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P&R: Sofia Coppola

Una entrevista con esta directora, que se ha ganado una brillante reputación a fuerza de grandes películas.

Por  BRIAN HIATT

noviembre 20, 2023

MARIA MORATTI/GETTY IMAGES

En la octava producción de Sofia Coppola, la seductora e inquietante Priscilla, la directora filma Cadillacs con el mismo cariño que a su protagonista (Cailee Spaeny), capturando la belleza y la oscuridad oculta en Graceland, y de los Estados Unidos en general. Durante el proceso, Coppola cuenta la historia de madurez más inquietante desde su debut como directora, Las vírgenes suicidas. En esta ocasión, se trata de la historia real de una adolescente que se vio arrastrada al mundo de Elvis Presley (Jacob Elordi, de Euphoria, más alto y aterrador que Austin Butler) en el apogeo de su fama, presentando —sin mayor crítica aparente— un panorama que la mayoría de los espectadores modernos encontrarán horroroso.

Priscilla es una especie de culminación de las dos décadas y medias que Coppola ha sido directora, y la última confirmación de que es una de las mejores autoras de la Generación X. Pero parece más orgullosa de haber llegado a una nueva generación de fans, quienes la han buscado en la gira promocional de su nuevo libro, Sofia Coppola Archive, una mirada retrospectiva a su carrera.

“Acabamos de tener una firma de libros en Los Ángeles”, nos cuenta mientras tomamos un café no muy lejos de su casa, “y me encontré con muchos chicos con camisetas de Las vírgenes suicidas, y hablaban de eso, y de Marie Antoinette. Me hace muy feliz que conecten con esas películas y las aprecien, porque las hice para los jóvenes”.

SABRINA LANTOS

Priscilla se siente como un resumen de tu trabajo hasta ahora, abordando cosas que ya has hecho, pero de una manera fresca.

Parece una combinación de cosas que he hecho antes, pero espero que no de forma redundante. A veces decía: “Ah, sí, este plano me recuerda a algo de Marie Antoinette”, o algo así, pero me gustaba. Me sentía como si tuviera mi propio kit de herramientas, y era divertido ponerlas todas en uso. Creo que hacer el libro me hizo retroceder y verlas todas juntas, cosa que nunca había hecho. Y me dije: “Oh, ya veo cómo encajan”.

Si John Ford puede hacer un millón de Westerns, ¿por qué no podrías tú hacer todas las películas que quieras en tu área?

Sí, a veces siento que estoy haciendo lo mismo una y otra vez, pero luego pienso en todos los artistas que admiro, y que hacen lo mismo. Siempre habrá algo que descubrir.

¿Ya has descubierto qué es lo que te atrae de las historias sobre jóvenes?

Siempre me han interesado las historias sobre la identidad propia y cómo nos convertimos en lo que somos. Para mí es una transformación interesante; sería aburrido hacer algo sobre alguien que no está pasando por nada.

Dijiste que ser madre de adolescentes te hace sentir como la villana.

Es curioso saberme la madre de adolescentes y que sea yo contra quien se rebelan. Usualmente, en mi trabajo, yo estoy de su lado, pero ahora tengo que estar del otro. Es curioso encontrarme viviendo en este mundo de adolescentes como madre.

En la actualidad, la mayoría de la gente consideraría que una relación que comenzó cuando Elvis Presley tenía 24 años y Priscilla 14 fue acoso y explotación. Pero, en las memorias de Priscilla Presley y en las entrevistas, ella deja claro que hasta el día de hoy lo ve como un romance. ¿Cómo te las arreglaste para representar su punto de vista y al mismo tiempo comprender que casi nadie más lo vería así?

Fue complicado. Siempre volvía a su perspectiva y a su punto de vista. Intento no juzgar a ninguno de los personajes y ser lo más comprensiva posible con cada uno de ellos, y me centro en su perspectiva, pero incluso con los padres, te preguntas: “¿Cómo puede alguien dejar que su hija se vaya a vivir con Elvis tan joven?”.

Desde Las vírgenes suicidas (1999) hasta Priscilla (2023), pasando por Perdidos en Tokio (2003) y Marie Antoinette (2006), el trabajo de Coppola ha sobresalido por su propio mérito artístico. DIRECTED BY WOMEN

Ciertas audiencias parecen tener un mayor deseo por un arte que emita más juicios.

Sí, e incluso creo que la gente intenta que yo haga eso en esta película, y siento que mi trabajo es mostrar cómo fue su experiencia, y considero que uno presenta las cosas al público para que piense y tome sus propias decisiones. Al final, [Priscilla] se marchó y encontró su identidad al margen de los hombres, lo que debió requerir de mucha fuerza en aquella época. Era un asunto muy serio el no tener ingresos y divorciarse de un hombre poderoso. Sé que era muy importante en esa época, así que me impresionó que tuviera la fuerza para hacerlo, para dejarlo después de que toda su vida estuviera marcada por él.

