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Sobre mujeres y lobotomías: Entrevista a Catalina Villar, directora de Ana Rosa

La directora colombiana nos habla sobre el nexo entre machismo, misoginia y locura.

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

abril 8, 2024

Cortesía de Proimágenes Colombia

ROLLING STONE: Catalina, ¿puedes empezar contándonos sobre los datos que encontraste relacionados con las lobotomías practicadas en mujeres?

CATALINA VILLAR: Claro, fue realmente sorprendente descubrir que un gran porcentaje de las lobotomías realizadas en todo el mundo fueron en su mayoría en mujeres. Cuando comencé a investigar para la película, encontré datos bastante alarmantes. Por ejemplo, en Dinamarca se reportó un 85%, en Estados Unidos un 83%, y en Francia también había cifras similares, alrededor del 86%. Esta tendencia se repetía en muchos países, lo que me llevó a redondear el número en un 85%. Es importante destacar que en lugares como Rusia no se practicaban lobotomías, lo cual es interesante. En Colombia, descubrí que al menos el 85% de las lobotomías realizadas eran en mujeres, especialmente en aquellas de cierto estatus social.

ROLLING STONE: ¿Cuáles crees que fueron las razones que llevaron a tu abuela a ser sometida a una lobotomía?

CATALINA VILLAR: Creo que fue una combinación de factores complejos. Mi abuela era una mujer libre, lo cual era criticado en su entorno. Sufría de migrañas, que en muchos casos pueden agravarse con la depresión. Cuando regresó de Estados Unidos, donde estuvo involucrada con un amante, es posible que haya caído en una depresión que empeoró sus migrañas. El círculo vicioso de la morfina, administrada para aliviar el dolor, también jugó un papel importante. Además, el estigma asociado con la infidelidad femenina en una sociedad machista probablemente influyó en la decisión de someterla a la lobotomía.

Cortesía de Proimágenes Colombia

ROLLING STONE: ¿Qué opinas sobre la relación entre la exclusión y el control en la historia de la locura, parafraseando a Foucault, especialmente en los diagnósticos como la histeria y la ninfomanía?

CATALINA VILLAR: Es evidente que la sociedad históricamente ha tratado la locura, especialmente en mujeres, como un subgénero humano. Los diagnósticos como la histeria y la ninfomanía se utilizaron como mecanismos de exclusión y control sobre la sexualidad femenina. Las historias clínicas muestran cómo se patologizaba cualquier comportamiento que desafiara las normas de género establecidas. La manera en que se enfocaba en la presentación física y la sexualidad de las mujeres en esas historias clínicas es un claro ejemplo de cómo se ejercía el control sobre sus vidas.

ROLLING STONE: ¿Puedes comentar sobre la ocultación de historias clínicas y la dificultad para acceder a la verdad sobre tu abuela?

CATALINA VILLAR: Es alarmante cómo se ha borrado sistemáticamente la historia, especialmente en el ámbito de la psiquiatría. En Colombia, las historias clínicas se desechan después de 25 años, lo que dificulta la investigación histórica. Además, el hermetismo en torno a ciertas instituciones y archivos crea una sensación de sospecha. La falta de acceso a las historias clínicas de mi abuela es un ejemplo de cómo se ha intentado ocultar la verdad sobre ciertos tratamientos psiquiátricos y la vida de las personas que los recibieron.

Cortesía de Proimágenes Colombia

ROLLING STONE: ¿Estás considerando explorar temas similares en futuros proyectos?

CATALINA VILLAR: Sí, estoy interesada en continuar explorando temas relacionados con la exclusión y el control en diferentes contextos, especialmente en relación con los niños y la psiquiatría. Actualmente tengo en mente un proyecto sobre los consejos disciplinarios en las escuelas, donde se juzga y excluye a los niños por comportamientos considerados fuera de la norma. Creo que es importante seguir cuestionando las estructuras de poder y visibilizar las historias que han sido silenciadas.

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