Ritos, guiños, abrazos y dardos: en Cosquín Rock no faltó nada, ni siquiera la política

Más de 100.000 personas asistieron a una nueva edición del clásico festival cordobés. Entre decenas de artistas y momentos destacados, Dillom y Lali quedaron en el centro de la polémica

Por  MARTÍN SANZANO Y JUAN FACUNDO DÍAZ

febrero 13, 2024

Dillom hizo un cover de “Sr. Cobranza” y mencionó al ministro Caputo.

Foto: Agustín Dusserre

Todo empezó con un tuit. El sábado 10 de febrero, cuando las puertas del Aeródromo Santa María de Punilla comenzaban a abrirse para recibir al público, el productor José Palazzo, principal organizador del festival Cosquín Rock, decidió responderle un mensaje al presidente de la Nación, Javier Milei, en la red social X. 

El mandatario había citado el post de un usuario que decía que la realización del evento cuesta 4 millones de dólares y se preguntaba de dónde había salido ese dinero. Milei, por entonces en plena gira oficial por Israel y Roma, se tomó el tiempo para compartir el mensaje y agregar en mayúsculas: “TSUNAMI DE CHANES”, a modo de aprobación.

En plena vorágine de la primera jornada del festival, Palazzo se tomó también un momento para aclararle a Milei que Cosquín Rock es un evento privado. “Querido Sr. Presidente, hace 24 años empresarios privados, con entradas y esfuerzos personales lo realizamos”, sostuvo desde su cuenta personal. Y agregó que el festival se realiza no solo en Córdoba, sino que también tiene sus réplicas en Paraguay, Uruguay, Chile, México, EE.UU. y España. “Acá los artistas están en libertad, quédese tranquilo”, remató el mensaje.

Tal vez de la manera menos buscada, la edición 2024 de Cosquín Rock, que albergó a más de 100.000 personas, quedó en el centro del debate público y sus múltiples escenarios se convirtieron en atomizados frentes de la batalla cultural que se viene librando desde -al menos- la campaña por la presidencia del año pasado. Y que recrudeció a raíz de medidas como el DNU o la ya extinta Ley Bases que presentó el oficialismo en el Congreso y que incluía modificaciones sustanciales para las fuentes de financiación del cine, el teatro y, claro, la industria musical. 

El line up de esta edición del Cosquín contaba con algunas figuras que ya se habían pronunciado críticas del Presidente. Por un lado, Lali Espósito, que desde que manifestó su postura política de cara al balotaje se transformó en una de las enemigas públicas de la troupe libertaria y una de las que más ataques recibe en las redes. Por el otro, Dillom, que ya viene cargando contra el gobierno actual y que, en esta oportunidad, decidió ir a fondo.

El sábado a la noche, en el escenario Norte, el miembro de la Rip Gang hizo un cover de “Sr. Cobranza”, la canción de Las Manos de Filippi que popularizó Bersuit Vergarabat, y le cambió la letra: dijo “A Caputo en la plaza lo tienen que matar”, en referencia al actual ministro de Economía, donde la original clamaba “Norma Plá a Cavallo lo tiene que matar”. También se refirió a las protestas y la represión policial en la Plaza de los Dos Congresos cuando, apenas días atrás, se trató la mencionada Ley Bases (“en el Congreso, se escuchan tiros son las almas de los pobres y los gritos de argentinos”). Al día siguiente, un abogado de Buenos Aires lo denunció formalmente por incitación a la violencia y amenaza agravada.

Minutos más tarde de la frase de Dillom, en el escenario Montaña, Lali le marcó la cancha a sus detractores con un mensaje directo para los “vendepatria”.

Pero ellos no fueron los únicos. Con mayor o menos énfasis, desde Estelares hasta Divididos, pasando por Babasonicos, Los Caligaris e incluso los mexicanos Molotov, dedicaron algún instante de sus respectivos shows para hablar sobre la importancia de la cultura.

Por supuesto que no es la primera vez que la política se mete en Cosquín Rock. En 2022, Patricia Bullrich (competidora de Milei en las últimas elecciones, pero su actual ministra de Seguridad de la Nación), se mostró en el VIP del festival y hasta se puso una remera con el logo de YPF, la empresa argentina de energía que auspicia el evento. Pero esta vez fue distinto. O mucho más amplificado.

