hechicería”.

En la edición de Amra, publicada en julio de 1961, Leiber afirmaría lo siguiente:  “Estoy más seguro que nunca que a este género deberíamos llamarlo «espada y hechicería». Es un término que describe con precisión tanto el nivel de civilización como el elemento sobrenatural, así como se distingue inmediatamente del género de capa y espada (aventura histórica) y, como consecuencia, del de capa y daga (espionaje internacional)”.

Esto llevaría a un extenso debate sobre las características específicas del género. Sin embargo, uno de los principales acuerdos radica en pensar el Sword & Sorcery como una serie de relatos colmados de hazañas, las cuales son realizadas por un héroe guerrero que habita un mundo mítico, agreste, salvaje y fantástico.

La inspiración

Los protagonistas, quienes a menudo se caracterizan como viajeros nómadas (clara herencia del Ulises de La Odisea), más que ser considerados como héroes, bien pueden considerarse como antihéroes, ya que sus ideales no son tan puros (lujuria, fortuna, venganza), sus acciones son tan brutales como las de los enemigos que enfrentan, y presentan un compromiso ético y moral que los coloca en un terreno gris, al margen del heroísmo y la villanía. Desde aquí, bien puede pensarse que los protagonistas del Sword & Sorcery son dignos herederos de las sagas de la mitología nórdica, como el legendario príncipe Amleth.

De todas maneras, tanto los relatos como los protagonistas del Sword & Sorcery, guardan rasgos con los valientes personajes de las novelas de ficción histórica del siglo XIX, cuyo padre es, sin duda, el escocés Sir Walter Scott, autor de Rob Roy, Ivanhoe, El pirata y Quentin Durward. Además, los viajes del antihéroe guardan mucha similitud con los escenarios de las novelas de aventuras exóticas, popularizadas en el siglo XIX por Edgar Rice Burroughs y sus personajes de Tarzán y John Carter de Marte (piedra angular de los aventureros espaciales como Buck Rogers, Flash Gordon, Luke Skywalker o El mandaloriano).

Junto con la ficción histórica y la aventura exótica, encontramos las novelas de capa y espada, cuyos espadachines emblemáticos son Athos, Porthos y Aramis, los protagonistas de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas; y el Scaramouche del italiano Rafael Sabatini.

La venganza de Krimilda.
F.A, Decla Film

Negar la influencia de los relatos orientales como Las mil y una noches en el Sword & Sorcery, sería como sustraer la hechicería de las espadas. Los magos, hechiceros, monstruos y criaturas fantásticas, no solo proceden de los textos homéricos y de los cantares de gesta, sino también de los mitos chinos, indios y árabes.

Algunos analistas han reparado en que los personajes traidores, estafadores y de moralidad ambigua, así como los escenarios tradicionales del Sword & Sorcery, como las tabernas de mala muerte (que utilizó George Lucas para su Guerra de las galaxias), callejones peligrosos (usados con frecuencia en las historias de Batman) y los harenes y burdeles (tan frecuentes en Juego de tronos), hacen parte de la novela picaresca española, cuyos máximos representantes están en El Lazarillo de Tormes, de autor anónimo; Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán; y Rinconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de otro mítico antihéroe viajero, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Del libro al Pulp

Una de las principales difusoras del Sword & Sorcery fue la revista antológica Weird Tales, fundada en el período entre guerras y donde se dieron a conocer autores como H.P. Lovecraft, padre del terror cósmico; Ray Bradbury, autor fundamental en la conformación de la ciencia ficción; y, por supuesto, Robert E. Howard, creador de Conan, el bárbaro. Howard es considerado junto a J.R.R Tolkien, el autor de El señor de los anillos, como el padre del género, por lo menos en su vertiente más contemporánea.

La vida de este escritor texano, que comenzó su carrera a la edad de 15 años, es tan mítica y extraña como su obra (existe una interesante película biográfica llamada El que caminaba solo, protagonizada por Vincent D’Onofrio). En su juventud, Howard fue un nómada con muchos problemas de salud, tenía una personalidad introvertida y una obsesión enfermiza por el boxeo. Su amistad epistolar con Lovecraft nos permite evidenciar uno de sus intereses fundamentales, incluido a lo largo y ancho de toda su obra, y que tiene que ver con la dicotomía entre el salvajismo y la civilización, con una clara inclinación hacia la primera: “La barbarie es el estado natural de la humanidad… La civilización, en cambio, es artificial, es un capricho de los tiempos. La barbarie ha de triunfar siempre al final”.

