Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Los 10 mejores documentales de 2021

Desde una serie de épicos largometrajes de música, pasando por una pandemia en curso hasta la persecución de un defensor de los derechos civiles, estas son las mejores piezas que dejó el año en materia de no ficción

Por  DAVID FEAR

diciembre 20, 2021

Ilustración por Photoeidtorjoe. HBO Max; Disney+; Atzmor Productions; Searchlight Pictures.

Un hombre sabio dijo alguna vez, “Dame algo de verdad”, y en 2021 los documentales hicieron lo mejor posible por ofrecer exactamente eso mismo en una gran variedad de formas. Fue un buen año para las películas de no ficción que utilizaron una serie de trucos creativos ya fuese como un recurso de emergencia o como una salvaje apuesta conceptual. Fue un año excelente para los documentales sobre música pues todo el mundo, desde los Beatles hasta The Velvet Underground, dieron una mirada retrospectiva a sus carreras largas y tortuosas. Y fue un año excepcional para los documentalistas que aprovecharon el formato de múltiples episodios a su favor.

Aquí está nuestro listado de los 10 mejores documentales que vimos este año, desde un retrato de una pandemia aún vigente, pasando por una restauración de un concierto histórico y un ensayo sobre los males del colonialismo, hasta un análisis de la persecución de un defensor de los derechos humanos.

10. Una película de policías

Teresa se incorporó al cuerpo de policía en parte para impresionar a su padre, quien también fue un oficial; Montoya se convirtió en agente porque le emocionaba sentir el poder que le daba el uniforme. Ambos trabajan en Ciudad de México y también son pareja. Ver el documental del director Alonso Ruizpalacios sobre estos agentes de la ley en su quehacer diario te hace dudar sobre si este se convertirá en un simple montaje sin crítica, en una denuncia de un sistema corrupto o incluso en ‘copaganda’ (propaganda policial). Pero luego de hacer reconstrucciones y romper la cuarta pared, Ruizpalacios levanta el velo e introduce un elemento de actuación que complica mucho más las cosas. Lo que inicialmente parece una simple solución creativa, termina por añadirle profundidad y matices a la forma en los que los policías crean el personaje de guardián, figura de autoridad u hostigador. Al mismo tiempo, cuestiona la relación entre aquellos que protegen y prestan servicio, y las personas a las que se supone que deben proteger y servir.

9. Martin Luther King y el FBI

La mayoría sabe que Martin Luther King Jr. no era de los afectos de J. Edgar Hoover, y que el director del FBI guardó reportes detallados de la rutina diaria (incluyendo aventuras extramaritales) del ícono de los derechos civiles. El documental de Sam Pollard se adentra en lo extrema que era la fijación de los oficiales con el ganador del Premio Nobel, y el resultado te deja con los ojos y la boca abierta. Editor de confianza de Spike Lee, veterano de American Masters y uno de los directores de la serie Eyes on the Prize, Pollard es un experto en juntar material de archivo para contar una historia en todos los niveles. Un retrato doble de dos de las personas que ayudaron a darle forma al siglo XX, y cuyos respectivos legados de activismo y abuso de poder respaldado por el gobierno siguen proyectando sombras en la era actual.

8. In the Same Breath: ¿qué es verdad y qué es mentira?

Este año hemos tenido una serie de documentales sobre los primeros días de la pandemia y sus consecuencias, desde 76 Days hasta The First Wave. No obstante, el retrato de la pandemia de Nanfu Wang es el que más ha perdurado en 2021, y la forma en la que la directora de One Child Nation pasa sin problema de lo personal a lo político retrata un montón de perspectivas sin perder de vista lo que salió mal. Iniciando con su propio viaje de regreso a China para la celebración del año nuevo (“El último momento que puedo recordar de cuando la vida aún parecía normal”) justo antes del cierre de Wuhan, la cineasta nos lleva a un tour por las saturadas unidades de cuidados intensivos, los homenajes a los fallecidos, protestas llenas de rabia y ruedas de prensa en donde las acciones decisivas solían resultar en un fracaso. Por debajo de todo se encuentra la crítica de Wang sobre cómo la desinformación de los gobiernos, los políticos y los medios de comunicación para “calmar” al público terminó por mutar una crisis de salud a una plaga dentro de todos nuestros hogares.

7. Procesión

Luego de ver una rueda de prensa en la que hombres víctimas de abuso sexual a manos de curas en Kansas solicitaron una investigación a la Iglesia Católica, Robert Greene buscó al abogado que estaba llevando el caso y le preguntó si a sus clientes les interesaría colaborar en un proyecto en el que estos sobrevivientes reconstruirían sus traumas con teatroterapia. Procesión es un documental desgarrador, sí, pero también es sensato ya que no busca generar emociones fuertes ni restarle importancia a la lucha de estas personas. Al igual que en su anterior trabajo, Bisbee ’17 (2018), el documentalista usa una mezcla de actuación, testimonios, defensa y activismo en el nombre del reconocimiento del pasado. Aun así, lo que está en juego es más grande y se siente mucho más personal pues lo que todos están haciendo aquí es una apuesta extraordinaria. Para cuando veas a uno de estos sobrevivientes destruir con un mazo una recreación de una parroquia, te das cuenta del poder del arte para sanar.