Da la sensación de que en Marie Antoinette te contuviste de manera similar, lo que puede haber confundido a los críticos en su momento, por más querida que sea ahora la película.

Sí, quería mostrar ese lado humano. En el libro de Antonia Fraser, la mostraba como un ser humano, no como una mujer difamada en la historia. A mí me impresionó mucho el saber a una niña de 14 años en esa situación.

En la película no tienes ningún reparo en derrumbar parte del mito de Elvis. Aquí aparece como un drogadicto distante, volátil y emocionalmente abusivo.

Nunca he querido menospreciar ni faltarle el respeto a nadie. Me pareció empático mostrar sus luchas y su lado humano, pero sin duda hay mucho folclore de él como un dios. Hubo alguien intentando que yo sacara a la luz todas las cosas oscuras.

¿Quién era?

Alguien que estaba medio involucrado y que pensaba en cómo se vería Elvis en la película. Pero realmente quería incluir los altibajos; no puedes tener una relación compleja con solo lo bueno.

Hubo momentos en los que Priscilla está siendo seducida por su estilo de vida, y me recordó a Buenos muchachos¸ lo que asumo fue a propósito.

¡Cuando van a Las Vegas lo pensé! Adoro Buenos muchachos, así que espero que fuera un homenaje.

Te negaron el derecho a utilizar la música de Elvis en la película. ¿Qué hubieras usado de obtener el permiso?

En nuestra primera edición, tenía algunas canciones de Elvis, pero solo dos o tres, para dar cierta impresión de él. Pero siempre supe que no nos darían permiso, así que intenté no apegarme demasiado. Me encanta ‘Pocketful of Rainbows’. Mi marido me la puso y la escuché mucho durante la grabación, así que tenía muchas ganas de utilizar esa canción. Y luego, cuando [Elvis] se marcha por primera vez a Alemania, y le sigue un largo y triste montaje allá, le teníamos cantando ‘Are You Lonesome Tonight?’, y realmente era como la voz de Elvis mientras ella se quedaba atrás. De todos modos, no pudimos utilizarla, así que Phoenix hizo el instrumental, y estoy muy contenta con cómo quedó la música.


“Nunca he querido menospreciar ni faltarle el respeto a nadie. Me pareció empático mostrar las luchas de Elvis… hay mucho folclore de él como un dios”.


Has utilizado el pop de forma magistral en tus películas. ¿Hubo algún momento en el que quisiste hacer música?

No tengo talento para ello, pero hay mucha música en la genética de mi familia, así que quizá tengo algún gen que no sé expresar. Mi primo Jason [Schwartzman] es un prodigio de la música —puede tocar cualquier instrumento— y había muchos músicos por parte de mi padre. Su papá [quien contribuyó con la música a El Padrino] y su tío son músicos. Creciendo, mi hermano Roman siempre me ponía buena música. Yo pensaba: “¿Cómo puede alguien saber de música sin un hermano mayor genial?”.

Has dicho que el estado actual de Hollywood es un poco desesperante. Parece que, con el éxito de Oppenheimer en particular, la fiebre por las franquicias podría estar disminuyendo.

Sí, estoy muy contenta de que haya películas que no sean de superhéroes. Quiero decir, sin ofender [a esas películas], solo me gusta que la gente vuelva a ir a los cines.

Mencionaste que viste Barbie, ¿Qué piensas de la película?

Me alegra que haya sido tan exitosa y hecha para una audiencia de niñas y mujeres.

Una de las cosas que caracteriza a la mayoría de tus películas es que los sentimientos y experiencias de mujeres jóvenes son tomados en serio, y he visto que la gente lo compara con el trabajo de Taylor Swift. ¿Es una artista que te llame la atención?

Sé que a mis hijos sí, y lo respeto, pero nunca realmente… no es de mi generación. Pero me agrada cuando alguien escribe su propio material, creo que es mucho más interesante que un equipo. Me parece admirable.

Una vez dijiste que después de Marie Antoinette habías terminado de hacer películas. ¿A qué se debió?

Me lo pasé muy bien con Kirsten [Dunst] y Jason [Schwartzman] en Versalles y en París. Pero era mucho manejar a tanta gente, estaba agotada y pensaba: “Dios, no quiero seguir haciendo esto”. Y entonces, cuando conocí a Harris Savides [director de fotografía] y hablamos de cine minimalista, eso me inspiró para intentar hacer Somewhere y volver a dos personas en una habitación de hotel, y centrarme en la acción y la historia. Rodar Marie Antoinette fue duro, y luego simplemente me olvidé de todo por un momento. Nació mi hija, e intenté tomarme una pausa. Pero hacer películas tiene algo de adictivo; cuando tienes una idea, esta te fastidia hasta que la haces.

