Por qué ésta podría ser la última gira de los Rolling Stones

A bordo del Sixty Tour, que comienza el 1 de junio en Madrid, Sus Majestades Satánicas vuelven a recorrer Europa, aunque también pisan territorio inexplorado, al tocar sin Charlie Watts y desafiar aún más el paso del tiempo

Por  CLAUDIO KLEIMAN

mayo 31, 2022

Los Stones en acción, el 23 de noviembre de 2021 en Hollywood, Florida.

Jason Koerner/WireImage.

Es un hecho. Los Rolling Stones salen de gira en 2022, festejando su 60° aniversario. Para la ocasión, Rolling Stone Argentina le dedica su portada al grupo, con un informe especial que incluye un listado de 20 conciertos históricos, entrevistas con Keith Richards y Bernard Fowler, y mucho más. Por el momento la gira, denominada apropiadamente Sixty, recorrerá Europa, con 14 fechas previstas en 10 países (Gran Bretaña, Alemania, Francia, España, Italia, Suiza, Austria, Suecia, Holanda, Bélgica). El tour comienza este miércoles 1 de junio en el estadio Wanda Metropolitano, en Madrid. Pero una vez que la máquina empieza a rodar, nadie sabe a ciencia cierta dónde irá a detenerse.

Por supuesto, el tour plantea varios interrogantes. El más importante es si serán capaces de hacerlo sin Charlie Watts. Se sabe, el baterista (que falleció en agosto de 2021) era el motor de la banda –“el corazón”, según Jagger–, y Sixty será la primera gira sin este miembro histórico, reemplazado por Steve Jordan. Esta nueva realidad nos pone frente a una pregunta:  ¿entonces, quiénes son realmente los Stones?

Una respuesta posible sería que los Stones son un organismo vivo y, como tal, van mutando con el paso del tiempo. Es decir, que así como Brian Jones era un integrante fundamental en la primera época y, más adelante, también Mick Taylor fue parte importante de álbumes considerados unánimemente entre los mejores de su catálogo (Sticky Fingers, Exile on Main St.), actualmente sería difícil pensar en unos Stones sin Ronnie Wood, que ocupa el puesto de guitarrista desde 1975. Y si bien incluso en el sitio oficial de la banda cuando se refiere a los Stones habla de “Mick, Keith and Ronnie”, uno podría concluir en que la verdadera esencia de los Stones, desde al menos unas cuatro décadas, son Jagger y Richards.

La decisión de ubicar a Steve Jordan detrás de los parches era previsible si tenemos en cuenta que, además de ser un baterista excepcional y un verdadero estudioso de los estilos y la historia del instrumento, el músico tenía devoción por Watts y viene tocando con Richards desde hace décadas en sus proyectos solistas (que, por supuesto, en vivo incluyen temas del repertorio Stone). Jordan había sido anunciado inicialmente como reemplazo temporario de Charlie para completar la gira No Filter en 2021. Se suponía que el baterista original podría retornar después de la operación a la que sería sometido, pero la salud de Watts no pudo recuperarse. Por lo que se pudo escuchar hasta ahora, musicalmente no hubo mayores diferencias. Keith, que confiesa que él mismo al principio no veía posible continuar sin Charlie, parece haber tenido que flexibilizarse ante lo inexorable. “Va a ser interesante descubrir la dinámica ahora que Steve está en la banda, todo está metamorfoseándose en otra cosa  –declaró recientemente–. Estuve trabajando la semana pasada con Mick y Steve, y surgieron unas 8 o 9 piezas de nuevo material, lo que es abrumador”.

Ya sucedió cuando se fue el bajista original, Bill Wyman, en 1993. Muchos dudaron de la continuidad de la banda, pero lo cierto es que el ingreso de Darryl Jones, que fue seleccionado por el propio Watts, les inyectó nueva energía a los Stones. El público argentino fue testigo privilegiado de este hecho, ya que la gira Voodoo Lounge, que los trajo por primera vez al país en 1995, resultó también la primera que hicieron con Jones en lugar de Wyman. Y pocos podrán dudar de que en aquella oportunidad, en el Monumental, vimos a los Stones en una de sus mejores expresiones. Lo mismo podría suceder ahora con Jordan reemplazando a Watts. La banda tiene hoy una base rítmica integrada por dos afroamericanos, lo que significa una especie de vuelta a las raíces para estos británicos blancos que comenzaron emulando el blues de Chicago. Los Stones siempre tuvieron raíces negras, y ahora esas raíces están sosteniendo el edificio (algunos podrían decir “el monumento”) de su música.

