Este miércoles, el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong Un firmaron un pacto estratégico comprometiéndose a ayudarse mutuamente en caso de un ataque militar. Esto se llevó a cabo durante la visita de Putin a Pyongyang, su primera desde el 2000 cuando se reunió con Kim Jong Il, padre del actual mandatario.
En esta ocasión, Putin fue recibido con una ostentosa ceremonia de bienvenida en el corazón de la capital de Corea del Norte, donde la milicia y niños con globos y banderas de ambos países gritaban con emoción. Tras las festividades y una serie de reuniones, los líderes dieron a conocer su visión de un frente unido. Putin destacó la lucha de su país contra “décadas de políticas imperialistas” de Estados Unidos y sus aliados, mientras que Kim prometió “apoyo total y solidaridad para el gobierno, el ejército y el pueblo ruso”.
El presidente ruso llamó el acuerdo “un documento verdaderamente innovador” que abarca temas de seguridad, comercio, inversión, así como vínculos culturales y humanitarios.
Ciertamente, el encuentro ha detonado alerta en Washington y Seúl por la posibilidad de que Moscú transfiera su tecnología militar superior para ayudar al programa de armas de Pyongyang, el cual ha sido fuertemente sancionado. El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que Rusia estaba intentando “de forma desesperada, desarrollar y fortalecer relaciones con países que puedan proporcionarle lo que necesita para continuar la guerra de agresión que inició contra Ucrania”. Múltiples gobiernos, entre ellos Estados Unidos y Corea del Sur, han acusado al Norte de suministrar armas a Rusia para su guerra en Ucrania, algo que ambos países han negado.
Firmado menos de una semana tras el acuerdo de seguridad entre el presidente Joe Biden y el presidente ucraniano Volodymyr, esta nueva “asociación estratégica integral” pareciera una respuesta directa al compromiso de Estados Unidos de proporcionar ayuda militar a Kiev por 10 años más.