Hester Jane Ervin, madre de Howard, fue extremadamente sobreprotectora, y su tormentosa relación tuvo tintes edípicos. Cuando ella cayó en coma debido a la tuberculosis, Howard, lleno de dolor, decidió suicidarse con un tiro en la cabeza, a los 30 años de edad. Su madre moriría un día después.  

El ladrón de Bagdad.

Entre los personajes más populares de Howard encontramos a Conan, el más emblemático, y que fue el protagonista de una extensa saga de cómics para Marvel, dos películas protagonizadas por Arnold Schwarzenegger (una de ellas con el guion de Oliver Stone), y una tercera con Jason Momoa encarnando al esclavo, ladrón y guerrero, convertido en rey.

Junto a Conan, encontramos a Kull, el rey de la Atlántida; a Red Sonja la guerrera; a Solomon Kane, el cazador de almas; y el jefe picto Bran Mak Morn, entre otros.

Por su parte, John Ronald Reuel Tolkien, nacido en la actual Sudáfrica, fue además de escritor, un ilustre poeta, filólogo, lingüista y profesor universitario, gran amigo de C.S. Lewis, también autor de novelas de aventuras fantásticas, reconocido por sus Crónicas de Narnia.

Aunque Tolkien es considerado como el padre del género fantástico (existe una película biográfica protagonizada por Nicholas Hoult), lo cierto es que los personajes de Howard precedieron a la publicación de la trilogía de El señor de los anillos, que ayudó a revitalizar y a darle seriedad al género.

Su pretensión de confeccionar una “mitología para Inglaterra” lo llevó a crear una serie de historias mitológicas ambientadas en un territorio fantástico conocido como la “Tierra Media” (inspirada en los países europeos enfrentados entre sí en la Segunda Guerra Mundial). En la Tierra Media habitan seres como los hobbits, los elfos, los enanos, los orcos y los humanos. Junto con El señor de los anillos, Tolkien escribió El Silmarillion, La historia de Beren y Lúthien y El Hobbit, entre otros.

Las primeras películas basadas en su obra fueron una versión animada para televisión de El Hobbit, seguidas por otro especial animado basado en El retorno del rey, el último libro de la trilogía. Luego llegaría el largometraje animado basado en el primer libro, dirigido por Ralph Bakshi, para continuar con las seis exitosas películas dirigidas por Peter Jackson e inspiradas respectivamente en la trilogía y en El Hobbit. Por su parte, El señor de los anillos: Los anillos de poder, se desarrolla en la Tierra Media de Tolkien, pero no se basa directamente en ninguno de sus relatos, y es la serie más costosa que se ha hecho hasta la fecha.

Del Pulp al cine

Se podría pensar en la adaptación de El anillo de los Nibelungos de 1924, dirigida por Fritz Lang (Metropolis), como la primera película de Sword & Sorcery de la historia. Esta impresionante cinta silente, basada en el cantar de gesta protagonizado por Sigfrido (una gran influencia para Tolkien), incluye un dragón de tamaño real y unos hermosos escenarios, que son unos de los mejores ejemplos de la “atmósfera” característica del expresionismo alemán. Tuvo una secuela titulada La venganza de Krimilda, en donde la esposa de Sigfrido, ante la muerte de este, se casa con Atila, el rey de los Hunos, para urdir un oscuro plan; vengarse de Hagen, el asesino de Sigfrido, y de Gunther, el hombre que lo traicionó. Cualquier parecido con un complot de Juego de tronos no es mera coincidencia.

El hermano más cercano del Sword & Sorcery es el péplum, también conocido como Sword & Sandal (espadas y sandalias). Estas películas de acción, ambientadas en la antigua Grecia o en el imperio romano, tienen sus antecedentes en Italia y se hicieron muy populares gracias al fisicoculturista convertido en actor Steve Reeves y sus películas de Hércules, tremendamente exitosas a finales de los años 50. Sin embargo, una década antes, se estrenaba en Italia La corona de hierro de Alessandro Blasetti, un espectáculo violento y sangriento, salpicado de romance, acerca de una corona mágica y un rey al que le profetizaron que sería derrocado por su sobrino.

