Pil Chalar: a un año de la muerte del eterno punk de los Violadores y Pilsen

El cantante falleció el 13 de agosto en Lima, Perú, donde vivió casi dos décadas. Ex compañeros de Pilsen lo recuerdan con un concierto homenaje

Por  Daniel Flores

agosto 12, 2022

Pil falleció el 13 de agosto de 2021, en Lima, Perú

Claudia Huerta

Este sábado 13 de agosto se cumple un año de la muerte de Enrique “Piltrafa” Chalar, voz de Los Violadores y de Pilsen. Pil falleció repentinamente a los 62 años, en su casa de Lima, pocos días antes de un viaje a Buenos Aires previsto para presentar su último álbum con Pilsen, Carne, tierras y sangre.

El sábado, justamente, a las 14 (hora de Buenos Aires), tendrá lugar una misa conmemorativa en la Parroquia San Pablo de la Cruz, de Lima, a la que se podrá asistir de manera virtual por el FB oficial del templo. “Enrique Héctor Chalar. Pil querido. Somos muchos los que sentimos tu partida. El amor y aprecio hacia ti es inmenso. Eres eterno en nosotros”, dice la invitación a la ceremonia difundida por la familia.

El mismo sábado, pero en Buenos Aires, habrá un homenaje con otro volumen. El Ejército Negro, banda formada por el Tucán Barauskas, compañero de Pil en Pilsen y un período de Violadores, recordará con un concierto a este pionero del punk porteño en Strummer Bar, de Palermo. Las entradas están agotadas. “Cuando se acercaba la fecha, no sabíamos si hacer esto o no, pero finalmente decidimos que lo mejor era recordarlo así. Vamos a hacer un recorrido por las canciones de los treinta años que tocamos juntos”, dice el Tucán sobre el concierto. “Es un lugar íntimo, pero queríamos que fuera así”. Al margen de este show, la banda tiene previsto girar por el interior y el exterior y presentar nuevo disco en octubre.

Pil, retratado por Eugenio Mazzinghi Foto: E. Mazzinghi

El año pasado, Pil Chalar murió en un punto en el que proyectos, satisfacciones personales y expectativas luminosas confluían como nunca antes en cuatro décadas de actividad pública. Tenía una gira programada, un show en el teatro Broadway para diciembre, sueños de un viaje a Alemania, un libro muy avanzado en coautoría con el periodista Juan Ignacio Provéndola y hasta una selección de cervezas artesanales con el nombre su banda. Además, según le había adelantado a Rolling Stone y confirman quienes se comunicaban con él a diario, planeaba volver a radicarse en Buenos Aires después de dos décadas de residencia en Perú.

Pionero del punk en Argentina, al frente de los Violadores desde principios de los 80, Chalar se sostenía hasta sus últimos días inalterable en una cruzada personal de rock y comentario político, con una coherencia difícil de encontrar en su medio ambiente. El rocker flaquito que se jugaba mucho más que una carrera artística aullando “¡Represión!” a principios de los ochenta, podía salir a escena con una camisa de trabajo recibida de manos del recolector de residuos y militante de izquierda jujeño Alejandro Vilca. Ante la eventual consulta periodística, se prestaba amable a recordar el pasado. De hecho, pocas horas antes de morir, Pil concedió una entrevista a Rolling Stone para hablar del clásico disco de los Violadores Y ahora qué pasa, eh?. Pero lo cierto es que a Pil lo entusiasmaba mucho más hablar de su obra más reciente con su eterna “banda nueva” post Violadores, Pilsen.

Piltrafa al micrófono, en uno de los primeros shows de los Violadores, en 1982. La foto aparece en el libro 1982, Mejor hablar de ciertas cosas, editado recientemente por la fotógrafa Claudina Pugliese.

A Carne, tierras y sangre lo consideraba su mejor disco en mucho tiempo. Editado en 2020 y reconocido con el Gardel al mejor álbum de rock pesado/punk, es un disco generoso, un menú diverso en estilos, sonidos, ideas y temáticas; de la modelo-refugiada iraní Negzzia a la crítica por el estado actual del rock, de las citas de Borges y Bioy Casares a las odas street punk cerveceras. Con su punto más elevado en la reversión del tema de Pilsen “Nonsanto”, esta vez con León Gieco como invitado sorprendente y conmovedor a la vez.

Muchos hallazgos de ese último disco tenían que ver con el trabajo en equipo de Pil con Tomás Loiseau, su más reciente socio creativo (junto al Tucán Barauskas, su mano derecha autoral por años). Músico y productor de Pilsen (además de batallador con su propia banda punk, Mamushkas), Tommy falleció en noviembre de 2019, a los 43 años, cuando solo le faltaba mezclar dos canciones de Carne, tierras y sangre. “Estamos descorazonados”, le dijo el ex Violadores a Rolling Stone en agosto de 2020.

