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Jessie Reyez, paso a paso

Una carrera construida a partir de un sueño, con intuición, carisma y mucha perseverancia

Por  VALENTINA VILLAMIL

septiembre 26, 2023

CORTESÍA UNIVERSAL MUSIC

Hace una década, la arena y el mar componían el telón de fondo de las primeras notas que Jessica Reyez extraía de su guitarra ante un público escaso. Cuando el sol se ponía, la cantante colombocanadiense se presentaba frente a personas que iban a bares poco frecuentados. Estos apenas eran los primeros pasos de la intérprete cuya trayectoria se tejió con hilos de perseverancia y una pasión inextinguible por la música.

Nacida en Canadá, Jessie fue criada al ritmo de Alquimia, Celia Cruz y Carlos Vives, quienes resonaban en las paredes de un hogar formado por puros colombianos. Su sangre caleña se ve reflejada en su acento cuando habla español, aunque muchas de sus frases se vean interrumpidas por palabras en inglés. “En Canadá me siento 90 % colombiana, en Colombia me siento 50 % colombiana”, comenta, para luego recordar cómo mantuvo vivas las raíces latinas a lo largo de su vida.

“Mi mamá tenía una regla, ella no quería que perdiera la habilidad de hablar el idioma, entonces, en la casa, no se podía hablar nada de inglés”. Pero su crianza no se limitaba solo al idioma, las costumbres y la cocina de Colombia también dejaron su huella, formando un mosaico cultural que moldeó su perspectiva. Sin embargo, esta inmersión en lo colombiano también la enfrentó a ciertas diferencias culturales entre Canadá y su país de origen.

CORTESÍA UNIVERSAL MUSIC.

Además de ser encasillada en estereotipos y recibir burlas por su pronunciación del inglés, a menudo se sentía víctima del “tokenismo”, la práctica que busca representar a las minorías a través de una inclusión superficial y poco genuina. Pero, a pesar de los señalamientos y las críticas, Jessie creció como una mujer resiliente, agradecida con las adversidades que atravesó y que le enseñaron a tener “la piel gruesita”.

La música en su vida siempre fue una constante. Desde aprender a tocar guitarra a corta edad, hasta destinar sus tardes después de clases para ir a bailar, Reyez dedicaba su vida al hip hop, incluso si eso comprometía sus estudios. “Yo soñaba con esto desde chiquitica. Incluso, entonces soñaba mucho más”, comenta. “Cuando tenía 14 años, me hicieron la fotico para el anuario. También te hacen unas preguntas sobre ti, tu apodo, tu meta en la vida, qué te gusta, qué no te gusta, y una de las cosas era, ‘¿Usted qué va a ser?’, y dije: ‘Yo voy a ser famosa, voy a tener un montón de plata, voy a llegar hasta arriba, voy a hacer música bacana’. ¡Yo tenía 14 añitos!”.

Durante la escuela secundaria, Jessie intentaba escribir algunos versos de lo que en algún momento podrían llegar a ser canciones. Sin embargo, no fue hasta cuando un amor adolescente le rompió el corazón cuando ella empezó a “escribir sobre el dolor de verdad”. Esto la impulsó hacia una travesía artística más profunda. Aquella experiencia la llevó a canalizar su corazón roto y convertirlo en poesía. Al graduarse, su vida dio otro giro. Sus padres tuvieron que mudarse a Florida, y sin otra opción, se embarcó en esa nueva etapa.

Aunque inicialmente se dedicó a trabajar como camarera, en su tiempo viviendo en Miami se encontró inmersa en la intensa vida nocturna de la ciudad, lo que la alejó de su propósito principal. “La gente está de fiesta todo el tiempo, y si trabajas en la industria, estás durmiendo todo el día y en el club toda la noche, día tras día”. Así transcurrió un año en esta dinámica, dividiendo su tiempo entre hacer un poco de dinero, ir de bar en bar y dar a conocer su música en las playas.

“Mi madre se preocupaba mucho cuando iba a esos open mics a las 11, 12 de la noche”, recuerda. “Yo cantaba y de pronto había cuatro o cinco personas en el bar. Pero algo que mantengo son los nervios que me dieron en ese momento, antes de montarme al escenario con cinco personas ahí en el bar. Esos nervios son los mismos que me dan ahora cuando voy a presentarme frente a miles de personas”.

Durante sus primeros contactos con un público aprendió que la confianza era su arma más poderosa; el proceso de encontrar su voz y crear su presencia en el escenario no fue un camino fácil. Jessie recurrió a la práctica constante y al estudio minucioso para pulir su arte. Pasaba horas desglosando actuaciones de artistas que admiraba, absorbiendo lo que les hacía brillar y aplicándolo a su propio estilo.