Jasón y los argonautas.
Morningside Productions/ Columbia Pictures

Por la misma época, en Rusia, se estrenó Kashchey el inmortal, basada en relatos del folclor eslavo y que nos cuenta la historia de un hechicero malvado que se enfrenta a un joven aventurero llamado Nikita. Junto con ella encontramos La espada mágica, del yugoslavo Vojislav Nanović e inspirada en el cuento de origen serbio Los nueve pavos y las manzanas de oro. La espada y el dragón, basada en los poemas sobre el mítico caballero Ilya Muromets, completa la trilogía de películas eslavas de Sword & Sorcery, producidas entre los años 40 y 50.

En 1954, se estrena una de las primeras adaptaciones cinematográficas de un cómic El príncipe valiente, una popular tira de aventuras creada por Hal Foster (Tarzán), que cuenta las aventuras de un joven de origen vikingo (Robert Wagner con un peculiar peinado) que se une a los caballeros de la Mesa Redonda, para descubrir la traición del Caballero Negro (encarnado por el gran James Mason). De hecho, la cinta se produjo con el propósito de repetir el éxito de Ivanhoe y Los caballeros del Rey Arturo, pero su fracaso fue tan rotundo como inmerecido.

En los 60 encontramos La espada mágica, una versión libre del relato medieval sobre San Jorge y el dragón, y Jack, el cazador de gigantes, la película inspirada en un cuento originario de Cornualles, acerca de un joven con un oficio muy particular que supuestamente vivió en la era del Rey Arturo. En su época, esta última cinta fue alabada por sus efectos especiales, los cuales no han envejecido muy bien. Pero, paradójicamente, se realizó un remake en 2013, con unos efectos infinitamente superiores, aunque carece del alma de su predecesora. El popular cómic belga Astérix y Obelix, creado en 1959 por Goscinny y Uderzo, bien puede pertenecer tanto al Sword & Sorcery como al Sword & Sandal, pero lo cierto es que no ha podido obtener una adaptación decente al medio cinematográfico. De las 15 películas estrenadas hasta la fecha (10 animadas y cinco en acción real), las que sobresalen son Astérix el Galo (1967) y Astérix y Cleopatra (1968), así como Astérix y Obelix contra César (1999) con Christian Clavier, Gérard Depardieu, Roberto Benigni y Laetitia Casta como protagonistas.

Los efectos especiales artesanales nos conducen inmediatamente a la leyenda del stop motion, Ray Harryhausen, y sus importantes aportes a varias películas de Sword & Sorcery, como la trilogía inspirada en Simbad el marino, el legendario personaje de Las mil y una noches (El séptimo viaje de Simbad, El viaje dorado de Simbad y Simbad y el ojo del tigre). Pero las muestras más hermosas del trabajo de Harryhausen las encontramos en las criaturas y monstruos que creó para las recordadas Jasón y los argonautas y la versión original de Furia de titanes.

Ralph Bakshi, un animador que trabajó para Paul Terry en Super Ratón y Las Urracas Parlanchinas, se atrevió a llevar la animación para adultos al público norteamericano, con su controversial adaptación del promiscuo El gato Fritz, personaje creado por Robert Crumb para sus cómics underground. A finales de los 70, Bakshi se inclinaría por las espadas y los hechiceros con la cinta animada Wizards, ambientada en un futuro postapocalíptico, en donde dos magos se enfrentan: uno representando el poder de la magia, y el otro, el poder de la tecnología. Bakshi continuaría por la línea del Sword & Sorcery con la fantasía heroica Fire and Ice (colaboración con el legendario ilustrador Frank Frazetta) y, por supuesto, con su clásico de culto animado, basado en El señor de los anillos.

A comienzos de los años 80, las películas Excalibur de John Boorman (una de las adaptaciones más respetuosas y violentas sobre la leyenda artúrica), El verdugo de dragones (una cinta con temáticas muy fuertes para los estándares de Disney), y Heavy Metal (la película animada para adultos basada en las historias de la revista del mismo nombre), causaron el resurgir del Sword & Sorcery.