La repercusión mediática de esta edición de Cosquín Rock debe tener varias explicaciones. Que haya caído justo en fin de semana largo y que lo transmitan en vivo por streaming hizo que sea más sencillo seguirlo de cerca de manera remota. Incluso mucho más fácil que estar ahí, en el inmenso predio, teniendo que tomar la difícil decisión de elegir ver a Divididos, a Miranda! o a Dillom, por citar una de las tantas superposiciones inevitables de la grilla. Y sabiendo, además, que la distancia entre los escenarios se contaba de a cientos de metros. 

Pero, claro, desde la comodidad del sillón, en la pantalla de la TV o a través de los recortes sedientos de engagement que pululan por la web, Cosquín Rock fue consumido como se consume casi todo en esta época: de manera urgente y voraz, con muchos memes y un exceso de out of context. Es por eso que, de repente, la frase de un músico que en el mismo acto homenajeó a una canción tan simbólica como “Sr. Cobranza” y aportó una mirada crítica sobre la actualidad, fue tomada como una amenaza de muerte a un miembro del gobierno. Es por eso, también, que el palo contra los “antipatrias” de Lali impulsó la búsqueda inmediata de fotos de la actriz y cantante con banderas de Estados Unidos.

Sin embargo, no solo de disputa política estuvo cargado el fin de semana. Históricamente, Cosquin Rock está mediado por costumbres y tradiciones que se mantienen de forma natural a lo largo de los años. Una de ellas es la fraternidad entre músicos y las apariciones sorpresa en los sets. 

Los Pericos junto a Emanuel Noir de Ke Personajes, uno de los tantos cruces de Cosquín Rock 2024 (Foto: Agustín Dusserre)

Algunos ejemplos: Piti Fernández de Las Pastillas del Abuelo y Fernando Ruiz Díaz de Catupecu Machu acompañaron a Las Pelotas; Catriel Ciavarella, el baterista de Divididos, se sumó al show de La Chancha Muda; Los Pericos profundizaron el concepto y construyeron su show junto a amigos, allí estuvieron Natalie Pérez, Sebastián Teysera de La Vela Puerca, Cucho de Los Auténticos Decadentes, Emanuel Noir de Ke Personajes y muchos más. Algo parecido a lo que ocurrió con Los Caligaris y su asado en pleno escenario, al que se sumaron Ale Kurz de El Bordo, la joven cantante Yami Safdie, la patagónica Camilú, entre otros.

Catriel Ciavarella, el baterista de Divididos, junto a La Chancha Muda. (Foto: Ignacio Arnedo)

También hubo homenajes y no solo el de Dillom a Las Manos de Filippi: Bandalos Chinos se despachó con un cover de “Canción para naufragios” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; Tiago PZK hizo lo propio con “Crimen”, de Gustavo Cerati; Damas Gratis tocó “El mono relojero” de Kapanga; y los Auténticos Decadentes se mandaron una versión de “La rubia tarada”, de Sumo, y otra de “Costumbres argentinas”, de Los Abuelos de la Nada.

Además del barro garantizado por la lluvia en una de las jornadas, otra tradición de Cosquín es lo que sucede en el backstage de artistas. En este caso, y por acompañar a Wayra Iglesias, los que estuvieron saludando a viejos compañeros de ruta fueron Tete (que celebró su cumpleaños en el escenario Sur con Ciro) y Tanque Iglesias, de La Renga. También se pudo ver a los músicos chilenos de Charly García, Toño Silva y Kiuge Hayashida. Porque no hace falta formar parte de la grilla de ese año para asistir, y los artistas lo tienen muy claro.

Una vez finalizado el festival, cuando la gran mayoría comenzaba a ejecutar el plan éxodo y unos cuantos corrían al escenario donde se estaba llevando a cabo la famosa fiesta Bresh, Palazzo cerró la doble jornada con otro tuit en el que confirmó que habrá edición 2025 y aclaró que servirá para celebrar los 25 años del ya legendario Cosquín Rock. ¿Será otro año signado por las batallas políticas?

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