“Uno no puede dejar que el miedo gane, y uno no puede dejar que la crítica de la otra gente gane. Porque el humano es como un tiburón que puede oler sangre dentro del agua. Una persona es capaz de oler cuando alguien tiene miedo o está insegura”, explica. Jessie se convirtió en una estudiante apasionada de su propia carrera, haciendo de artistas como Amy Winehouse, Kid Kudi, 2PAC, Frank Ocean, entre otros, sus mentores espirituales. Su voz única y su habilidad para mezclar el rap con el canto tan solo es el reflejo de años de entrenamiento que le permitieron forjar su sonido personal.

En su último tiempo viviendo en la Florida, Reyez logró reconectar con su arte y, siguiendo este impulso, dio a luz sus primeras canciones. ‘Status’ fue una de ellas y esta hizo su camino hasta los oídos de King Louie.


“Fue la primera vez en mi vida profesional que pude detenerme y oler las flores. Fue la primera vez que pude hacer inventario de todo lo que había pasado y sacarlo a la luz”.


En 2014, regresó a Toronto porque la habían aceptado en The Remix Project’s Academy of Recording Arts, y con King Louie tuvo la oportunidad de lanzar el tema ‘Living in the Sky’. “A veces solo necesitas una persona. Una o dos personas que confíen en tu habilidad y echar pa’ lante”, comenta. “Me acuerdo de las personas que no creían y de las que sí. Tenía amistades que me decían, ‘No, Jessie, ya deja eso, ya llevas muchos años, y eso no va a pasar’. Y [estaban] las amistades que me decían, ‘No, siga, usted tiene una voz muy bacana y muy diferente’”.

Por muchos años, Reyez hizo de su ingenio su mejor aliado. No importaba la falta de recursos o la cantidad de puertas que le cerraran, la cantante creó sus propios caminos alternativos para abrirse un espacio en la industria musical.

“Yo pasé un tiempo como entrenadora personal, e intercambiaba esos servicios con productores; ‘Yo lo entreno una hora, le regalo una de entrenamiento y usted me deja en el estudio una hora’”. Y cuando no podía concretar un espacio para grabar sus composiciones, convertía su armario en su propio set de grabación. “Si uno pone suficientes cobijas, el sonido no rebota”, señala.

Sus sacrificios finalmente dieron fruto. En 2016, Reyez publicó sus sencillos ‘Shutter Island’ y ‘Figures’. Este último logró entrar a en la lista de Billboard Canadian Hot 100, presentando a la cantante como la próxima hitmaker del R&B.

Esta primera prueba del éxito que Jessie era capaz de lograr no la detuvo. En septiembre de 2017, la artista colaboró junto a Calvin Harris en el sencillo ‘Hard to Love’. La canción marcó un hito en su trayectoria, catapultándola a nuevos públicos y a explorar más aquel estilo con el que muchos estaban conectando. Su carrera avanzaba lento, pero haciendo de cada paso una victoria, Jessie continuó trabajando con Harris, y en 2018, figuró como compositora de uno de los éxitos de entonces, ‘One Kiss’ del DJ escocés junto a Dua Lipa.

Más tarde ese mismo año, lanzó su primer EP titulado, Being Human In Public, colaborando con artistas como JRM, Kehlani y Normani. En esta colección de canciones, la artista ofreció una mirada profunda a la complejidad del ser humano, abordando temas personales con una honestidad abrumadora.

Los elogios y los reconocimientos no tardaron en llegar, y, a pesar de ser su primera entrega, esta supuso una nominación al Mejor álbum urbano contemporáneo en los Grammy de 2020. En medio de un triunfo tras otro, Jessie no se había detenido ni un solo momento para apreciar sus logros.

“Cuando llegó la pandemia, fue la primera vez en la vida que paré, miré a los lados, y me di cuenta de todo lo que había pasado, en cuánto tiempo y todo lo que había podido lograr”, recuerda. “Fue la primera vez en mi vida profesional que pude detenerme y oler las flores. Fue la primera vez que pude hacer inventario de todo lo que había pasado y sacarlo a la luz”.

La experiencia de poder trabajar con grandes de la industria le ha otorgado a Jessie una serie de lecciones fundamentales y nuevas perspectivas sobre su proceso creativo. Reyez solía ser el tipo de compositora que sentía la necesidad de dejar todas sus ideas por escrito para convertirlas en una canción después.

“Cuando estaba empezando en Los Ángeles yo andaba con mi cuadernito y mi guitarra. Mi retentiva de letras es muy buena, pero de melodías no tanto, así que a veces tengo que grabar y escribir”.

