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P&R: PJ Harvey

La artista habla sobre su nueva novela surrealista, su amor por Elvis, reexaminar sus primeras obras y del irresistible encanto de la oscuridad

agosto 3, 2022

Steve Gullick

En ORLAM  –la nueva novela surrealista escrita en verso poético por PJ Harvey- a una niña de nueve años llamada Ira, en Dorset, Inglaterra, le fascinan los fantasmas y se encuentra con villanos de la vida real. Todo es tal como lo predijo el oráculo de su pueblo, Orlam, el ojo del cordero mascota de la niña. Harvey, quien una vez también fue una niña de nueve años de Dorset, escribió toda la novela en el dialecto de la región, traduciendo palabras con una gramática similar, que solo hace que toda la historia sea aún más extraña. (También incluyó una traducción del libro en inglés estándar). Es el producto de pulir su escritura por tres años bajo la orientación del poeta escocés Don Paterson. “Aprender a escribir poesía me parecía algo muy natural después de haber sido compositora por tanto tiempo”, explica. También ha estado grabando un nuevo álbum, que saldrá el próximo año: “Me tomó mucho tiempo hacerlo como quería, pero me siento muy feliz con el resultado”, agrega.

Tus últimos proyectos han tenido una perspectiva más general del mundo, ¿por qué decidiste centrarla más este?

En [mi álbum de 2011] Let England Shake, estaba demasiado absorta leyendo poetas bélicos. Usualmente los poemas de gran belleza describen algo muy violento o feo, y me parecía muy interesante. Eso fue lo que me generó interés en mejorar mi poesía, siempre he querido seguir mi instinto como escritora, y me decía que debía reducir mi escala. Una persona, un pueblo, una madera; algún lugar como para recargar mis energías.

¿Creciste hablando el dialecto de tu región en los años 70 y 80?

Uno escuchaba una que otra frase. Una que recuerdo y que usé en el libro es “a mi parecer”. Nosotros diríamos “Bueno, a mí me parece que esta persona es…”, pero en vez de decir “me parece”, ellos dicen “a mi parecer”.

Me gustaron las groserías en el dialecto dorset, como “munter” [persona poco atractiva], que tradujiste en el pie de página como “fea”.

Sí [Risas], me divertí mucho escribiendo el libro. Esperaba que no solo fuera un libro de cosas muy oscuras y emocionales, quería que tuviera un gran humor. Como puedes ver, usé el lenguaje a mi favor.

¿Qué te atrae de escribir, como tú le dices, “cosas oscuras”?

Es un instinto natural de ver qué hay detrás de lo obvio. Soy del tipo de personas que se detienen a ver qué hay debajo una piedra, sin ver la belleza de la roca por encima. Siempre he tenido esa curiosidad, y no creo que sea del interés de todo el mundo. No me parece algo oscuro.

Hay mucho folclore en el libro, como “no deberías comer moras después de septiembre”, ¿eres supersticiosa?

Mes a mes estudiaba el folclor, mes a mes escribía los poemas. Muchas de esas supersticiones se quedan contigo, ¿no crees? No sé tú, pero todavía me pone nerviosa pasar debajo de una escalera o romper un espejo, todas estas supersticiones crecieron por miles de años, quizá como una advertencia para tener cuidado.

El libro tiene un personaje llamado Wyman-Elvis, que canta ‘Love Me Tender’. ¿Qué significa Elvis Presley para ti?

Me encantaba Elvis tanto como a cualquier otro niño de mi época, y todavía lo adoro. Me encantaba todo de él, me perdía en su voz, pero no solo eso, también en su mirada. En Orlam es como una figura divina.

No me había dado cuenta de lo fan que eres. Nunca hiciste un cover de Elvis.

Oh, pero sí medito con canciones de Elvis. Usualmente toco sus canciones en el piano.

Hace poco, un artículo de Guardian te describió como “la exmusa de Nick Cave”. ¿Eso te molesta después de todos estos años?

Ha pasado toda mi vida, ya no me molesta en lo absoluto. Y también debe ser difícil para Nick, pero así son las cosas.

En los últimos años has lanzado los demos de todos los álbumes que has estrenado hasta la fecha. ¿Eso hizo que escucharas alguna canción de una manera diferente?

Sí, fue interesante. De hecho, me hizo querer volver a hacer demos en mi máquina de cuatro pistas. El último álbum que hice lo grabé en mi celular, ni siquiera hice demos porque no quería apegarme a esas versiones. Pero luego sentí que me había perdido de una parte importante del proceso, así que me dieron ganas de empezar de nuevo.

En tu última gira cantaste ‘50ft Queenie’ de Rid of Me. ¿Cómo te sientes respecto a esas primeras canciones?

Cuando escribí esas canciones estaba saliendo de mi adolescencia y entrando en mi juventud; para ese momento fue una especie de autoexpresión que necesitaba. Y todo cambia, envejeces, ya no me siento capaz de tocar esas canciones, por más que las amo, ahora soy una mujer mayor y no podría cantarlas con la misma convicción. Pero con ‘50ft Queenie’ sí puedo porque es un personaje que todavía logro imaginar y encarnar.

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