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La vuelta al mundo en 90 músicos

Toy Selectah y Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido, se adentran en el corazón sonoro del globo con su proyecto más ambicioso hasta la fecha

Por  IGNACIO MAYORGA ALZATE

octubre 20, 2016

Cortesía

La explosión y difusión de la música mexicana de los últimos 20 años tiene una deuda pendiente con el genio y creatividad de Camilo Lara (Instituto Mexicano de Sonido) y Toy Hernández (Toy Selectah). Ambos productores han contribuido prolíficamente a la creación de un universo sonoro único en el que converge la cumbia, el hip hop, la electrónica, el funk y hasta la música norteña en un montaje que solo tiene sentido dentro de la particular esencia de sus creaciones. Recientemente el dúo se lanzó en su aventura más ambiciosa a la fecha: Compass, un proyecto que recoge los beats de Lara con las texturas musicales de Toy sobre el que músicos de todo el mundo ayudan a construir el álbum más rumbero y pluralista de 2016. Grabado y mezclado en nueve ciudades con 90 músicos de todo el mundo, los dos visionarios tejieron un rico tapiz de ritmos, voces, risas y géneros. Compass, el resultado de esta empresa, consta de 13 canciones que desafían la lógica e invitan a recorrer una Babel musical que no se desploma por el peso de sus ambiciones, sino que alcanza el cielo y roza las estrellas.  

La aventura inició como un diálogo para construir una música con carácter propio, un tejido sonoro en el que las fronteras e idiomas nutrieran la propuesta en lugar de dividirla. Contactaron a decenas de músicos que han conocido a lo largo de su fructífera odisea musical y nació Compass. Lo que parecía un proyecto que se llevaría a cabo de manera remota —enviando las contribuciones en correos electrónicos para que los mexicanos ensamblaran las piezas—, encontró rápidamente el patrocinio de los Red Bull Studios, lo que permitió que Lara y Hernández pudiesen desplazarse alrededor del mundo para encontrarse con los músicos. La ambiciosa apuesta resultó en una combinación ganadora de creativos compartiendo y construyendo un diálogo sonoro de delicada factura e imparable naturaleza festiva. Después de todo, ¿qué es la música sino la celebración de la vida?

“Compass es un proyecto de amistad para encontrar nuestro norte espiritual con madurez”, dice Lara en una miniserie web que documentó el recorrido musical de los productores. “La idea es buscar estos artistas que tienen [en su música] denominación de origen, porque sabemos que podemos jugar con estos sabores dentro de lo que Toy y yo creemos que hacemos”. Y agrega Hernández: “Este proyecto es un poco como el tequila: cada marca de tequila viene de una región específica de mi país y, cuando lo pruebas, puedes notar la diferencia. La música es similar, cada artista incluido en este proyecto es una muestra de su lugar de origen”.

El poder reunir en un proyecto a músicos tan diversos como Eugene Hutz (Gogol Bordello), Nina Sky, MC Lyte, Maluca, Kelli Ali (Sneaker Pimps), Mercurias y Tiombe Lockheart, entre tantos, tantos más, les permitió a Lara y a Hernández la posibilidad de crear un sonido único que, sin embargo, resulta reconocible a todos los escuchas por el sincretismo sonoro de su naturaleza, géneros con los que los que escuchan se sienten identificados, y otros que empiezan a conocer y disfrutar conforme se adentran en el recorrido musical. Así, el balkan colinda con la samba brasilera, el rap con el trip hop y pistas de música norteña, entrelazándose de manera armónica gracias al genio creativo de los productores. Más allá de lo asombrosos que resultan los cortes de Compass, la empresa resuena con dimensiones políticas: “Este proyecto ha sido una búsqueda mística tratando de demostrar que solo hay una pista de baile en todo el mundo”, dijo Lara recientemente a Billboard.

En ese sentido, Compass se consolida como una apuesta por la inclusión de voces y actores en el ejercicio de la construcción musical, apostando por la abrumadora riqueza de ritmos y colores que construyen identidades alrededor del globo. Al final, el baile nos hermana a todos y, cuando la música tiene un espíritu poderoso, no importa el lugar de donde viene si entendemos que, en últimas, todos en el globo compartimos la misma naturaleza.         

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