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P&R: Kei Linch

La rapera colombiana Kei Linch habló sobre 'Furyosa', su más reciente sencillo, su papel como mujer dentro del rap, sus orígenes en la música y de su próximo álbum de estudio

Por  MARTÍN TORO

diciembre 13, 2023

CORTESÍA: SONY MUSIC COLOMBIA / PAOLA ESPAÑA COMUNICACIONES; FOTÓGRAFO: CAMILO CAÍN; M&H: LAURA SUÁREZ; STYLING: DANIELA TOKIO, MARIPOSO.

Desde comenzar a rimar en un pequeño pueblo hasta firmar con una disquera, Kei Linch destaca la importancia del reconocimiento para las mujeres en el rap. Su música canaliza emociones intensas, aportando perspectivas únicas al rap colombiano y de Latinoamérica. La rapera colombiana ahora se prepara para el lanzamiento de Dulcinea, su primer disco de estudio previsto para 2024.

En un género que ha estado históricamente dominado por figuras masculinas, ¿cómo percibes tu papel como una de las primeras raperas colombianas en ganar toda esta visibilidad? 

Estamos abriendo una puerta gigante. Ha sido difícil, ha sido muy difícil por lo mismo, porque estamos dando un paso diferente y una vuelta que históricamente no había sucedido nunca. Siento que sigue una lucha muy difícil, pero vale toda la pena del mundo. A final de cuentas, lo que importa es que seamos ejemplo y esa manera de entrar a la industria y hacer que el rap tenga un lugar ahí y sea valorado igual o incluso más que otros.

En la música y en el mundo del rap, para nadie es un secreto que es muy machista, nos enfrentamos a una doble lucha y a un montón de retos. Hay que pelear para que reconozcan que tenemos una voz y que somos talentosas. No es simplemente que nos escuchen, es que nos validen, si no, no funciona lo que nosotras estamos haciendo. El hecho de que ahora firmé con una disquera gigante y de que en la historia del rap colombiano una rapera nunca había firmado con una disquera, son cosas que están ahí y que son una realidad, pero que igualmente el público invisibiliza un montón y no le da el valor que merece.

DANIEL CASTAÑEDA

En tu sencillo ‘Furyosa’ canalizas todo esto con rabia y tonos oscuros. ¿Cómo crees que las mujeres usan la plataforma del rap para expresar sus emociones de una manera que no es tan frecuente en otros géneros?

Tenemos algo muy bonito que nos diferencia de cualquier otra cosa en el mundo y es nuestra sensibilidad. Nadie como nosotras siente las cosas, nosotras existimos en este mundo viviendo las problemáticas de una manera diferente. Me parece hermoso que las mujeres se den cuenta de que son valiosas, que no le tengan miedo a destacar y a brillar. Que agarren un cuaderno y lápiz y empiecen a decir: “¿Cómo me siento hoy?”.

¿Por qué escribirlo? Porque es válido. Es una chimba que las mujeres estén agarrando tanta valentía en medio de tanta guerra y machismo. Tenemos demasiado por decir. No solo nosotras como el presente que somos hoy, sino nuestras antepasadas. La lucha eterna. Hablo por mí, por esas y por las que vienen. Es muy importante y muy bonito que las niñas ahorita estén teniendo la valentía y la firmeza de que lo que están haciendo es valioso.

En Dulcinea, tu próximo álbum de estudio, hablas de estas dos facetas: lo dulce y lo nea. ¿Cómo exploras esto en tu música en este disco en particular?

Dulcinea es un concepto que me gustó mucho y que me costó 10 años madurar para entender quién soy y entender que está bien hacer esto. En un proceso como el mío, que se ha dado de maneras que no me esperaba y que no buscaba, llega con él una responsabilidad gigante y una lucha interna también. Es el hecho de encerrarme en mí misma y decir: “¿Quién soy?”. Este personaje es mío, y que realmente no soy solo yo, sino que somos un montón de mujeres y personas que nos sentimos dulces y nos sentimos neas, y está bien ser eso. El humano es así, vivimos en una dualidad toda la vida y está bien tener esa dualidad. Dulcinea viene cargado de un montón de emociones que se compilan y contagian a los sonidos. Hay fusiones de varios géneros con los cuales yo crecí. Está el R&B de los 2000, las cumbias villeras, pero todo esto con las ganas y la emoción de colombianizarlo, porque también me siento orgullosa del barrio del cual vengo, me siento orgullosa de mi hablar y de mi cultura. Entonces, también es jugar mucho con eso y mostrarle al mundo quién soy. ¿Qué tipo de Dulcinea eres?


“Me parece hermoso que las mujeres se den cuenta de que son valiosas, que no le tengan miedo a destacar y a brillar”.