“Para un tipo que siempre denostó el lado garca de la industria, recibir el Gardel fue muy importante porque destacaba que este había sido el disco que más había disfrutado junto con el primero de Los Violadores. Estaba feliz y quería ganarlo por Tommy, quería que el premio fuera a la casa de Tommy”, le dijo a Rolling Stone Mariano Asch, amigo y colaborador de Pil.

Un año después de la partida de Tommy, el que dejó a muchos descorazonados fue el propio Pil. “Estamos shockeados y muy tristes (…) Al inicio de los años 90, Pil empezó a distribuir nuestra música en Argentina y de esta manera hizo posible nuestra historia milagrosa con su país. Pil era un amigo leal que siempre nos apoyó tanto en momentos de alegría como en tiempos difíciles (…) Admiramos su coraje y el de sus compañeros tocando en una banda punk en plena dictadura militar”, publicaron, por ejemplo, en su Facebook oficial los Die Toten Hosen, la banda alemana, de algún modo hermana de los Violadores.

Precisamente, una de las ideas con más fuerza en la cabeza de Pil era la de volver, el año próximo, a Alemania, a compartir escenario con sus amigos de Die Toten Hosen. Mientras tanto, tenía pasaje para viajar de Perú a Argentina a fines de septiembre y comenzar una serie de shows por todo el país, que culminaría el 4 de diciembre en el Teatro Broadway, donde deseaba tocar exclusivamente material de Pilsen, banda con la que ya estaba componiendo para un próximo disco. Además, se encontraba, junto con Juan Riggirozzi, en plena preproducción de dos videos de canciones, “Por mil y una noches” y “Nonsanto” (con la participación de León Gieco).

Los Violadores en Paladium, 1986. Foto: Pedro Bartholomai

Por otra parte, Pil estaba escribiendo desde el inicio de la pandemia un libro con el periodista Juan Ignacio Provéndola, en el que recordaba el período desde su entrada en la banda hasta la grabación del primer disco de Los Violadores, es decir de 1981 a 1983. “La época que más disfrutó, según me dijo, junto con esta última. Pil tenía una memoria formidable, increíble. Y estaba muy entusiasmado con el trabajo, incluso hizo personalmente algunas de las entrevistas a otras fuentes de la época. Un día antes de su partida, quedé en mandarle los primeros capítulos. Pero el viernes, mientras estaba con la compu, me llega la noticia”, le dijo Provéndola a Rolling Stone.

En los últimos días se publicó una nueva edición de Uno, dos, ultraviolento, la biografía de los violadores escrita por Esteban Cavanna, que incluye un epílogo de Chalar (que ya había aportado el prólogo en la edición anterior), escrito pocas semanas antes de su muerte. “Los Violadores fueron la mejor banda punk de Argentina. Y después de más de 40 años, creo que tuvimos muchos más aciertos que errores. Quizás fueron excesivos los regresos y las separaciones. Hoy lo mejor es que el grupo descanse, lo que a la vez le hace sostener el honor ganado. Ya cumplió y con creces. ¿Para qué más?”, dice el texto firmado por Pil.

“Pil estaba muy entusiasmado con esta nueva versión del libro porque coincidía con los 40 años del mítico show de los Violadores en la Universidad de Belgrano y porque incluía mucho material nuevo -dice Cavanna-. Pero, además, porque incluía mucha más información sobre aquella escena de los primeros 80, de la que no había casi nada. Él estaba particularmente conforme con que se hablara no solo de Violadores sino de otras bandas fundacionales, como Los Inadaptados, Los Laxantes y Los Baraja”.

Al texto de Pil lo acompaña una foto de un muro pintado con la leyenda “1, 2 ultraviolento”. “Lo que se ve en esa foto es lo único que quedó de la casa familiar de Pil, en Urquiza. Su habitación. La casa fue demolida para construir el edificio que hoy está ahí. La imagen es emblemática: no quedó nada, salvo una pared escrita con aerosol”, apunta Cavanna.

En una entrevista de 2020, Pil había confesado a Rolling Stone sus ganas de volver a vivir en Buenos Aires. Si bien admitía un presente relajado en Lima, haciendo deporte en un club, disfrutando en las playas cercanas y hasta “horneando pan de masamadre”, lo tentaba la idea de que su hijo, a punto de terminar la secundaria, estudiara en Argentina. “Estamos pensando en volver a radicarnos allá para que Ian vaya a la UBA. La vida no es tan larga y a todos nos tiran un poco los sabores y los olores”, decía.

En diciembre de 2021, familiares, amigos y fans colocaron un monumento a Pil en la plaza Echeverría, de Villa Urquiza, muy cerca de la casa familiar donde el cantante vivió (en Bucarelli y Tamborini), incluso durante sus tiempos en los Violadores ubicada en la manzana de Pedro Rivera, Bauness, Nahuel Huapi y Capdevila, del barrio de Villa Urquiza.

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