Primavera Sound: Travis Scott y un debut entre las llamas, la rabia y la redención

A un año de la tragedia en su festival Astroworld, donde murieron diez personas, el artista de Houston presentó su desenfrenado show por primera vez en Buenos Aires

Por  FEDERICO MARTÍNEZ PENNA

noviembre 13, 2022

Travis Scott, en el escenario Flow del festival

Ignacio Arnedo


Mientras descendía a la tierra con el inicio “Hold that Heat”, el tema que comparte con Southside y Future, es muy probable que Travis Scott no imaginara lo que pasaría en su debut argentino.
Es también posible que ni siquiera debajo del escenario alguien hubiese pensado que en 2022, en la misma noche y a pocos kilómetros de distancia, Duki cerrara una histórica serie de shows para el trap en Vélez con un promedio de 45.000 personas por noche.

Hagan sus números, futurología y apuestas, poco importa. Lo que sí importa es que ambos artistas necesitaban del “mejor público del mundo”. En especial Scott, que al cumplirse un año exacto de la tragedia de Astroworld (el festival que creó y en el que en su última edición murieron diez espectadores asfixiados), viene hace rato en busca de su propia redención.

Alcanza con escuchar como suena “Highest in the Room” en vivo. Muy lejos de las sutilezas de estudio, los sintetizadores vuelan a todo volumen, los hi-hats son hipnóticos, el machaque y golpe en el pecho se hace una constante. Todo es catarsis y testosterona, hundida entre chillidos de águilas, mientras la gente se abre en duelos de pogo frenético, coreando incansablemente el nombre del trapero. Y Scott, claro, aullando al tope de sus pulmones en todo momento. Durante el primer tramo del show, lo hizo a la altura de una plataforma con pantalla LED que oficiaba de nave espacial, en busca de un planeta desconocido, entre rocas y constelaciones.

Scott llegó a una tierra prometida. En “Butterfly Effect” gritaba rabioso, inclusive para sí mismo, sin micrófono, completamente solo sobre el escenario, tomándose la cabeza en un trance bucólico. Para este set de veintiséis canciones comprimidas en una hora, que viene repitiendo desde varias fechas, lo suyo es la lisergia continua.

Foto: Ignacio Arnedo

Pero Astroworld, aquella ficción personal y nombre de su gran disco de 2018, ya no es más un parque de
diversiones. Es solo un recuerdo que se agrió con una situación mal manejada por un artista, para algunos sectores, en condición de paria, al que le soltaron la mano desde sus patrocinadores hasta varios de sus contemporáneos.

Cuánto habrá de arrepentimiento, solo él lo sabe, pero hay que admitir que su batalla es urgente y real. La triada de “Escape Plan”, “Stargazing” y “Carousel” es demoledora, aún conservando melodía y los vestigios del beat pop e indie que informan mucha de la discografía de Scott. Y esa urgencia, entre llamaradas, explosiones y humo, lubrica a una audiencia que el trapero quiso ver en todo momento (fueron reiterados los pedidos para iluminarlos).

Pudo ver entonces una marea infinita de fuck yous cuando puso a sonar “No Bystanders”, y desplegó una sonrisa a todo diente, con el fondo de Donda West, la madre de Kanye vociferando pasajes bíblicos en “Praise God”, aquella colaboración de ambos. Debajo todos repetían aquellas palabras como un mantra, con el trapero de manos abiertas y extendidas diciendo, “wow”.
Debajo todo era un caldo de sensaciones. Miles de personas ondularon los brazos cuando llegó “90210” y también en la dulce balada “Love Galore”, para luego revolear piñas como si no hubiese un mañana. Para cuando llegaron las festejadas “Antidote” y “Pick up the phone”, que fueron debidamente recortadas por la mitad como muchas de las canciones del set, una marea de lasers y un anillo de luz se estaba por llevar a Scott a otra dimensión.
Pero antes había una bala mas en la recámara. “Sicko Mode”, aquel hit generacional que muestra todo el potencial del nativo de Houston como productor, desató un movimiento sísmico en todo Costanera Sur. Scott, que habló poco, devolvió la gentileza con un, “Suerte en la copa del mundo” para deleite de todos y cerró con el feroz “goosebumps” al volver a su nave espacial. La conquista del espacio puede resultar una empresa imposible. Pero de todos los planetas, aún en aquellos donde haya rechazo, Travis Scott sabe que en el sur ya tiene donde aterrizar.

FOTO IGNACIO ARNEDO