En los últimos años, dos de las carreras más importantes de Argentina han ido a la par: en la ciudad portuaria de Rosario, la cantante y rapera Nicki Nicole irrumpió en la escena musical cuando su tema de 2019 ‘Wapo Traketero’ se convirtió en un éxito y dio a conocer al mundo su sonido R&B con tintes oscuros. Unos meses más tarde, una sesión de YouTube con el productor Bizarrap la catapultó a una fama superior, preparando el terreno para su álbum debut, Recuerdos.
A unos 300 kilómetros de distancia, en el barrio obrero de La Boca, en Buenos Aires, un joven rapero llamado Trueno se abría camino en la famosa escena del freestyle de la ciudad. Hijo del rapero argentino Pedro Peligro, las habilidades de Trueno lo hicieron destacar y le valieron el campeonato nacional en la Batalla de los Gallos de Red Bull en 2019.
Sus caminos finalmente se cruzaron en 2020: Trueno había estado trabajando en su primer LP, Atrevido, y reclutó a Nicki para la canción ‘Mamichula’; las chispas saltaron en el estudio. “Fue la mejor manera de conectar, porque pudimos expresar en la canción todo lo que queríamos decirnos en persona”, dice Nicki sonriendo. “Tuvimos una cita unas semanas después, nos enamoramos perdidamente y empezamos a hacer mucha música juntos”.
Desde entonces, sus carreras no han hecho más que crecer. El exitoso álbum de Nicki, Parte de Mí, de 2021, está repleto de colaboraciones trascendentales con artistas de la talla de Mon Laferte y Rauw Alejandro. Y a principios de este año, Trueno lanzó Bien o Mal, un extenso LP en el que participan músicos de géneros dispares, rinde homenaje al rap de la vieja escuela y revitaliza el hip hop sudamericano.
En estos días, ambos artistas están constantemente volando por todo el mundo y dando enormes conciertos para públicos cada vez más grandes. Aun así, Nicki, de 22 años, y Trueno, de 20, encontraron unos momentos de tranquilidad para ponerse al día en Buenos Aires. Después de pasear por el exuberante jardín andaluz del Museo Larreta, hablaron de su proceso creativo y del futuro que imaginan juntos.
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TRUENO: ¿Cómo fue la explosión de popularidad, de un día para otro, después de ‘Wapo Traketero’ y la sesión de Bizarrap? Mi camino fue casi que el inverso: más gradual a través del freestyle.
NICKI: La verdad es que fue una locura. Todavía recuerdo estar en el colegio y recibir un mensaje de Duki [rapero argentino], fue como un día después de que lanzáramos la canción. Y sí, fue una sensación indescriptible. La sesión con Biza también fue una locura, y creo que siempre le estaré agradecida por ese momento. Pero estoy feliz por el camino que tuve que recorrer, en el que fui aprendiendo día a día a medida que todo iba sucediendo. ¿Volverías a hacer freestyle?
TRUENO: Sí, el freestyle es algo que hago todo el tiempo: en los conciertos, y algunas de mis canciones provienen del freestyle. Pero, para mí, es un estilo de vida. Los circuitos de competición fueron una época muy especial para mí. Siempre que me piden que sea juez o que vaya a ver una competencia, intento hacerlo porque es algo que todavía disfruto.
El hip hop nació porque la gente no tenía un vehículo para expresarse. Puedes rapear un mensaje de protesta o de celebración, puedes estar enojado o feliz, pero el común denominador son los que cogen un micrófono porque tiene algo que decir. No es un juego; hay un contexto y unos códigos, y es importante estudiarlos. Algo que aprendí de mi papá, de mi banda y de toda la música que me ha nutrido, es aprovechar el momento. Cada vez que saco un nuevo tema, necesito que exprese todo lo que hay que decir en ese momento concreto. Cuando grabamos juntos ‘Mamichula’, ¿pensabas que iba a ser una canción tan grande como lo fue?
NICKI: Creo que cuando grabamos ‘Mamichula’, ambos sabíamos que era una gran canción, pero no creo que supiéramos que llegaría tan lejos, ¿no? Simplemente estábamos disfrutando de hacerla. No creo que tú hagas canciones pensando en eso, pero la realidad es que siempre lo esperas de una manera u otra [Risas]. ¿Cuál fue el momento en que te diste cuenta de que la música iba a ser tu vida?
TRUENO: Definitivamente hubo un momento en mi adolescencia -tenía unos 15 años- en el que, creo que como todo el mundo, empiezas a darte cuenta de quién eres y de lo que quieres hacer. Para mí, había música por todas partes, mi familia estaba conformada por músicos. Veía a mi papá tocar, a mi mamá tocar, a mi abuela cantar, a mi abuelo tocar… todo, percusión, cuerdas, canto. La música siempre estuvo presente en toda mi familia, y creo que fue entonces cuando me di cuenta de que estaba hecho para eso.
NICKI: ¿Cómo fue compartir el escenario con tu papá?