Esto llevó inevitablemente a la adaptación de Conan, el bárbaro de John Milius que, debido a su gran éxito, generó una serie casi interminable de imitadores (El señor de las bestias, Ator el invencible, Gunan el rey de los bárbaros, La espada y el hechicero, Thor el conquistador, y la apreciada Krull, por nombrar a algunos).

Por otra parte, el éxito de Conan llevó a la realización de Red Sonja, otro de los personajes creados por Howard, encarnado por al amazónica Brigitte Nielsen. Sin embargo, su estreno ya estaba precedido por una serie de mujeres guerreras como She, Sorceress y Hundra, las madres adoptivas de la popular Xena, la guerrera.

Una de las vertientes más originales del género la encontramos en la cinta de 1986 Highlander del director de vídeos musicales Russell Mulcahy, con banda sonora de Queen, en la que unos guerreros inmortales combaten con sus espadas en los parqueaderos de las ciudades actuales. La película protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery (uno de los actores más ligados al género), obtuvo dos desastrosas secuelas y una serie de televisión, longeva pero irregular.     

Bandidos del tiempo de Terry Gilliam, Leyenda de Ridley Scott (con un joven Tom Cruise), La historia sin fin, El caldero mágico, Ladyhawke, Laberinto y Willow, fueron unos magníficos intentos de llevar este tipo de historias a un público infantil, logrando cautivar también a los adultos. Y las parodias, iniciadas con la obra maestra Monty Python y el Santo Grial en los años 70, se extendió con El rapto de la princesa, de Rob Reiner, que subraya los lugares comunes del género, así como la olvidada Erik el Vikingo, dirigida por Terry Jones, de Monty Python.

Tampoco podemos olvidar a Los amos del universo, la terrible, pero al mismo tiempo, adorable cinta basada en He-Man, ese juguete convertido en una popular serie animada.

Conan el bárbaro.
Universal Pictures / 20th Century Fox

En los años 90, el Sword & Sorcery dormitó hasta que apareció El ejército de la oscuridad, la secuela de las cintas de terror Evil Dead, de Sam Raimi, que mutó de género para convertirse en una hilarante versión libre de Un yanqui en la corte del Rey Arturo de Mark Twain. Corazón de dragón obtuvo la aceptación del público de todas las edades, pero la adaptación cinematográfica de Kull el conquistador, y Los trece guerreros (basada en una historia de Michael Crichton) fueron unos fracasos tan estrepitosos, que casi terminan por sepultar para siempre al género. Es toda una tristeza que Los trece guerreros sea considerada junto al Rey Arturo, de Guy Ritchie, como los peores fracasos de taquilla en la historia, pese a que ambas son muy buenas películas. 

En el 2000, se intenta una nueva resurrección con las fallidas Calabozos y dragones, basada en el popular juego de mesa; y El rey escorpión, el mediocre spinoff de la saga de La momia, que convirtió al luchador Dwayne Johnson en toda una estrella del cine, al mejor estilo de los fisicoculturistas Steve Reeves, Arnold Schwarzenegger y Lou Ferrigno (que, como Johnson, también tuvo una película sobre Hércules).

Pero el verdadero resurgimiento del Sword & Sorcery se dio con la trilogía de El señor de los anillos de Peter Jackson, el equivalente de la trilogía de La guerra de las galaxias para la ciencia ficción, y considerada hasta la fecha como la mejor expresión cinematográfica de las espadas y hechiceros. Vale la pena tener muy en cuenta la adaptación del Beowulf de Robert Zemeckis, la cual fue un interesante experimento de rotoscopia y animación por computador, pero que no ha llegado a superar el paso del tiempo.

Es inevitable mencionar a la adorada saga de Harry Potter, basada en las exitosísimas novelas juveniles de J.K. Rowling. Pero, en realidad, la última verdadera obra maestra del Sword & Sorcery es El hombre del norte, una reconstrucción arquetípica del género, que se basa en las leyendas nórdicas del príncipe Amleth, inspiración de William Shakespeare para su Hamlet.