Tu padre está realizando una obra a gran escala a los 84 años, y parece que comparten parte de esa persistencia. 

Lleva 40 años hablando de esa historia. Yo estudié pintura en el Instituto de las Artes de California y recuerdo que mi profesor de arte nos enseñó el video de Close Encounters en el que hace la montaña de puré de papas para mostrarnos lo que sufren los artistas. Creo que todas las personas creativas tienen algo en la cabeza y tienen que encontrar la manera de expresarlo. Creo que esa es la mejor manera de entender lo que es ser artista.

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Tu padre también reeditó una nueva versión de El Padrino Parte III, y me gustó mucho. ¿Hay alguna película tuya con la que harías lo mismo?

A mi padre le encanta reeditar sus películas, y siempre me dice que también puedo hacerlo. No tengo ningún deseo de hacerlo. Siento que son lo que son, incluso con todas sus imperfecciones y sus rarezas; eso es en lo que estaba pensando en ese momento.

El ensoñador comienzo de Priscilla, en el que se le ve poniéndose las pestañas, me recordó un poco al de Perdidos en Tokio. ¿De dónde viene esa predilección por crear ese ambiente? 

Me encanta Wong Kar-wai, y la idea de que las películas pueden ser una pieza de ambientación. Siempre empiezo con imágenes de referencia y tableros de ambiente. Con Perdidos en Tokio, era una impresión: es una mujer joven que espera. Es un estado de ánimo abstracto. En Priscilla, se trataba de ver vistazos o impresiones de Priscilla tal y como la conocemos, para luego empezar la historia de cómo se convirtió en eso.

Mucha gente adora a Bill Murray y, al mismo tiempo, más de una persona, incluidas varias actrices, han tenido lo que llaman malas experiencias con él. ¿Qué opinas de ello y cómo concilias el lado de Bill que conoces con su aparente lado oscuro?

Siempre ha sido muy respetuoso y servicial conmigo, es un gran colaborador, pero sé que ha chocado con algunas personas. Creo que tiene diferentes facetas, como todos, y no es para todo el mundo.

En general, a raíz de #MeToo, ha habido una reevaluación de ciertos hombres, y mucho de eso es una reconciliación de las percepciones propias con las experiencias de otros con esas mismas personas. ¿Quieres decir algo más al respecto?

Pienso que es importante escuchar las experiencias de las mujeres.

Has tenido algunos roces con grandes estudios, incluida una reunión para dirigir la última película de Crepúsculo. 

Tuvimos una reunión, pero nunca llegó a ninguna parte. Pensaba que todo el asunto de la impronta del hombre lobo era raro. La bebé también. ¡Todo era demasiado raro! Pero parte de la historia inicial podría hacerse de manera interesante. Pensé que sería divertido hacer un romance adolescente-vampiro, pero el último se sale mucho de lo normal.

También llegaste lejos en un proyecto para el live action de La Sirenita para Universal. ¿Hubo algún punto de ruptura en particular? 

Sí, lo hubo. Estaba en una sala de juntas y un tipo de desarrollo dijo: “¿Qué le va a gustar a un hombre de 35 años en el público?”. No supe qué decir, no estaba en mi elemento, me sentí ingenua, y luego me sentí como el personaje de la historia, intentando hacer algo fuera de mi elemento, y ese fue un gracioso paralelismo de la historia para mí.

¿Te has topado a menudo con ese muro de incomprensión? 

Ocurre a menudo porque normalmente los que financian son hombres heterosexuales. Así que no es el mismo punto de vista, pero intentas explicarlo como que no a todo el mundo le va a gustar lo que a ellos les gusta, pero yo solo quería hacer cosas que me atrajeran y expresarlas.

PHILIPPE LE SOURD

Algunos artistas empiezan a sentir que tienen tantos proyectos que quieren hacer, que se preguntan si tendrán tiempo para todos. ¿Te sientes así?  

Después de hacer el libro, siento que ya he hecho muchas cosas. No tengo prisa por hacer más cosas. Si no hiciera nada más, sentiría que ya he hecho suficiente.

¿Es posible que te sientas así porque acabas de terminar algo?   

Estoy segura de que sí. Cuando estaba terminando Priscilla, le dije a mi marido: “No quiero volver a hacer esto”, a lo que me respondió: “Siempre dices lo mismo”.

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