¿Cómo te moldea hoy como artista el entorno en el que creciste? ¿Cómo llega el rap a tu vida?

Yo soy de un lugar pequeño, un pueblo en Colombia que ahorita está creciendo, pero me sentía segura de ser yo y salir a caminar con mi pelo y mi ropa extraña. La gente me miraba como diciendo: “¿Y esta qué inventa?”, pero siento que me formó en ese sentido de tener claro mis ideales, de ver la lucha que se vive desde el territorio, y que Madrid, Cundinamarca es un territorio invisibilizado musicalmente e históricamente. A Madrid le faltan un montón de cosas, pero siento que eso también fue la gasolina para empezar a entender en qué pedazo del mundo estaba ubicada yo, por qué era importante mi voz y salir a demostrar qué es lo que somos. Por ejemplo, ahorita estoy viviendo en Bosa y ha sido una escuela que me ha enseñado mucho, pero de verdad soy Madrid por completo. Me encanta el hecho de recordar cómo llegó y se creó todo.

La primera canción que escuché de rap en mi vida fue ‘Falsedades’ de Tres Coronas a los 12 años y me enamoré de esa canción. En ese momento, por primera vez había empezado a tener consciencia de quién era y en dónde estaba ubicada. Vivía en una cuadra en donde todo el tiempo había gente consumiendo y muertos a cada rato en la esquina, y yo no lo entendía hasta que escuché ‘Falsedades’. Fue un despertador hermoso que me hizo entender la vida y ver la realidad. Me dio una cachetada en palabras bonitas y rimas. Me la aprendí y empecé a estudiar ese tipo de música. Ni siquiera sabía que se llamaba rap, me fui metiendo por este lado, llegué al rap de Venezuela con Cancerbero, que me marcó la vida y me dio un propósito, llegué al rap chileno y de España. Soy una conexión de todos estos países.

¿En qué momento te das cuenta de que puedes hacer lo mismo?

Yo escuché ‘Falsedades’ y dije: “Mierda”, recordé lo que había visto en la cuadra y recordé cómo me habían hecho sentir y esas cosas que no entendía empezaron a tener sentido. Empecé a sentir la necesidad de desahogarme, de contarle al mundo quién era, qué se vivía ahí y el por qué estaba enojada. Era un enojo de una frustración y una impotencia de no entender la vida.

En mi vida había ido unas 8 veces a Bogotá. Yo salí y la vuelta también me cambió. En el momento en que empecé a parchar en parches gomelos, por ejemplo, yo me sentía como un mosco en lechera. Me miraban raro, yo no sentía que encajaba. Un montón de cosas como conciencia de clase, empezar a darse cuenta de la realidad y sentir esa necesidad de sacarlo todo de dentro. Ese fue el momento en que cogí un cuaderno y empecé a escribir. Recuerdo mi primera canción y habla de eso.

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Desde tu perspectiva como mujer en el rap, ¿cómo visualizas el futuro del género en Colombia y cuáles son tus esperanzas para el crecimiento y representación de las mujeres dentro del género?

Aquí el género ha evolucionado demasiado, siento que Medellín es bien importante en ese sentido y fue el que empezó a enseñarle a otras ciudades que está bien tener identidad y que está bien hacer las cosas bien. En Bogotá siento que nos falta apropiarnos de lo nuestro, dejar el ego y la envidia a un lado. Nos falta aprender a dársela al otro, a reconocer el talento del otro. Siento que es un proceso difícil. Uno como artista es el encargado de ir a educar a su público y siento que es algo que no pasa y que no están haciendo los chicos tampoco. Lo digo desde mi experiencia porque realmente me ha tocado un proceso bien diferente al de los demás en este sentido y me he dado cuenta de que cuando uno logra algo importante sale alguien a hacerle oposición, a burlarse y a dividir.

Actué en una película y me gané un India Catalina, es una vuelta que también es histórica. Los raperos en Estados Unidos, por ejemplo, la mayoría son actores y está bien. Aquí apenas pasa, yo salgo con mi India Catalina y me empezaron a tirar toda la mierda del mundo. Todavía no estamos listos para dar el siguiente paso como movimiento. Nos hace falta. Como mujer, he tenido que hacer lucha y resistencia en un montón de cosas a mi manera, pero ahorita siento que están saliendo muchas chicas que están sonando y que la están rompiendo.

Estamos logrando llegar a escenarios en donde pensaron que nunca podríamos. Siento que como mujeres tenemos más ese orden de querer hacer bien las cosas, de poder dimensionar las vueltas y tener la visión clara. Cuando una avanza, avanzamos. Siento que estamos avanzando rápidamente como mujeres en este momento.

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