Del cine al streaming

Curiosamente, la televisión, que bien se puede pensar como el formato menos adecuado para manejar la grandeza de los relatos de espadas y hechicería, se ha convertido gradualmente en el lugar ideal para el género. Los primeros indicios los encontramos en la animación de los ochenta, con el clásico de culto Thundarr el bárbaro, una estupenda fusión entre Sword & Sorcery y Ciberpunk que hay que ver para creer. Obviamente encontramos el fenómeno colosal causado por He-Man, ese personaje que se niega a morir (inclusive She-Ra, su contraparte femenina, es tan popular actualmente como el héroe rubio y musculoso, y su cobarde tigre mascota). Hasta ahora, la mejor adaptación de Calabozos y dragones es su serie animada (esperemos a ver qué sucede con la nueva versión para cines en acción real). Y los Thundercats, que -como Thundarr– son un híbrido de géneros, se convirtieron en todo un icono de los años 80 junto con los cubos de Rubik, el Walkman, Madonna y He-Man.

La transición de la animación a la acción real la encontramos en las olvidadas Galtar y la lanza dorada y Los piratas de las aguas negras, que nos conducen a la estupenda serie británica Robin Hood, salpicada con múltiples elementos sobrenaturales extraídos de la mitología celta y con la encantadora música de la agrupación irlandesa Clannad. De Robin el encapuchado pasamos a la serie Hércules con Kevin Sorbo (quien había interpretado a Kull el conquistador en el cine). Una de las enemigas del protagonista terminó con su propia serie y superó con creces al mítico héroe griego. Xena la guerrera, protagonizada por Lucy Lawless, fue una de las series más emblemáticas de los 90, dándole paso a otras grandes heroínas de la televisión como Buffy la cazavampiros, Max de Dark Angel, la espía Sydney Bristow de Alias o Daenerys Targaryen de Juego de tronos. Quentin Tarantino confesó que gran parte de su personaje de “la novia”, creado para sus dos películas de Kill Bill, está inspirado en Xena.

Los efectos por computador y la televisión por cable generaron la posibilidad de explorar la violencia y el sexo en los relatos fantásticos para adultos. Esto ayudó mucho para que surgieran varias series de Sword & Sorcery en la década del 2000, como Terramar, Las nieblas de Avalon, El aprendiz de Merlín y En tierra de dragones, todas de dudosa calidad. Las cosas no mejoran mucho en la década posterior con series mediocres como Camelot, Simbad, Las crónicas de Shannara, o Ciudad esmeralda, hasta que llega, por supuesto, Juego de tronos, la mejor expresión televisiva del Sword & Sorcery hasta la fecha, y cuyo fenómeno es material de leyenda.

La precuela conocida como La casa del dragón llega a ser tan envolvente como su predecesora, y las series de El señor de los anillos, The Witcher, la rueda del tiempo y Willow llegan para competir con el impacto causado por las historias adaptadas de las novelas de George R.R. Martin. El futuro luce promisorio para los héroes, las criaturas fantásticas y los hechiceros…


Las mejores películas de Sword & Sorcery

1. La Trilogía del Señor de los Anillos

2001 – 2003 | Dir. Peter Jackson

2. El Rapto de La Princesa

1987 | Dir. Rob Reiner

3. Monty Python y El Santo Grial

1975 | Dir. Terry Gilliam y Terry Jones

4. Conan el bárbaro

1982 | Dir. John Milius

5. La saga de Harry Potter

2001 – 2011 | Dir. Chris Columbus, Alfonso Cuarón, David Yates, Mike Newell

6. Jasón y los argonautas

1963 | Dir. Don Chaffey

7. Highlander

1987 | Dir. Rob Reiner

8. Excalibur

1980 | Dir. John Boorman

9. Furia De Titanes

1981 | Dir. Desmond Davies

10. Willow

1988 | Dir. Ron Howard


Las mejores series de Sword & Sorcery

1. Juego de Tronos

2011 – 2019

2. La Casa del Dragón

2022

3. Thundarr, el bárbaro

1981 – 1982

4. Robin Hood

1984 – 1986

5. El Señor de los Anillos: El Anillo del Poder

2022

6. Xena: La Princesa Guerrera

1995 – 2001

7. Willow

2022

8. Berserk

1997 – 1998

9. Thundercats

1985 – 1989

10. The Witcher

2019


Los mejores cómics de Sword & Fantasy

1. Conan el bárbaro

2. Ásterix Y Óbelix

3. Fables

4. Saga

5. Thor

6. Bone

7. Amulet

8. Elfquest

9. Warlord

10. Mage

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