Y hablando de “vuelta a las raíces”, ese es un poco el derrotero que parecen estar tomando los Stones en los últimos tiempos. Ya no hay intentos de aggiornarse a los sonidos de moda, como pudieron ser en su momento álbumes como Some Girls, Dirty Work o incluso Bridges to Babylon. La tendencia parece dirigirse más hacia desarrollar su inclinación inicial hacia el blues y R&B, con toda la experiencia recogida a lo largo del camino. Su último álbum de estudio, Blue and Lonesome (2016), está integrado por covers de blues, fundamentalmente de Chicago, y además Jagger canta y toca la armónica (y no guitarra), y Richards se hace cargo de la guitarra (y no canta). Es decir, sus roles originales en la banda. También en vivo, este cronista (que presenció todas sus visitas a la Argentina), recuerda la última –2015, Estadio Único de La Plata– como la más satisfactoria. Eran básicamente los Stones disfrutando de ser ellos mismos, privilegiando el formato básico de quinteto más cantante, sin descansar tanto en los visuales, la sección de vientos, los coros y los efectos especiales. 

El avión privado, un lujo merecido de las leyendas del rock & roll. Foto: Christophe Gateau (Getty Images).

Lo que queda claro a esta altura es que la banda está pisando un terreno inexplorado. Aquel propósito enunciado por Richards de “how long can you do it” (cuánto tiempo podés hacerlo) se está cumpliendo, forzando los límites de las previsiones. Ninguna banda de rock consiguió hasta ahora desarrollar su sonido a lo largo de 60 años. Incluso contemporáneos como los Who tuvieron largos períodos alejados. Los Rolling nunca se separaron, exceptuando un período de siete años en los 80 en que sus integrantes desarrollaron carreras solistas (recordar el She’s the Boss de Jagger y Talk Is Cheap de Richards), pero aun en ese momento, nunca hablaron de separación, sino de “hiato”, una pausa. 

Contrariamente a las opiniones de Sting con respecto a The Police, que considera a una banda de rock and roll como “una pandilla adolescente”, Richards opina que “si no duran, no son realmente bandas, son grupos. Nosotros somos una banda, y una banda de verdad aguanta hasta que muere”. Ya hace mucho tiempo que quedaron atrás los agoreros vaticinios que veían en el rock a una moda pasajera. Entrados en la tercera década del XXI, el rock –como el jazz– es música clásica del siglo XX, y su cultura ha tenido una influencia indeleble no solo en el terreno de las artes, sino también en lo social y político. Es decir que a pesar de los repetidos pronósticos sobre su supuesta “muerte” (tan repetidos como los que se refieren a la separación o despedida de los Stones), es una música que seguirá siendo interpretada, estudiada y continuada, más allá de las oscilaciones del barómetro de la popularidad.

Richards siempre consideró a la música de los Stones en términos como que “si el rock and roll es lo que hacés, esto es lo que hacés, y punto”. El momento para retirarse sería entonces “cuando no podés  hacerlo más”. Sus ejemplos han sido gente como Muddy Waters, B. B. King, o el mismísimo Chuck Berry, que siguieron tocando prácticamente hasta el momento de su muerte. Claro que en ninguno de estos casos estamos hablando de bandas, y esto es lo que hace aún más único el ejemplo de los Stones.

¿Será la última gira? Es posible que ni ellos mismos puedan contestar esa pregunta. Jagger, que fue sometido a una operación del corazón en 2019, dijo: “He venido respondiendo a esa pregunta desde que tenía 31. No lo sé, cualquier cosa podría suceder”. Richards, por su parte, dice: “Yo estoy siempre despidiéndome, desde ‘This Could Be the Last Time’”. El guitarrista se refiere al premonitorio primer hit de la banda salido de la pluma de los propios Jagger y Richards, en 1965, cuyo estribillo decía “bueno, esta podría ser la última vez, quizás la última vez, no lo sé”. “Es una frase que corre a través de esta banda –reflexiona Keith–, promete despedirse, pero nunca dice adiós”.