6. Flee

Un chico que crece en Afganistán en la década de los 80 ve cómo su hermano mayor deserta el ejército tras haber sido reclutado forzosamente como Muyahidín en la guerra contra los soviéticos. Gracias a los esfuerzos de otro hermano que vivía en el extranjero, toda la familia puede escapar del país y eventualmente se asientan en Europa. Años más tarde, este protagonista anónimo es un académico exitoso que vive con su novio, sin embargo, cuando el director danés Jonas Poher Rasmussen le pide contar su historia para la cámara, puedes ver cómo el ser desplazado es un asunto que nunca ha sido resuelto. El resultado es una exploración íntima del trauma y una crónica de la experiencia universal de los refugiados en el siglo XX, en donde la palabra del título (en español significa ‘huir’) es un estilo de vida constante. El hecho de que Rasmussen usara la animación para contar esta historia la hace incluso más extraordinaria y visceral, de hecho, hay una secuencia casi al final que te hace sollozar precisamente por la forma en la que es presentada.

5. Summer of Soul… o, cuando la revolución no pudo ser televisada

Si el recuento de Ahmir ‘Questlove’ Thompson de los shows realizados en el parque Mount Morris en el verano del 69 hubiese sido nada más sobre unas presentaciones musicales, los frutos de su obra aún serían un buen material para una película excepcional: un Stevie Wonder de 19 años saltando frente a su teclado antes de ejecutar un solo de batería demencial; Nina Simone convirtiendo ‘Backlash Blues’ en el equivalente a un encuentro de boxeo; Sly and the Family Stone en su cúspide, recordándote que el funk es verbo y sustantivo; y Mahalia Jackson y Mavis Staples reunidas, llevando a todos y a todas a la iglesia. Pero en cambio lo que nos ofrece es mucho más importante. Es un vistazo contextualizado de un momento específico en la historia afroamericana que te recuerda lo mucho que la música sirvió como un alivio contra la violencia estatal, como un agente del cambio y como una celebración. El simple hecho de que pasaron décadas para que alguien pudiese ver estas imágenes es un crimen. La cinta de Thompson es un avance hacia la corrección de aquel error, es un reclamo en más de un sentido.

4. The Velvet Underground

Únicamente Todd Haynes podía hacer un documental sobre The Velvet Underground y convertirlo en algo que podría haber sido proyectado durante una de sus presentaciones en el Exploding Plastic Inevitable de Andy Warhol. Esta crónica sobre el ascenso y caída de T.V.U. toma prestado el lenguaje del cine experimental de ese entonces, y lo complementa con montajes abstractos y transiciones como las de Chelsea Girls. Pero es más importante aún que te transmite la sensación de los ambientes Avant-garde (música, cine y literatura), y las conexiones entre el pop y el pop-art que ocasionaron que la unión entre Lou Reed y John Cale fuera tan inflamable. Por supuesto, hay un montón de entrevistas e imágenes de archivo, pero están presentadas de tal forma que retratan lo mejor, lo bueno y lo feo de la banda de una forma maravillosa.

3. Exterminad a todos los salvajes

La clase de historia de Raoul Peck te recuerda que detrás de cada gran imperio hay un crimen, o dos, o miles, y que el colonialismo ha sido el responsable de siglos de agitación y aniquilación cultural alrededor del mundo. Reuniendo material de archivo, anécdotas personales, clips animados y recreaciones dramáticas, el director de No soy tu negro se abre camino en medio de ejemplos de cómo las potencias europeas subyugan pueblos indígenas: el ‘comercio’ trasatlántico de esclavos, el uso de la religión y el desplazamiento para desestabilizar poblaciones, y las incontables masacres que reforzaron diferentes versiones de la doctrina del destino manifiesto en distintos países. El filme sugiere que no solo es posible conectar los hechos entre el intercambio de esclavos con el asesinato del pueblo nativo americano y el Holocausto, sino que es necesario para darse cuenta de cómo una política de supremacía blanca ha sido tan prevalente en tantas historias.

2. The Beatles: Get Back

Sabíamos que la cinta de Peter Jackson sobre la grabación de Let It Be alteraría nuestra perspectiva no solo del álbum, sino del documental de 1969 que lleva el mismo nombre. Lo que no imaginábamos era qué tan revelador sería este retrato de una sesión de grabación, y mucho menos que cambiara radicalmente nuestra visión sobre el acto final de los Beatles. Melodías y notas van sin dirección prácticamente en tiempo real y después ¡puf!, Paul ha encontrado un riff, los demás se le unen y rápidamente surge ‘Get Back’. Sangre y lágrimas son derramadas y una semana agitada después ‘Two of Us’ está casi apta para consumo. Aquí tienes un asiento en primera fila de las dinámicas del cuarteto que sí, causaron conflictos, pero también tienes la oportunidad de ver cómo produjeron juntos tanta música increíble y ves la historia compartida de estos cuatro hombres en todo lo que hacen. No todo eran ceños fruncidos, pasivo agresividad y miradas de, “¿qué está haciendo Yoko aquí?”, también había sonrisas, bromas, conversaciones francas y goce de la compañía de los otros antes de que se cerrara el telón. Increíble.

1. The Viewing Booth

El cineasta israelí Ra’anan Alexandrowicz tuvo una idea: abrir una convocatoria para que estudiantes judío-estadounidenses vieran una serie de noticias sobre las interacciones entre los soldados y los ciudadanos palestinos, y luego preguntarles sus opiniones sobre lo que estaban viendo. Una participante en particular, una joven llamada Maia Levy, lo dejó tan atónito que sus interacciones se encuentran entre lo conversacional y lo combativo. Y mientras el director observa a Levy mirar estos videos sobre la ocupación en Palestina, que van desde lo más partidista hasta la propaganda absoluta, la noción de que nuestras creencias pueden cambiar o ser reforzadas por la información que recibimos es puesta a prueba. Lo que comienza como un experimento social se convierte en algo más profundo, y hacia el final de este festín de reflexión, te das cuenta de que este documental solo trata parcialmente sobre Israel. En realidad, trata sobre la división de la cultura y el sesgo de realidad que rápidamente se convierte en un abismo colectivo hacia el que todos observamos. Un filme imperdible.