En su tiempo allí, mientras improvisaba y experimentaba con letras en el estudio, Jessie se percató de la necesidad de escribir una línea antes de olvidarla. “Babyface me paró y me dijo: ‘Jessie, si es lo suficientemente buena, la recordarás y no tendrás que escribirla’”. Desde entonces, sus libretas llenas de líricas y versos se quedan en un estante en su casa en Toronto. “Si la emoción es lo suficientemente potente, la recordarás. Y si no, entonces, algunas veces, es una indicación de que no es una letra tan sólida como la pensaste”.

GETTY IMAGES.

BEFORE LOVE CAME TO KILL US, su primer álbum de estudio, llegó en marzo de 2020. Este trabajo es una muestra de las habilidades de Reyez para dominar diferentes géneros musicales, mientras los estampa con su particular voz. Dentro de este opus musical, Jessie se desnuda emocionalmente, explorando un caleidoscopio de temas como la muerte y el amor, enlazando las fibras más íntimas de la experiencia humana.

A lo largo de 14 temas, la cantante presenta baladas de desamor desgarradoras, incluyendo colaboraciones con 6LACK y Eminem. Esta no era la primera vez que Jessie se cruzaba con este último en el estudio. Un par de años antes, en 2018, la cantante prestó su voz para el tema ‘Good Guy’, perteneciente al décimo álbum de Eminem, Kamikaze.

Un cálido recuerdo emerge cuando la artista reflexiona sobre el momento en que su voz se unió a la del legendario rapero de Detroit. “Yo estaba rezando para que me fuera bien, aunque nunca sabes qué va a suceder. Nos conocimos, nos abrazamos. Tuve que calmarme, y ahí fuimos al estudio”.

Más allá de intercambiar rimas, ‘Good Guy’ también recibió un tratamiento visual en el que Reyez demostró sus destrezas actorales junto a Eminem. El clip sigue la historia de lo que parece ser una pareja en los últimos momentos de su relación, destruida por las infidelidades, las adicciones y las batallas internas de cada uno. Pero, además de presenciar la manera de componer de uno de sus artistas favoritos, también aprendió sobre cómo agilizar el proceso de producción en un video musical.

“Él miraba el monitor y decía, ‘Esta toma sí y esta no’. Gracias a eso ahora hago mis videos de manera muy diferente. Me parece increíble poder ver a alguien a ese nivel, ejercer ese nivel de competencia, y también poder aprender, tener ese asiento en primera fila para poder aprender. Agradecí mucho eso en aquel momento”.

Reyez no se preocupa mucho por los números, y tampoco se deja envolver con métricas y estadísticas, donde la cantidad de streams a menudo se convierten en el estándar de éxito. Un viaje que comenzó en pequeños escenarios, ahora se refleja en la comunidad que ella ha construido lenta, pero conscientemente. Como ella misma afirma, Reyez cae en un punto intermedio entre dos extremos: la purista que busca la autenticidad del arte y la esencia creativa, y la artista orientada hacia el éxito comercial y los logros tangibles.

“Con esto debes preguntarte qué tipo de artista quieres ser, qué reglas quieres seguir y cuáles no”, explica. “Es una paradoja. Crear para mí es algo sagrado. Los números y el marketing vienen después de eso. Para todo hay un lugar y un momento”.

La artista también sabe que, más allá de los estudios de grabación, los escenarios esconden muchas de las claves del éxito, y ha tenido la fortuna de acompañar giras de gente como Halsey o Sam Smith, teniendo la oportunidad de llevar su espectáculo a Europa, Asia, Estados Unidos, Canadá y México. Y en 2020, la pandemia le impidió desarrollar un tour importantísimo junto a Billie Eilish.

BEFORE LOVE CAME TO KILL US: Su primer álbum de estudio llegó en marzo de 2020 y es una muestra de las habilidades de Reyez para dominar diferentes géneros musicales, mientras los estampa con su particular voz. CORTESÍA UNIVERSAL MUSIC.

El año pasado, lanzó YESSIE, su segundo álbum. Titulado como la verdadera pronunciación de su nombre, el trabajo presenta 11 canciones en las que, una vez más, mezcla sus influencias de R&B con ritmos latinos y géneros cercanos a su crianza colombiana. Aquí, tanto el inglés como el español se ven alternados de verso en verso de manera más evidente, mientras sigue su concepto de cantarle al desamor, la pérdida y la sanación.

Con diez años de carrera, Jessie sabe que, si mira hacia atrás, puede hacer recuento de una historia con muchas adversidades, pero que tarde o temprano, aquellos senderos escarpados desembocaron en algún lugar. En última instancia, su trayectoria demuestra una verdad universal: la vida es una paradoja, un constante flujo entre el pasado y el presente, entre la sensación de que el tiempo ha volado contrapuesta con el sentimiento de que cada paso ha sido un largo viaje. Y mientras mantiene el vivo recuerdo de dónde viene, sus inicios y sus principios fundamentados en la perseverancia, Reyez resalta que “uno solo pierde cuando se detiene”.