TRUENO: Llevo compartiendo escenario con él desde que tengo uso de razón. Él fue quien me enseñó el mundo del hip hop y quien ha moldeado todo lo que soy, todas las rimas que vivo [Risas], todo eso lo aprendí de Peligro. Pasamos por muchos momentos muy bajos, otros muy altos, otros medios, lentos, y aquí estamos. Solo nosotros sabemos cuánto trabajo costó todo, así que sí. Ahora que te has establecido artísticamente, con dos grandes álbumes, ¿qué imaginas o manifiestas para tu carrera en el futuro?
NICKI: Mi futuro es el día a día. Ir a cada lugar y conocer un poco más a la gente que viene a verme es como un motor que me hace seguir adelante. A veces estoy acá en Buenos Aires y pienso: “Extraño tocar en vivo”. Luego estoy de gira y pienso: “Me encanta esto, pero extraño demasiado a mi familia”. Todo pasa muy rápido cuando se vive la vida de un músico. Intento mantener la calma.
TRUENO: Sí, de todo lo que implica ser músico y ser artista, creo que las giras son lo que más me gusta. Tocar en directo y recrear canciones en vivo es algo que me encanta. Pero, por supuesto, siempre está lo mucho que echas de menos a tu familia, a tu pareja, a tu barrio, y eso es lo malo de irse. Pero también es estupendo volver a casa después de haber estado fuera durante mucho tiempo.
Un componente clave [detrás de Bien o Mal] fue el hecho de que salí de mi país, conocí otros lugares y también experimenté cómo se ve Argentina desde afuera. Puedes estar en Los Ángeles, pero cuando conoces a alguien de Argentina, es como una fiesta. Al final, somos una familia. Siempre bromeo con que Argentina está en un estado perpetuo de crisis, pero siempre que juega la selección, nos convertimos en uno solo. Mi mundo solía ser muy pequeño, todo giraba en torno a La Boca. Luego empecé a viajar a Perú, México, España. Siempre que estoy en Europa o en Estados Unidos, me convierto en un latino más entre tantos extranjeros. Pude crecer y experimentar un nuevo sentimiento de pertenencia.
NICKI: Tan pronto me enteré de que iba a cantar en el Tiny Desk de NPR, me decidí a representar a Argentina. Mi director musical, Juan Jiménez, comenzó a mostrarme los nuevos arreglos y me di cuenta de que teníamos dos opciones claras: hacer algo convencional o crear algo que pudiera ser recordado dentro de 20 años con orgullo. La grabación fue muy emotiva, estábamos tocando en un estado de felicidad total. Recibimos tantos comentarios positivos que acabé subiendo la sesión a Spotify. Ahora, tú también estás planeando grabar un Tiny Desk.
¿Se comparten entre ustedes fragmentos de canciones que nunca terminaron, fragmentos de letras o loops?
TRUENO: Los dos somos artistas, pero cada quien tiene su propia visión personal. Así que, recibir consejos de [Nicki] es excelente. Es muy bueno llegar a ese punto de confianza en donde puedes plantear tus dudas, para compartir y crear juntos: “Mira, estoy pensando en esta idea para un video”. “¿Y qué tal ese vestuario para un concierto?”. Esto se aplica a todo lo que va más allá de nuestras presentaciones en vivo: videos musicales, posibles colaboraciones, nuevos temas, vestuarios. Hablamos de todo.
NICKI: Me gusta compartir los temas en los que he estado trabajando, sobre todo porque valoro mucho la opinión de Trueno. Me encanta ponerle los auriculares y ver cómo reacciona ante una canción de principio a fin. Si alguien sabe de música en este mundo, es él. Respeto sus consejos porque sé que me ama y quiere lo mejor para cada una de mis canciones y para mí como persona.
¿Cómo son sus procesos de composición?
TRUENO: Depende, porque por más que intentes estar en control, la inspiración puede surgir cuando vas en el bus o estás en el estudio. Antes de mi primer álbum, tenía una forma más rígida de componer: escribía en casa y luego llevaba lo que tenía al estudio. Ahora, he empezado a experimentar. A veces tengo una pista de fondo en mi mente, la grabo en una grabadora portátil y luego la reproducimos en el estudio. El último disco fue más musical, compuse con una guitarra. Personalmente, no tengo un método de composición, solo lo que pueda surgir en cualquier momento.
NICKI: Conmigo es raro. No soy así, no puedo escribir una nueva canción de la nada. A lo mejor pasa una semana entera y ni siquiera pienso en música. Me he dado cuenta de que soy mucho más cuidadosa cuando me siento a escribir una canción, mientras que hacer freestyle en el estudio me permite conectar con el sentimiento del momento. La música me ha ayudado a liberarme, ahora puedo verbalizar muchas cosas que antes no podía. Grabé una canción llamada ‘Venganza’ con el grupo uruguayo No Te Va a Gustar, sobre los horrores que viven las mujeres a diario, los interminables incidentes de violaciones y desapariciones. Recibí mensajes de mujeres agradeciéndome que abordara estos temas. Puede ser difícil de escuchar, pero es bueno hablar de estas cosas a través de la música. Cuando la toqué en un concierto, vi que muchas personas del público estaban muy conmovidas. Lo mismo ocurre con [la canción de Trueno] ‘Tierra Zanta’. Saber que se están haciendo partícipes de ese mensaje me da esperanza. [Como última pregunta], ¿quisieras formar una familia conmigo?TRUENO: Me encantaría que algún día formáramos una familia.