Dejando atrás sus dos estrellas Michelin que ya, de por sí ponen a Bar Vendôme, del Ritz Paris, en una categoría de restaurantes internacionales digno del reconocimiento de los paladares más exigentes, preferimos enfocarnos en detalles que hacen del emblemático jardín del Ritz, uno de los mejores restaurantes de París.
El Bar Vendôme que tiene una paleta de color que resalta a primera vista entre sus inmensas vigas de hierro verdes y un mobiliario en terciopelo dorado, sobresale entre toda la oferta de restaurantes de París esencialmente por dos factores; la categoría y calidez de su servicio y la exquisitez de su cocina que a primera vista, pareciera no tener grandes pretensiones, pero que termina teniendo un lugar entre los mas grandes de Europa.
Antes de entrar en detalles gastronómicos es justo destacar la excelencia de su servicio. En una ciudad que no precisamente se caracteriza por tener un buen servicio, pero además sin tener eso en cuenta, Bar Vendôme podría tener fácilmente una de las mejores cuadrillas de personal al servicio de los comensales. Desde su calidez, conocimiento sobre la oferta gastronómica hasta el sin número de historias sobre el histórico hotel, ellos hacen que la velada se convierta en un momento único y que el tiempo se aproveche al máximo.
Está claro que el mismísimo F.Scott Fitzgerald estuvo entre sus visitantes frecuentes, lo que lo convierte en un lugar cargado de mística parisina, arte y belleza. Su decoración es precisa, con tapicería en un lujoso terciopelo dorado, marquesina que permite ver las estrellas en la noche y plantas naturales que adornan el espacio.
Con la sensación de una brasserie parisina que evoca finales de los años 1800, el Bar Vendôme es a la vez restaurante y bar, abierto durante todo el día y presenta una grandiosa y ostentosa barra con paneles de madera. En la tarde, es el lugar para tomar el Afternoon Tea importado por M. Ritz directamente desde Londres, con grandes deliciosos aperitivos y bollería local. El jardín colinda con una biblioteca paralela que hace de sala de estar para los huéspedes del hotel y que se convierte fácilmente en un Champagne bar.
La carta de múltiples tiempos de Vendôme es más que precisa. Y aunque esta no es una reseña gastronómica es fácil destacar algunos de sus platos estrella en sus tres tiempos. Desde sus insuperables croissant crocantes en el desayuno que se acompañan con huevos preparados y sazonados personalmente por el chef, pasando por un insuperable sándwich de langosta azul con tomates confinados a la hora del almuerzo que se acompaña de papas rústicas de la casa y en la noche, sus emblemáticas ostras en vinagreta de vino tinto o un delicioso linguini con setas, trufas y espinaca.
Desde el primer café de la mañana, hasta el final de una cena íntima entre amigos, Bar Vendôme, es una de las mejores opciones, en un millar de ellas, dentro de París. Aquí no hay espacio para la arrogancia ni supremacía, por el contrario, su chef, su equipo de cocina y toda su pandilla de servicio, están listos para satisfacer todos nuestros sueños gastronómicos.
