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La heredera de la mafia

Una ama de casa viaja a Italia para imitar a Julia Roberts, pero termina convirtiéndose en Al Pacino (o al menos, en Michelle Pfeiffer)

Catherine Hardwicke 

/ Toni Collette, Monica Bellucci, Eduardo Scarpetta, Giulio Corso

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cine Colombia

En 1988, el fallecido Jonathan Demme dirigió un exquisito placer culposo llamado Casada con la mafia, en el que Michelle Pfeiffer interpretó a Angela de Marco, una mujer casada con un mafioso llamado Frank (Alec Baldwin). Cuando este es asesinado, ella intenta cambiar de estilo de vida en contra de la voluntad de Tony Russo (Dean Stockwell), el jefe Frank, así como de un agente del FBI interpretado por Matthew Modine, que termina enamorándose de ella.

Como si se tratara de una versión libre de la cinta del director de El silencio de los inocentes, la directora de Crepúsculo, nos presenta la comedia La heredera de la mafia, la cual vuelve invierte la premisa. En ella, Toni Collette (con quien Hardwicke ya había trabajado en la cinta Ya te extraño), interpreta a Kristin Balbano, esposa y madre de Domenick (Tommy Rodger), un hijo adolescente.

Al enterarse que Paul (Tim Daish), su pésimo marido, le es infiel, Kristin decide aprovechar la invitación al funeral de un abuelo al que no conoció muy bien, para viajar a Italia en plan de Comer, amar y rezar, título tanto del libro cursi como de la película aún más cursi, protagonizada por Julia Roberts. Aunque, por consejo de su mejor amiga Jenny (Sophia Nomvete), ella decide reemplazar el rezar por un acto un poco más profano.

Ya en Italia, Kristin va a conocer a Bianca (Monica Bellucci), una consigliere al mejor estilo de Robert Duvall en El Padrino, quien le revela que la empresa vinícola de los Balbano es una fachada y que, por deseos del abuelo ella es quien debe convertirse en la Capo di tutti capi, convirtiendo a la mujer que deseaba unas vacaciones, en la versión femenina de Al Pacino en la cinta de Coppola. 

Eso no significa que Kristin no encuentre el amor, quien es encarnado en el joven y apuesto Lorenzo (Giulio Corso), quien viene a ser el equivalente de Modine en Casada con la mafia (algo más que predecible). Pero no todo es romance en esta cinta, ya que los miembros de la familia rival van a querer eliminarla y eso lleva a muchos tiroteos y escenas sangrientas (especialmente una que involucra, ojos, testículos y un zapato de tacón puntilla).

La heredera de la mafia puede que no sea muy original, como tampoco profunda. Pero lo que no se puede negar es que es tremendamente divertida. Esta amalgama entre Comer, beber, amar y El Padrino (o Bajo el sol de Toscana y Scarface), es una comedia de besos y tiros que apela tanto a los amantes de las comedias románticas como a los que tenemos debilidad por las películas de mafia. Además, cuenta con el talento de dos grandes actrices. No hay que pedir más.

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